Un día después de conocerse su sanción de tres partidos y 7.000 dólares por la expulsión sufrida durante el triunfo sobre Athletico Paranaense, Mario Saralegui destacó que “hubo un gran trabajo de parte de Peñarol y una gran influencia en Conmebol”. “Nos posiciona en un lugar que, por momentos, parecía que habíamos perdido. Eso es más importante para el club que para mí”, dijo al programa 100% Deporte, de Sport 890.

El entrenador carbonero reconoció que esperaba un castigo más duro porque “el error es obvio”, aunque puntualizó que “nunca hubo agresión y con eso Peñarol manejó el tema, con mucha inteligencia”.

Respecto a la derrota a manos de Defensor Sporting por 2-1 el pasado domingo en el Franzini, donde colocó un equipo mixto entre titulares y suplentes, comentó que “tenía muy pocas alternativas por la diferencia que sacó Nacional” en la Anual. “No podía jugar ese partido sólo con suplentes. Después de que pasan las cosas uno vuelve a pensarlas. Yo quería que los jugadores jugaran medio tiempo, pero por cómo se dio el partido me obligó a que algunos jugaran los 90 minutos e hicieran un desgaste importante”, señaló.

En el primer tiempo pasó todo lo que no tenía que pasar

“Lamentablemente no es tan fácil como hablar y decir ‘hay que poner a este’. La realidad es lo que pasa en los partidos. A veces pensás algunas cosas en tu casa y se dan otras. Yo había mirado el partido de Defensor con Danubio, y nada que ver. Más allá de la alineación, nos sorprendieron en la parte táctica con un pressing alto que nos complicó. No pudimos nunca armarnos y quedaban las distancias largas. En el primer tiempo pasó todo lo que no tenía que pasar”, afirmó.

“Lo ideal sería tener dos equipos, como se tuvo siempre. Cuando ganábamos la Libertadores había dos equipos y acá no jugábamos nosotros (los titulares); en lo local jugaba un equipo alterno. Lo que pasa es que para eso hay que armar un plantel y trabajar con tiempo. Hoy tenemos jugadores en rojo; unos por falta de minutos y otros por exceso. No hemos logrado equilibrar eso y lamentablemente es ese el problema que estamos pagando”, dijo, y espera resolverlo a futuro “con otro tipo de trabajo y otra planificación”.

Uno de los suplentes que arrancó jugando ante Defensor Sporting fue Matías de los Santos, que volvió a jugar fuera de su puesto y se paró de volante por izquierda. A su entender “es el único que ha quedado de una generación en la que el mejor era él”. “Cuando eran chicos no hablaban de Valverde; hablaban de él. Hoy en el fútbol hay que tener la capacidad de adaptarse a más de una posición. Tengo confianza en que se va a recuperar. Y si no puede jugar donde está jugando debería tener la chance de jugar por adentro”, admitió.

Contento porque desde hoy tendrá al argentino Ariel Nahuelpán en los entrenamientos, sabe que Nacional le sacó “una distancia importante en la Anual” pero promete dar pelea porque “falta mucho campeonato y quedan dos clásicos por jugar”. “El problema es que no es sólo Nacional; hay otros equipos que están haciendo un buen campeonato. Pero también está el Clausura, que te da una chance. No es sólo la Anual la que juega”, dijo.

La U de Chile y el “pajarito apenado”

Consultado por el interés que se rumoreó de parte de Universidad de Chile en los últimos días, dijo que nadie del club lo llamó. “Estamos metidos de cabeza en este partido (con Vélez Sarsfield) tratando de concentrarnos al máximo porque es el más importante del proceso que venimos haciendo”, dijo.

“Sebastián López, un amigo de toda la vida con el que jugué y que también es amigo de Abreu, como vive ahí hace años y es porfiado me quiere llevar a dirigir. Lo vi cuando fuimos a Chile y después no tuve contactos. Es una sorpresa, pero no me ha llamado nadie. Estamos metidos en esto a full y por el momento no hay nada”, aclaró el artiguense sobre el interés de la Uchi.

“Mi pensamiento es muy firme; hace muchos años que quería volver a mi club y lo que deseo es que las cosas salgan bien acá. El futuro siempre está por venir. Uno debe preocuparse por lo que hace hoy para que le vaya bien mañana. Si dejamos volar la cabeza en cosas que nos van a distraer, se complica”, puntualizó.

Por último, cuando volvieron a preguntarle por sus sensaciones después de la polémica que generó en las redes sociales la pasada semana por las publicaciones, fue claro: “El Pajarito está con una pena más grande que la mía. Está apenado. El Twitter es bravo y peligroso”.