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Robinho está preso en el complejo penitenciario de Tremembé, en San Pablo, hace ya 19 meses. La Justicia de Italia lo condenó a nueve años de cárcel en 2017 por un caso de abuso sexual colectivo consumado en una discoteca de Milán en 2013 contra una joven albanesa, pero recién el 21 de marzo de 2024 empezó a pagar la pena.
La prisión de Tremembé, ubicada a 150 kilómetros de San Pablo, alberga a unos 400 presos y es conocida como la “cárcel de los famosos” por ser el lugar al que la Justicia brasileña envía a los condenados de renombre. “Esta es una unidad penitenciaria donde todos quieren venir porque hay trabajo”, explicó en un video publicado por el Consejo Comunitario Taubaté, una organización sin fines de lucro creada con el fin de apoyar al Poder Judicial.
“Acá no hay grupitos criminales ni opresión. Al contrario: aquí el objetivo es reeducar y reinsertar a quienes cometieron un error. Nunca tuve ningún tipo de liderazgo, ni aquí ni en ningún otro sitio. Aquí, los guardias son los que mandan, como ya les dije, y nosotros, los internos, solo obedecemos”, expresó.
“Nunca vi una pelea acá, ni siquiera en el fútbol, cuando hay un partido informal. Aquí, todos se portan muy bien. Si hubiera habido alguna infracción, algún problema, estaría registrado en mi expediente. Nunca he tenido ningún problema con nadie”, declaró.
“Nunca tuve problemas con los guardias ni con otro recluso. Aquí en la unidad no se permite ningún tipo de discusión, y mucho menos con los guardias. Todos recibimos el mismo trato. No recibo un trato diferente por haber sido futbolista. El trato aquí es el mismo para todos los reclusos”, afirmó Robinho.
“Mi alimentación, mi horario de sueño: todo es igual que el de los demás internos. Nunca he comido nada diferente, nunca he recibido un trato diferencial. Hago lo mismo que hacen los demás internos. Tengo la oportunidad de trabajar, como ya dije, de leer un libro para reducir mi condena, y de vez en cuando podemos jugar al fútbol, así que nos lo permiten cuando no hay trabajo, que es los domingos”, señaló el exdelantero formado en Santos.
“Cuando mi esposa no viene sola, viene con mis hijos. El mayor juega al fútbol y los otros dos pueden venir. La visita es la misma y el trato es el mismo para todos. Nunca he tenido nada diferente. Las mentiras que han salido a la luz, de que soy líder, que tengo problemas psicológicos... nunca los he tenido. Nunca he tenido que tomar medicamentos, gracias a Dios, a pesar de la dificultad de estar en prisión. Gracias a Dios, siempre tuve la cabeza bien puesta sobre los hombros y estoy haciendo lo que hacen los demás “, concluyó.
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