Robinho está preso en el complejo penitenciario de Tremembé, en San Pablo, desde el 21 de marzo de 2024. La Justicia de Italia lo condenó a nueve años de cárcel en 2017 por un caso de abuso sexual colectivo consumado en una discoteca de Milán en 2013 contra una joven albanesa, pero recién el año pasado empezó a pagar la pena.
Antes del juicio en Italia, Robinho volvió a Brasil aprovechando la prohibición de extraditar a sus nacionales. Permaneció en su tierra natal desde entonces, hasta que la Justicia italiana solicitó a la brasileña que el exfutbolista de 41 años cumpliera el castigo en su país. Así lo entendió el Supremo Tribunal de Justicia (STJ) brasileño.
La cárcel de Tremembé, ubicada a 150 kilómetros de San Pablo, alberga a unos 400 presos y es conocida como la “cárcel de los famosos” por ser el lugar al que la Justicia brasileña envía a los condenados de renombre.
Los abogados de Robinho presentaron ante el STJ y el Supremo Tribunal Federal (STF) recursos que podrían liberar a su cliente de la prisión, alegando diferencias entre las legislaciones de los dos países involucrados. Una de esas diferencias es que en Italia el período punitivo mínimo es de ocho años, contra un máximo de seis en Brasil.
En sesión virtual, se analizarán, a partir de este jueves, esos recursos que apuntan a bajar la pena de nueve a seis años. De lograrlo, el exjugador de la selección brasileña pasaría a un régimen semiabierto.
Si bien la Justicia italiana no designó un representante legal en el asunto, está actuando como una tercera parte del proceso la União Brasileira de Mulheres, que entiende que el STJ no tiene competencia para modificar la sentencia de la Justicia italiana.