Todos los relojes del país estaban cerca de marcar las 20:00 cuando la prensa pudo acceder a la sala de conferencias del Museo del Fútbol, donde hablaría, bajo mucha expectativa, Marcelo Bielsa.

Las dudas eran las mismas que las de todos los ciudadanos. Tal vez con alguna información puntual desde adentro de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), pero una incertidumbre pocas veces vista antes.

El bajo rendimiento de la selección uruguaya en los últimos meses ya ponía un manto de incertidumbre a la continuidad del entrenador celeste, quien sorprendió solicitando la conferencia de prensa.

Esto solo hizo aumentar las dudas, ya que con esta modalidad había anunciado sus respectivas renuncias de las selecciones de Argentina (2004) y Chile (2011), y del Olympique Marsella francés (2017).

Eran las 19:57 cuando, por una puerta del costado, ingresó caminando, con una libreta bajo el brazo, el director técnico de la Celeste. Si bien se comunicó previamente que no iba a empezar antes de la hora estipulada, el entrenador se adelantó y la conferencia empezó con dos minutos de anticipación.

Se sentó, el encargado de prensa comenzó a hablar y fue ahí cuando Bielsa lo interrumpió mínimamente para explicar el motivo de su conferencia. Luego de eso, aceptó preguntas, las primeras en Uruguay tras la goleada 5-1 sufrida el pasado martes frente a Estados Unidos, aunque primero dejó en claro sus ganas de seguir al frente de la Celeste.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de Montevideo Portal (@portalmvd)

Fiel a su estilo, el argentino respondió cada una de las preguntas iniciales con su mirada hacia otro lado, mayormente para abajo.

La sintonía siguió siendo la misma, hasta que, llegando a la media hora de conferencia, una pregunta lo cambió todo.

“Después de la Copa América hubo un episodio que revolucionó todo, que fueron las manifestaciones públicas de Luis Suárez (…) Desde ese momento hasta aquí, ¿usted cree que se restauró su autoridad?”, preguntó un periodista.

En ese momento, Bielsa levantó levemente su mirada para observar al comunicador, al que, de forma increíble, identificó de antemano solamente con escucharlo.

Le contestó, le repreguntó y, en ese momento, hizo algo que pocas veces se ha visto en su persona: mirarlo directamente mientras le contestaba.

El intercambio, bajo la atenta mirada de Jorge Giordano, el director de selecciones nacionales de la AUF —que estaba sentado cerca de uno de los laterales de la sala—, continuó durante más de 30 minutos.

Pero no solo eso, sino que, en ese momento, se pudo ver cómo, a pesar del apasionado intercambio, el entrenador esbozó una leve sonrisa, en señal de disfrute.

Esa situación hizo que la conferencia se alargara más de lo esperado, yéndose hasta la hora y 45 minutos de duración. Por ese motivo, muchos periodistas —de los casi 50 que había en la sala— se quedaron sin poder hacer su consulta.

Igualmente, los momentos agradables y de risa no faltaron. Desde su escucha atenta a la respuesta sobre a qué género musical pertenece el Canario Luna, al chiste que les contó —y no causó gracia— a los jugadores en México.

Cuando parecía que podía volver a su estilo habitual de respuestas, contestó la siguiente pregunta también mirando a los ojos al colega que la hizo, y ahí fue cuando mostró una de las hojas que traía en su libreta de apuntes.

Gestos de negación, bromas y muchos movimientos en la silla que volvieron locos a los fotógrafos, quienes no paraban de moverse de un lado a otro para poder capturar la mejor imagen del entrenador.

Esos movimientos hicieron que constantemente golpeara el micrófono y quedara hablando sin él, lo que parecía preocupar a los encargados del área de comunicación de la AUF, quienes habían preparado todo con anticipación y mucho cuidado.

No se quedó quieto, al punto de que, en un momento, tiró su libreta sobre la mesa mientras hablaba, sorprendiendo a los presentes.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de Montevideo Portal (@portalmvd)

La conferencia fue tan larga que se terminó dos botellas de agua. Apenas ingresó, comenzó a beber la que ya estaba sobre la mesa, y al cabo de, por lo menos, una hora, se la tuvieron que reponer.

Del otro lado, los periodistas. Insistencias para preguntar, caras de concentración y hasta aceptación de ciertas explicaciones que dio el argentino.

La conferencia terminó abruptamente pasadas las 21:40. Bielsa se levantó, agarró sus cosas y se fue solo, cabeza gacha y sin mirar a nadie, hacia la puerta por la que había ingresado.