Rafael Nadal se despidió del ATP 500 de Barcelona al caer derrotado en
segunda ronda (7-5 y 6-1) por el australiano Alex de Miñaur, cuarto cabeza de
serie del torneo y 11º jugador del ránking ATP, en una hora y 52 minutos de
juego.
El español no pudo con el ritmo frenético que le puso al
duelo su adversario, muy sólido desde el fondo de la pista y que, consciente de
las dificultades del balear para correr hacia delante, lo acribilló a dejadas
desde el juego inicial.
El 12 veces campeón del trofeo Conde de Godó empezó el
partido perdiendo su saque, pero pronto encontró una velocidad de crucero para
darle la vuelta a partido y encadenar cuatro juegos seguidos e incluso forzar
una bola de break para adelantarse 5-3.
Pero cuando De Miñaur salvó esa oportunidad de quiebre y
conservó su servicio para el 4-4, Nadal se dio cuenta de que, para seguir vivo
en uno de sus torneos fetiches, tendría que hacer un esfuerzo titánico, incluso
para él, acostumbrado a todo tipo de gestas en su carrera.
El 14 veces campeón de Roland Garros se aferró unos minutos
más a la pista que lleva su nombre, alternando algún golpe de mérito -sobre
todo con su revés cruzado- y sostenido por los más de 8.000 espectadores que no
querían perderse el que probablemente fue su último baile en Barcelona.
Pero con el 5-5 el marcador, De Miñaur afiló su tenis para
llevarse en blanco los dos juegos siguientes y cerrar el primer set por 5-7.
Al australiano, cuartofinalista en Montecarlo, le había
costado una hora y 10 minutos doblegar al rey del polvo de ladrillo, quien a
sus 37 años disputaba su segundo partido oficial en 103 días y mermado
físicamente.
Aún así, Nadal intentó mantener la compostura al inicio del
segundo set, mientras se sonreía a cada fallo, como perdonándose el no poder
competir a su nivel habitual a estas alturas de su carrera. El exnúmero
uno del mundo ganó su primer saque en este segundo parcial para adelantarse 1-0
en el marcador, pero perdió los seis siguientes para entregar el parcial por
1-6.
En cuanto se consumó la derrota, Rafa Nadal se marchó de la
pista, como es él, sin dramas, y mientras se despedía tímidamente del público
de la central que la ovacionaba puesto en pie, incluido Alex de Miñaur, que
apenas celebró su pase a octavos de final.
Tras el partido, Nadal fue claro: “Soy una persona bastante estable y me
intento tomar las cosas con filosofía. Lo normal es que haya sido mi último
partido en el Godó. El futuro nunca se sabe lo que te depara. La vida me está
marcando el camino de una manera bastante clara y he jugado este torneo como si
fuera mi último en el Godó”.
Al australiano le espera en la siguiente ronda el ganador del
duelo entre el alemán Daniel Altmaier y el francés Arthur Fils, 16º cabeza de
serie del torneo.
EFE / FútbolUy
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