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Tenis
Hasta acá

Pérez Cassarino renunció a la capitanía de Uruguay en la Copa Davis tras 20 temporadas

“Entiendo que es el momento correcto para dar un paso al costado”, explicó el Bebe sobre su salida del equipo uruguayo de tenis.

30.10.2023 10:43

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2023-10-30T10:43:00-03:00
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Por Fernando Tetes

Luego de 20 temporadas y de haber participado en 44 series, Enrique Pérez Cassarino decidió alejarse del puesto de capitán de Copa Davis de Uruguay.

Reconocido por su trabajo al frente del equipo celeste por parte de la Federación Internacional de Tenis en 2019 como uno de los entrenadores que más tiempo ha estado al frente de un equipo nacional, Bebe pone fin a su labor con un saldo de 24 triunfos contra 20 derrotas.

Pérez Cassarino completó dos etapas como capitán uruguayo: primero entre 1996 (debutó en la serie ante Guatemala) y 2001, y luego a partir de 2010 hasta ahora.

Como entrenador, Bebe también ha trabajado con jugadores de la talla de Alex Corretja, Francisco Clavet, Nicolás Lapentti, Fernando Meligeni, Galo Blanco y Marcelo Filippini, entre otros y, como consecuencia de su vinculación con jugadores internacionales, ha participado en equipos de dirección en series de Copa Davis de otros países.

¿Por qué decidiste alejarte del puesto de capitán de Copa Davis?

Es muy difícil de responder en pocas palabras, pero todo tiene su ciclo, su tiempo. De hecho, cuando el año pasado cambió la directiva de la Asociación Uruguaya de Tenis (AUT), me pareció que era lógico poner el cargo a disposición porque yo había llegado con otros directivos y en ese momento la AUT consideró que debía continuar. Por otra parte, era un sorteo difícil, porque por primera vez Uruguay jugaba en Zimbabue y para el nuevo capitán iba a ser complicado asumir en una serie con esas características, por eso me comprometí a continuar en 2023.

¿Sentís que éste era el momento más apropiado para esta decisión?

Hay momentos para todo. Ya han pasado muchos años desde que asumí y también estamos ante un recambio natural de jugadores. Aunque es una decisión difícil, porque llevo la Copa Davis en mi familia, en mi sangre desde que nací, entiendo que es el momento correcto para dar un paso al costado.

¿Cómo lo tomó la directiva de la AUT?

Tuvimos una reunión después de dos semanas de la serie con Egipto en la que cada parte expuso su visión y 10 días después presenté mi renuncia y no volvimos a reunirnos, algo que imagino que sucederá en los próximos días

¿Hay avidez por ese cargo de capitán?

Creo que siempre será un objetivo para un entrenador de competición. Gracias a los jugadores y a las directivas puede mantenerme trabajando como capitán, pero entiendo que ese puesto debe ser una meta para todo entrenador que quiera seguir avanzando.

¿Influye en esta decisión que se deben tomar determinaciones acerca de cómo generar más tenistas, qué hacer con quiénes están jugando, cómo se maneja la participación en el equipo nacional?

Uruguay ha tenido el privilegio de contar con jugadores de la calidad de Joselo Damiani hasta Pablo Cuevas que nos acostumbraron a un nivel en la Copa Davis que de pronto no reflejaba la estructura tenística que existe y existía en el país. Si uno piensa que Argentina, Estados Unidos, España o Alemania se quedan sin jugadores de elite, son países cuyo proyecto permite que, de cada 30 jugadores, salgan cuatro, cinco, u ocho que puedan representarlos. En Uruguay son muy pocos los chicos y las chicas que se dedican al tenis a nivel competitivo y generan un sacrificio familiar económico muy grande que impide que sigan surgiendo jugadores. Siempre le digo a los chicos que jueguen en función de sus posibilidades. No es correcto ponerle a algún jugador la mochila de lo que fueron Marcelo Filippini, Diego Pérez o Pablo Cuevas. Cada uno tiene que representar la realidad del país en cada momento. En los últimos años, sobre todo en los que Cuevas estuvo lesionado con sus dos operaciones de rodilla, tuvimos la suerte de poder mantenernos en los grupos de arriba, excepto en 2017, que descendimos al Grupo III, y en ese momento ningún jugador de los principales pudo participar, pero regresamos enseguida a la elite continental. Esto generó una motivación para que los Franco Roncadelli, Toto Llanes y ahora los mellizos Aguilar quieran formar parte y competir sanamente por estar en el equipo. Deberíamos tener más chicos en esa situación para mejorar nuestro potencial.

Entre tantos jugadores que integraron el equipo, por ejemplo, Martín Cuevas debutó y se despidió del contigo como capitán, pero como contrapartida, a Pablo Cuevas no lo tuviste disponible en tantas series.

Foto: Nicolás Rodríguez - FocoUy

Foto: Nicolás Rodríguez - FocoUy

¿Tuviste mala fortuna?

Diría que fueron más las veces que no estuvo que las que participó. Hubo un lapso de dos años y medio entre sus operaciones de rodilla y la recuperación, en las que no estuvo disponible. También hay un problema con los calendarios de ATP e ITF que complican mucho. Sin ir más lejos, este año Ariel Behar jugó el Abierto de Australia, de allí viajó a Zimbabue para defender a Uruguay y el miércoles siguiente debutó en el torneo de Córdoba. Es un sacrificio del que se sabe que alguna de esas competencias va a dar ventaja, y de hecho en Argentina Ari pagó el precio. En cuanto a Pablo, fue una lástima no haber podido contar con un tenista de su nivel en más series de Copa Davis. Él hacía la diferencia y el equipo lo sentía. Sin embargo, pudimos mantenernos contando con quienes podían jugar. En su momento Marcel Felder estuvo muchos años, y Martín Cuevas debutó y se retiró en un mismo ciclo de capitanía, algo difícil de encontrar en la historia de la Davis.

¿Qué cuentas quedan pendientes de estos 20 años?

El trago más amargo es no haber llegado al Grupo Mundial luego de tener una oportunidad tras 25 años. Estuvimos 1-1 y perdimos 6-5 en el tercer set el partido de dobles ante dos top 20 del mundo. Esa serie ante Austria de 20221 fue una enorme oportunidad que no pudimos aprovechar. Estoy seguro que el desarrollo de la serie hubiera sido diferente con un 2-1 a favor, pero no se pudo. Tengo el orgullo de haber llegado a esa instancia, pero la tristeza de dejar el cargo tras perder 3-1 en casa ante Egipto, que es un sabor muy amargo, pero está sucediendo lo correcto en el momento correcto.

¿Era ganable esa serie?

Se dieron muchas cosas. Si hubiéramos tenido a Pablo Cuevas en condiciones era otra cosa. Incluso Martín llegó tras cuatro meses sin competencia por una lesión el codo. Si bien hizo dos tratamientos con plaquetas para poder jugar por Uruguay, estaba muy falto de ritmo. También hay que tener en cuenta que de los cuatro partidos que se disputaron, en dos debutaron tenistas uruguayos. Nunca se sabe qué hubiera sucedido si el partido de Franco Roncadelli lo terminaba sin calambres y ganando. La realidad es que siempre que nos falta alguno de nuestros mejores jugadores, damos una ventaja enorme porque no tenemos recambios. Para el próximo capitán, queda el saldo positivo de dos nuevos debuts. En estos años muchísimos chicos tuvieron la oportunidad de jugar la Davis. Recién mencionamos el caso de Bebu Cuevas, pero Ariel Behar empezó disputando los torneos Futures y hoy es un tenista consolidado entre los 50 mejores doblistas del mundo.

¿Te sentís respetado luego de dos décadas al frente del equipo?

Creo que, para estar 20 años ahí, tenés que ser respetado. Como todo líder, tenés que manejar diferentes situaciones, y esa es la habilidad que hay que poner en práctica: la de manejar todas las diferencias y dificultades que se plantean. Es imposible estar al frente de algo sin ser respetado. En la Davis las estadísticas son muy igualadas entre las series ganadas y las perdidas y tengo la suerte de irme con saldo positivo. Se disputan dos series de promedio por año, y generalmente ganas una y perdés la otra, excepto que llegues al Grupo Mundial, o que nos toque una seguidilla como la de 2018 y 2019 en la que no perdimos para volver al Grupo I. Así como tuvimos una racha positiva, luego de perder con Austria nos tocó Nueva Zelanda, Holanda y China, que perdimos los tres. Cuando ganamos de nuevo en Zimbabue recuperamos una sensación que casi ya habíamos olvidado.

Ser capitán de Copa Davis te puso en situación de entrenador, gestor, casi sicólogo, un poco de todo.

Gracias a la experiencia de haber participado de equipos de Chile, España, Ecuador y Brasil, pude superar las carencias y limitaciones que tenemos. El capitán de Uruguay va mucho más allá de lo que hace en la cancha y siempre asumí esa responsabilidad porque era necesario, aunque considero que no es parte de la función del capitán.

Foto: Fernando Tetes

Foto: Fernando Tetes

¿Se termina la herencia Pérez con tu salida, luego de los años de tu padre, Enrique Pérez Álvarez, al frente del equipo y de la participación de tu primo Diego?

Y, nunca se sabe, pero no creo que Diego esté para jugar o dirigir. En realidad, es algo que a nivel familiar disfrutamos mucho porque todos pudimos de alguna forma estar vinculados a la Davis. Cuando me realizaron el homenaje en Magnolio Sala pude reunirme con mi padre y con Diego, y la verdad es que no es común esto en el tenis.  La Davis la viví desde el día que nací y tengo 56 años. Es una competencia que en mi familia siempre fue más una pasión que un trabajo.

¿Qué dijo tu padre sobre esta decisión de alejarte del equipo?

Él es consejero. Me apoya y, así como no quería que dejara de jugar cuando me retiré, él entiende que debería seguir, pero también me acompaña en este momento. A veces hay decisiones difíciles de tomar, pero hay que afrontarlas.

¿Te imaginás en un tercer ciclo al frente del equipo?

Si ahora doy un paso al costado es porque no es algo que esté pensando hacer. Me siento activo, trabajando, y el futuro dirá.

Más allá del trabajo al frente de los planteles de Carrasco Lawn Tennis Club, ¿te ves en el circuito, viajando, acompañando a algún tenista?

Me ocupo de toda la programación y logística de Franco Roncadelli. Creo que podría viajar con él unas semanas. Además, increíblemente, aún me aparecen ofertas para viajar algunas semanas en el circuito con tenistas internacionales, que naturalmente deberían coordinarse con mi trabajo en el club, y es una forma de mantener la pasión, la adrenalina de la competencia y de estar al día con el tenis mundial.

Por Fernando Tetes