Por Gonzalo de León
@GonzaaDeLeon19
En Norteamérica el deporte es muy importante, pero el fútbol no es uno de los más practicados, aunque va en crecimiento. Estados Unidos es un claro ejemplo de ello, pero Canadá no se queda atrás: el “soccer” va ganando terreno, aproximándose de a poco al lugar que ocupa el hockey sobre hielo.
Y, como sucede siempre, un uruguayo dice presente. El protagonista de la historia de hoy es uno de los grandes responsables de que el fútbol en Canadá sea más visto y seguido que años atrás. Él es Nicolás Mezquida, un ídolo en Vancouver.
Este futbolista nació hace 33 años en Puntas de Arroyo Negro, un pueblo de Paysandú que “ni siquiera está en el mapa”. Allí no había equipo de baby fútbol, por lo que se fue a jugar a Orgoroso, una localidad cercana.
A los 10 años se fue a la ciudad de Paysandú y con 13 inició en la Séptima División de Paysandú FC. Poco después, viajó a la capital del país y terminó su formación en Peñarol, lo que recuerda como “un cambio muy grande” porque pasó de un pueblo de 80 personas a una ciudad de un millón y medio de habitantes.
“Era muy niño para estar solo en Montevideo, pero, por el sueño y la motivación de poder llegar a Primera, me mantuve”, señaló en diálogo con FútbolUy.
Su estancia en la capital fue todo un éxito, ya que destacó en las juveniles del Carbonero jugando como mediapunta y viajó a Brasil en el año 2007 para jugar el Sudamericano sub-15 con la selección uruguaya, torneo del que salió máximo goleador.
En 2008 debutó en Primera de la mano de Mario Saralegui, al que catalogó como “un personaje divino”. Sin embargo, no tuvo mucha más participación y se quedó “con las ganas”.
“Peñarol estaba en una crisis y tenía presión. Estaba fea, llegamos a tener cuatro técnicos en un año. Cuando volvió Diego Aguirre en 2010, tuve más oportunidades en la pretemporada, pero me lesioné y no tuve participación en ese semestre”, mencionó.
Nicolás Mezquida jugando con la selección uruguaya. Foto: Instagram @nicolas_mezquida
A raíz de sus pocos minutos, decidió salir del club: “Como había arrancado tan joven, pensaba que tenía que tener más oportunidades y me fui a préstamo”. Y en ese momento inició su gusto por recorrer el mundo.
En 2011, con 18 años, se marchó al SK Brann de Noruega, equipo que lo buscó directamente: “Hubo varias ofertas, pero la de Noruega era la mejor por el hecho de tener una oportunidad afuera”.
Igualmente, contó algo que ocurrió meses antes de su marcha definitiva: “Después del Mundial sub-17, yo tenía un precontrato con el Schalke [de Alemania] y ya había entrenador, pero, a fin de año, cuando se tenía que hacer la transferencia, Peñarol decidió que no”.
“Mis padres me apoyaron. Mi padre se fue conmigo y me ayudó a instalarme”, recordó sobre su viaje al país nórdico, el cual catalogó como “muy lindo”. “Lo primero que vi fue nieve. Hacía mucho frío”, repasó.
“No hablaba inglés en ese momento, entonces fue un cambio muy fuerte, fue difícil para comunicarme con mis compañeros”, dijo, y añadió: “Había que coordinar una hora para hablar con la familia por Skype”.
La liga le “encantó” y le hubiese “gustado volver más de grande”. “En ese momento era joven y estaba enfocado en el fútbol, ahora hubiese disfrutado y aprovechado más”, complementó.
No tuvo mucha suerte con las lesiones y se “frustró mucho”. Después de su paso por SK Brann, defendió al Lillestrom, pero nuevamente las lesiones hicieron que jugara un solo partido.
En ese segundo club noruego, no la pasó “tan bien” debido al idioma, lo que le complicó “el día a día”.
A inicios de 2012, luego de volver a Peñarol y marcar un gol en tres partidos, dejó definitivamente el club y firmó con Fénix; en 2013, se fue a Rampla Juniors, donde vio “la realidad del fútbol uruguayo”.
El Picapiedra atravesaba “un momento complicado”, al punto de que les “debían cinco meses” y no entrenaban “porque no había agua caliente”. “Busqué trabajo para poder pagar la renta”, comentó.
Su segunda casa
En 2014 viajó a Escocia para hacer una prueba con Celtic y quedó, pero “en ese momento no tenía el pasaporte italiano y no iban a gastar un cupo de extranjero en un jugador que era chico”, por lo que debía buscar otro equipo.
Y fue en ese momento cuando un scouter del Celtic que estaba trabajando para Vancouver Whitecaps lo recomendó para el equipo canadiense que juega en la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos.
“Cuando vi lo que era la realidad de la MLS y de Vancouver, dije: ‘De acá no me muevo, voy a hacer lo posible para quedarme’. Trabajamos con cuatro o cinco fisios”, relató sobre el club en el que jugó 122 partidos durante cinco años.
Nicolás Mezquida jugando para Vancouver Whitecaps de la MLS. Foto: Instagram @nicolas_mezquida
En su debut enfrentó a la leyenda francesa Thierry Henry, que en ese momento jugaba en New York Red Bulls, y luego jugó contra otras grandes figuras, como Wayne Rooney, Steven Gerrard, Frank Lampard, Andrea Pirlo, David Villa o Zlatan Ibrahimovic, entre muchos otros.
Con Mezquida a la cabeza, los Whitecaps lograron clasificar por primera vez a competiciones internacionales, ganaron la Copa de Canadá y llegaron a semifinales de la MLS.
“Cuando llegué, el primer deporte era el hockey y después el fútbol. Ahora lo sigue siendo, pero el ambiente del fútbol es increíble, hay un promedio de 10.000 personas”, aseguró, aunque aclaró que la pasión por ambos deportes “no es la misma”.
Luego de un idilio con Vancouver, decidió emprender nuevos rumbos y en 2018 firmó con Colorado Rapids, otro equipo de la MLS, pero, en ese caso, de una ciudad estadounidense. Estuvo allí hasta mediados de 2022.
“Es un lugar muy lindo. Un punto más debajo de Vancouver”, recordó sobre la ciudad, y habló del ambiente en el estadio: “Al haber muchos latinos, iba mucha gente”.
Viajar y viajar
“En la última temporada en Colorado empecé a sentir que precisaba un cambio, tener otra experiencia y sentirme vivo, porque estaba sintiendo que algunos partidos no me generaban ese cosquilleo y me empecé a asustar”, apuntó.
Nicolás Mezquida jugando para Colorado Rapids de la MLS. Foto: Instagram @nicolas_mezquida
Por ese motivo, emprendió viaje a Grecia para jugar en Volos, experiencia que lo decepcionó un poco: “Sabía que era menos que la MLS en cuanto a comodidad y liga, pero esperaba otra cosa”.
“Me sorprendió cómo se maneja el fútbol en Grecia. El dueño decidía cómo trabajar, hasta cómo entrenar; eso no era tan profesional. Pero es su cultura”, señaló, y agregó: “El día a día fue complicado, se manejaban como mafias. Pasó que echaron con seguridad a compañeros estando en las duchas”.
La liga era “competitiva”, ya que “los que peleaban arriba tenían muy buen nivel y el resto, normal”. “Nosotros llegamos a conseguir muy buenos resultados”, amplió.
Grecia, en tanto, “es muy lindo, pero la cultura no fue lo que esperaba”. “La ciudad era sucia; van tomando café en el auto, bajan el vidrio y tiran el vaso a la calle. Las olas de la playa traen la mugre”, apuntó.
Tuvo ofertas para continuar en Grecia, pero, “al ver cómo se manejaban y cómo era la cultura, no quería volver”.
Tras un año allí, retornó a Uruguay para jugar en Deportivo Maldonado, donde estuvo cuatro meses, para a inicios de 2024 preparar nuevamente las valijas y viajar a Chipre para jugar en Ethnikos.
“Pensé en dejar el fútbol”, aseveró, pero en Uruguay le “volvieron las ganas de competir”: “Llegaba el fin de semana y sentía esas ganas de competir, entonces me dieron ganas de salir de nuevo”.
Una persona que no conocía le acercó la posibilidad de Chipre. “Sabía que se manejaban medio parecido a Grecia, entonces lo pensé mucho. Le empecé a exigir cosas para que me dijera que no, pero aceptó todo y no pude ir para atrás”, detalló.
Y añadió: “Entonces dije: ‘En el primer caso que pase algo que no me guste o el acuerdo no es el mismo, me doy media vuelta y me voy’. Pero me sorprendió, era un equipo muy prolijo”.
“La experiencia fue muy buena” pese a que “baja el nivel” de la liga con respecto a Grecia. Igualmente, los equipos que pelean el título “llevan mucha gente” y “hay mucha pasión”.
“Es un buen trampolín para los jugadores uruguayos que quieran tener esa oportunidad de dar el salto en Europa”, afirmó.
En Chipre “comparten muchas cosas con Grecia, pero también con los británicos; manejan mucho el inglés”. Es un “lugar muy lindo, con playas, buen clima, personas amables”, destacó.
Nicolás Mezquida jugando para Ethnikos de Chipre. Foto: Instagram @nicolas_mezquida
Luego de media temporada, firmó, nuevamente, con Rampla Juniors “para planear el futuro” y “disfrutar de la familia y el país”, pero estuvo solamente un semestre, ya que a inicios del presente año le surgió la oportunidad de regresar a Canadá.
Pero ese retorno al país más al norte del continente sería diferente, ya que era para jugar en el Vancouver FC, equipo de la liga canadiense —que se hizo profesional en 2019—.
“Me ofrecieron ser parte del proyecto y para mí fue espectacular porque estaba buscando seguir vinculado al equipo después de la carrera, trabajado en la academia”, indicó, y contó que ahora tiene el rol de jugador con experiencia: “Hay muchos jóvenes que iban a ver a los Whitecaps cuando yo jugaba; eso me hizo sentir un poco viejo”, dijo entre risas.
“El equipo es nuevo, tiene tres años”, mientras que la liga también es “muy nueva”. “Arrancó en 2019” y “maneja el mismo formato que la MLS, pero en recursos es mucho menor”.
“En cinco o 10 años va a ser lo que es la MLS ahora. Crece muy rápido porque se viene el Mundial”, aseguró, y expresó: “Hay ciudades que tenían ganas de ver fútbol y, cuando apareció su equipo, enseguida lo comenzaron a seguir”.
La ciudad de Vancouver, que ya conoce a la perfección, es “divina”. En este momento, “recién arranca la primavera”. “Acá es templado, en invierno no cae tanta nieve y en verano es agradable”, contó.
“Tuve la suerte de estar en las mejores ciudades; todas han sido top, pero Vancouver es la mejor: tenés playa, montaña, ciudad. Al mismo tiempo hay gente esquiando y haciendo playa”, comentó.
Nicolás Mezquida, ídolo del Vancouver Whitecaps. Foto: Instagram @nicolas_mezquida
Con respecto a su futuro, Nicolás aseguró que está “abierto a todo”, pero que no se “iría tan lejos”. “Volver a Uruguay me dio ganas de seguir compitiendo. No quiero dar una fecha para retirarme porque estoy disfrutando. En el futuro me veo por acá porque tengo un nombre, la gente me reconoce. En Uruguay sería uno más”, ahondó.
Sobre si recomendaría a colegas uruguayos las ligas en las que estuvo, fue claro: “Sí, totalmente. Todas tienen salida”.
Detalló que desde Noruega se puede dar saltos a grandes ligas europeas, desde Grecia a Chipre también, aunque Turquía es otra opción, y desde Canadá a la MLS, que, a su vez, tiene mercado en Europa.
Y cerró comentando que es clave hablar con psicólogo, familiares o amigos, porque “no es fácil estar lejos”.
Por Gonzalo de León
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