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Fútbol uruguayo
El hijo pródigo

Mano a mano con Juan M. Salgueiro: Su carrera, el presente y las ganas de volver a Danubio

“Mi idea siempre fue terminar mi carrera en Danubio, pero para sumar”, contó el delantero, y recordó que estuvo cerca de jugar en Peñarol.

28.04.2020 09:35

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2020-04-28T09:35:00-03:00
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Por José Luis Calvete

Juan Manuel Salgueiro dialogó en extenso con FútbolUy a través de un Instagram Live de Montevideo Portal. En la nota habló de todo; su presente en cuarentena en Paraguay, los clubes que marcaron su carrera, la Libertadores ganada con Estudiantes, el idilio con la gente de Olimpia, los pasajes por Botafogo y Liga de Quito, el deseo de retirarse en Danubio y lo cerca que estuvo de llegar a Peñarol de la mano de un técnico que luego lo llevó a Paraguay.

Hoy defiende al Sportivo San Lorenzo de Asunción, donde es dirigido por Sergio Orteman. “Me sorprendió para bien”, dijo de su nuevo director técnico. “Fui compañero de él. Como jugaba lo trasladó a lo que es ser entrenador. Le veo un futuro inmenso, trabaja muy bien y tiene cosas sencillas que muchos técnicos que han sido jugadores las saben”, destacó.

“El entrenador sabe lo que le gusta y lo que no le gusta al jugador. En esas cosas Sergio hace la diferencia porque, hablando claro y pronto, no rompe los huevos. Trabaja muy bien con pelota, reducido y mucha tenencia de balón. Apela a movimientos simples pero efectivos para el equipo”, reveló Salgueiro.

“De los equipos en los que estuve, hay cuatro que la gente me sigue recordando y me escribe; Danubio, Estudiantes, Olimpia y Liga de Quito”, contó el delantero de 37 años. Con Estudiantes fue campeón en 2009 y cuatro años más tarde llegó a la final defendiendo a Olimpia, que por penales cayó a manos del Atlético Mineiro.

“Salir campeón de la Libertadores es algo totalmente diferente. Es un sentimiento diferente. En ese momento lo festejé pero no dándole la importancia que le doy hoy. Después que pasó el tiempo y me tocó volver a jugar una final, te das cuenta que es una copa en la que no llegás todos los días a una final y no la jugás todos los años. Cada año que pasa se le va dando más valor, así como cada año que pasa duele más la que perdimos con Olimpia”, reconoció.

“En esa copa con Olimpia (2013) no nos daban ni pasando la fase de grupos. Arrancamos en fase previa contra Defensor. Nadie nos tenía llegando a la final por los equipos que había y por cómo estaba el club, que no pasaba por un buen momento económico ni dirigencial. Éramos un buen equipo pero sin figuras, y eso ayudó. Durante toda la copa fuimos eso; un equipo. Fue un año espectacular”, rememoró.

Cerca de Peñarol

Salgueiro admitió que después de irse de Danubio, hace ya casi 14 años, tuvo posibilidades de volver al fútbol uruguayo y fue contactado por otros clubes. “Del que más propuestas tuve fue de Peñarol. La más cercana en 2011, cuando estuvo Gregorio Pérez”, recordó sobre aquel año en el que Diego Aguirre se fue del club mirasol poco después de ser subcampeón de América.

“No lo conocía a Gregorio y fue al sanatorio a felicitarme por el nacimiento de mi hijo y a decirme que quería que fuera a Peñarol. Yo quería salir de San Lorenzo porque estaba un poco complicada la cosa. Al final volví a San Lorenzo y jugué seis meses más hasta junio de 2012”, contó Salgueiro, quien marcó ocho goles en 54 partidos con el Ciclón en un año y medio.

“Después a Gregorio lo echaron de Peñarol (febrero de 2012) y a mitad de año arregló en Olimpia, donde me pidió y fui”, recordó el atacante de 37 años, quien en sus dos pasajes por el club más laureado del fútbol paraguayo totalizó 27 tantos en 85 presentaciones.

Danubio: los inicios en “una máquina” formada en la Universidad del Fútbol

Colaboró con 20 goles en 80 partidos oficiales en Danubio, donde debutó en 2002 y jugó hasta 2006 con un breve pasaje por el Real Murcia en el primer semestre de 2006. Está en el selecto grupo de bicampeones uruguayos con el cuadro de la franja, más allá de que en la temporada 2006/07 sólo jugó el Apertura. En 2007 recaló en el Necaxa y se perdió la coronación.

“El equipo de 2004 era una máquina. Muchos jugadores éramos formados en el club. Era el Danubio Danubio. Fue espectacular. Fue el año en el que exploté en Primera División y le ganamos la final a Nacional”, rememoró de aquel cuadro dirigido por Gerardo Pelusso.

En el Apertura 2006 llegó a la última fecha para definir en un mano a mano con Peñarol “a estadio lleno”. “A la gente de Danubio le habían dado 3.000 entradas en la América y el resto del estadio era de Peñarol. Éramos visitantes ampliamente y después pasó lo que pasó”, dijo el autor del segundo gol franjeado de aquel 4-1 de atrás con dos tantos de Ignacio González y el restante de Edinson Cavani.

Ese equipo de Gustavo Matosas contaba con un mediocampo muy recordado que integraron Walter Gargano, Carlos Grossmuller e Ignacio González. “Con Carlitos jugamos juntos desde séptima. Yo ya sabía cuándo iba a enganchar, cuándo iba a tirar un caño y cuándo iba a pegar una patada. Desde los 11 años jugamos juntos”, narró.

“Con Nacho González nos juntamos en quinta e hicimos el proceso juntos. Nos conocíamos bien. Después en tercera pegó el salto el Mota Gargano, que era un poco más chico. Jugábamos sueltos porque éramos nosotros y jugábamos como en las inferiores. Eran muy pocos los que venían de afuera”, destacó.

El sueño de volver “para sumar y ser importante”

Desde su salida del club siempre pensó en la vuelta. “A Danubio siempre lo seguí y nunca dejé de seguirlo. Tuve el canal uruguayo para ver los partidos y después una aplicación. Mi idea siempre fue volver a terminar mi carrera en Danubio, pero cuando vuelva quiero hacerlo para sumar y ayudar. No sólo para que digan ‘se vino a retirar acá porque salió de Danubio’”, contó.

“Si me toca volver a Danubio y la gente que está en el club en ese momento quiere que vuelva, quiero ser alguien importante y que ayude dentro y fuera de la cancha. Tengo 37 años y me siento bien. Mantengo esas ganas de ir a entrenar y no me duelen las rodillas. Mientras esté bien voy a seguir”, confesó.

Por último, eligió a los cinco compañeros con los que armaría un equipo de fútbol cinco. “A Maravilla Grossmuller lo tengo que poner sí o sí porque en piso sintético te mata a caños. Al Bolita Lima lo pongo atrás para que los parta al medio a todos. A Ale Silva también lo pongo. Y de arquero pongo a Martín Silva, que fue el que nos dio una manito para llegar a la final de la Copa Libertadores con Olimpia”, concluyó.

Por José Luis Calvete