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La historia de Ignacio Maldonado, ganador de Rutas de América: amor, herencia y bicicleta

El ciclista olimareño que vive en Florida y defiende al Punta del Este, contó el camino recorrido para lograr cumplir "el sueño grande".

12.03.2025 17:43

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Por Andrés Cottini

Para un ciclista uruguayo ganar Rutas de América es obtener una de las “grandes” de nuestro país, algo que otorga el privilegio de que su apellido quede marcado a fuego en las páginas gloriosas del deporte del pedal, algo que consiguió Ignacio Maldonado el pasado domingo.

Nieto e hijo de ciclistas, Nacho, apodo por el que todos lo llaman, desde los cuatro años ya andaba arriba de la chiva soñando en ganar Rutas y fue treinta años después que lo logró, en la edición 53 de la competencia. 

Nacido en Treinta y Tres, conoció el amor por este deporte “desde la panza de mi madre” contó a FútbolUy. “Mi abuelo, tío y padre eran ciclistas y ya a los 4 o 5 años andaba compitiendo, todo el día en la bicicleta. Si bien probé de niño con el fútbol, mi pasión era el ciclismo, estaba siempre pensando y planificando  las carreras que iba a tener por delante”.  

Así fue como comenzó a representar a la Federación de Treinta y Tres, luego la de Cerro Largo, pasó por el Unión de Treinta y Tres, el Club Ciclista Fénix y no paró más.

Color esteño

Maldonado hace unos 14 años se mudó a Florida, donde vive actualmente. “El amor me llevó”, confesó, ya que allí formó su familia con Eliana, natural de dicho departamento, y hace seis años llegó Martina, su pequeña hija.

Además, es donde desempeña su otra tarea profesional como profesor, instructor y entrenador personal, dando también clases de spinning: “Mi trabajo va de la mano a mi pasión, pero también requiere de tiempo que no estoy sobre la bici. En Uruguay es difícil sustentarse solo del ciclismo, aunque trato de ser profesional al máximo en cuidados, entrenamientos y dedicación”.

@impacto.fotop - Eduardo Schaucoski 21

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El pedalista defendió hasta final de la temporada pasada al San Antonio de Florida, pero una decisión del club de “reducir costos” lo llevó a buscar otras opciones y allí apareció Juan Caorsi (ganador de la Vuelta Ciclista en 2024), uno de sus grandes amigos para gestar la posibilidad del retorno a las competencias del Club Ciclista Punta del Este: “Queríamos correr juntos”.

Dicha institución es presidida por el hijo de Walter Moyano, ganador de cinco Vueltas, que quería además homenajear a su padre con el retorno a la actividad.  

El equipo se formó con cinco ciclistas fernandinos y uno que venía de afuera: “Ese era yo. Desde que comenzó la presente temporada veníamos con buenas actuaciones y por eso me puse como objetivo ir con todo por Rutas. Para ganarla hay que saber transitar varios aspectos además de trabajo, entrenamiento y preparación, también incluye factores como tener un buen equipo, resiliencia y acompañarlo todo con una pizca de suerte”.

“Las primeras etapas no fueron tan buenas”, recordó de la competencia y mencionó que debió superar un pinchazo que le costó pelear por bonificaciones importantes: “Después la carrera se empezó a poner de mi lado, me puse en una posición de privilegio y fui conservador para llegar bien a la contrarreloj de la penúltima etapa”.

Allí Maldonado fue el mejor, se quedó con el triunfo, se calzó la malla líder, y la lució hasta el final, llegando emocionado y con los brazos en alto a Montevideo para festejar la consagración.

Eres mi amiga fiel

Ser ciclista no es nada sencillo y muchas veces la apuesta personal debe ser muy importante para poder catapultar logros y en eso juega un partido aparte lo económico.

“En la crono, por ejemplo, se usan bicicletas con materiales de última generación y al ser distancias tan cortas, las diferencias influyen en que hagas más o menos tiempo. No es lo mismo una bici de 2 mil dólares que otra de 15 mil, ahí hay segundos muy valiosos de distancia”.  

El deportista explicó que la “chiva” en nuestro país se la debe comprar cada uno: “Es una inversión que hacemos. Generalmente si rompés algo durante una competencia, el club se hace responsable”.

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“A medida que el bolsillo te lo permite tenés que ir invirtiendo, estar al más mínimo detalle, mejorando una cosa u otra. A veces vendes una que armaste y con eso comenzás a financiar otra de mejor calidad. Es algo que en Europa no pasa, ya que los clubes te dan todo para que solo pienses en competir”, explicó.

“Por todo eso ganar Rutas de América fue un sueño hecho realidad, hace muchos años me preparo para ir por una grande y ahora se me dio. Es un orgullo y me siento realizado en cierto sentido, va a quedar en la historia y mis hijos o nietos lo van a poder contar”.

El futuro

Martina, su hija de seis años, es fanática de la bicicleta, una pasión que la igual que Nacho Maldonado, heredó de su padre y familia.

“Le encanta, siempre me pide para salir conmigo a dar una vuelta o a andar por ahí”, expresó, y recordó que a los dos años ya andaba sin rueditas de auxilio, lo que marca ese gran amor por la “chiva”

“Se divierte, la pasa bien”, dijo más tarde y cerró contestando si le augura un futuro como ciclista: “Dependerá de lo que ella quiera hacer. Alguna carrera de montaña ya ha hecho, pero el tiempo dirá”.

Por Andrés Cottini