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Gustavo Méndez es uno de los olvidados del fútbol que, cuando suena su nombre, trae recuerdos no muy buenos en hinchas de todos los equipos. Para resumir el sentir de la mayoría, que es de Peñarol y Nacional, alcanza para los tricolores con acordarse de la final clásica de 2003, los aurinegros la segunda de 2000, y para todos en general aquel arbitraje que le posibilitó a los albos derrotar a Rocha 3-2 en el Parque Central, forzando así una definición por el Uruguayo Especial 2005 con un Defensor que ante los hechos prefirió no presentarse.
Ese partido del 3 de julio de 2005 fue el último de su carrera, y aunque muchos piensen que fue el motivo por el que fue borrado del arbitraje, él cree que no. En una entrevista con el semanario Crónicas, el hoy integrante del programa Las Voces del Fútbol opinó que su salida del referato “arranca en el año 2000, cuando hubo una serie de denuncias de un grupo de árbitros hacia otro grupo, que nunca fueron probadas”.
Al respecto, agregó que uno de los testigos que presentó la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) fue Olivier Viera, “y él en sede judicial dijo que todo eso habían sido pensamientos de él, que nunca había tenido pruebas. Conmocionó a la opinión pública con denuncias de tráfico de influencias, de arreglo de partidos, involucró a un montón de gente y casi 11 años después, el señor muy suelto de cuerpo dijo que eso había sido obra de su cabeza”.
A la hora de buscar explicaciones para las falsas denuncias, Méndez supone (“no tengo la prueba, no voy a caer en lo mismo que ellos) que “querían sacar de la troya lo que estaba molestando. Todas las denuncias iban a mi cabeza”, debido a que “es un juego de intereses. Razonen ustedes que un nombramiento a un campeonato Mundial significa mucho dinero. Había intereses políticos, económicos y de status”. Pero “todo eso desgasta y cuando todo va sobre la misma persona, empieza a generar un descrédito que es difícil de sostener”.
El vínculo con Tenfield
Consultado por sus actuaciones en las finales clásicas de 2000 y 2003, cuyos resultados coincidieron con los intereses que el imaginario popular aseguraba coincidían con los de Tenfield, aseguró que el vínculo con Tenfield no fue directo, sino que se dio mediante la selección.
Cuando asumió como técnico de la selección uruguaya Daniel Pasarella, a quien la empresa dueña de los derechos televisivos pagaba la mayor parte de su sueldo, “me invitó a un asesoramiento arbitral a los jugadores. Él lo había hecho en Argentina con Castrilli (. . .) lo que hacía era ir a la Posta del Lago, donde estaba concentrado Uruguaym y daba charlas a los jugadores sobre el reglamento. Y comenzó una relación profesional. Eso causó un gran malestar”.
Uno de los que no estuvo de acuerdo con la situación fue el hoy fallecido Daniel Cardellino, quien le dijo que “si seguís ayudando a la selección no vas a arbitrar más”. Méndez cree que para sus colegas “no estaba bien visto que un árbitro en actividad tuviera una vinculación con su propia selección”.
Aquellas palabras de Cardellino, sumadas al hecho que comenzó a recibir a los árbitros internacionales en lo que algunos colegas entendieron como “un mandado para Tenfield”, hicieron que empezara “a tener problemas”. El vínculo con Tenfield “no era tal. Si realmente hubiera tenido la vinculación, el trato y el respaldo de la empresa, ¿usted no cree que yo hoy estaría arbitrando? El hecho de tener buena relación con los directivos de Tenfield en ningún momento me garantizó que no tuviera problemas”.
Más allá de esa “buena relación” que el propio ex árbitro reconoce, se encargó de aclarar en la entrevista firmada por el periodista Gerardo Tagliaferro que nunca fue socio de Jorge Chijane, ni de Francisco Casal. Tampoco le vendió una casa a la exposa de Edward Yern (ex gerente de Tenfield) ni recibió dinero por parte de River argentino.
River argentino y los juicios
En una grabación se escuchó a Chijane diciendo que trajo un maletín con 20.000 dólares para Méndez, lo cual encendió la alarma en el ambiente futbolero. Sin embargo, Méndez explica que “esa denuncia, después de un careo entre todas las partes, se archivó”. Sin embargo, hoy no piensa en el juicio porque. “Ahora, lamentablemente vivimos en un país en el que es mentira eso de que usted es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad”, agrega.
“Hoy, lo hemos hablado con mis abogados, vamos a terminar lo que tenemos pendiente, que ha sido bastante largo y tedioso. La gente sabe perfectamente que no es fácil entablar una acción penal contra la AUF o contra la FIFA. Son instituciones muy poderosas”, señaló.
El ex árbitro aseguró que los juicios por difamación a quienes realizaron falsas denuncias tampoco era la solución, porque “en aquel momento todo apuntaba a que Gustavo Méndez era el Don Corleone del arbitraje. A un montón de gente en ese momento le empezó a fallar la memoria, gente que había estado al lado de uno durante años”.
Corbo y arreglos de partidos
“El doctor Cordo dedicó su presidencia en la AUF a echar a Gustavo Méndez, con toda la infraestructura que tenía a su alcance”, asegura, y se permite dudar si el interés de sacarlo era del propio ex presidente de la AUF. Aunque claro, “jamás haría lo que hicieron conmigo porque no tengo pruebas”.
Lo que sí tiene es “un documento donde el principal acusador dice que todo lo que dijo era obra de su mente, que lo había pensado. El tiempo pone las cosas en su lugar. Lo que haga de aquí en más será lo que a mi me convenga”, añade, y cree que “con el tiempo la gente se está dando cuenta que no era ni tan malo aquello ni tan bueno esto”.
Consultado sobre los arreglos de partidos en Uruguay y en América, responde que “no tengo las pruebas, no me consta”, para el fútbol uruguayo, y a nivel continental sostiene que “hay muchas leyendas, muchos mitos. Yo arbitré cuatro finales continentales y nunca me raptó nadie, como dicen por ahí, ni me trajo una valija. Todas esas cosas que se dicen”.
Entre las cosas “que se dicen”, sobrevive en el archivo de dichos populares que el italiano Pierluigi Colina recomendó a Víctor Púa sacar del partido ante Colombia a Federico Magallanes en el entretiempo, dado que debió expulsarlo y no lo hizo en los primeros 45 minutos, en los que también pitó a favor de Uruguay un penal que deja más dudas que certezas.
Al respecto, Méndez cree que “son mitos y leyendas”, y reconoce que los consejos del árbitro son cosas que pasan. “Escandalizamos y cuántas veces un juez le dice a un jugador referente: ‘tranquilizá a Fulano, si no, lo tengo que echar’. Es lo mismo, y no está mal. El control disciplinario del partido está dentro del reglamento”.
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