Barcelona recibió al Valencia en un partido que lo ponía a prueba para mantenerse en la cima del torneo, teniendo en cuenta que el Real Madrid había goleado al Getafe el sábado y que el Atlético Madrid había vencido con solvencia al Granada, igualándolos así en la primera posición de la tabla.

Con Real Madrid a un punto de alcanzarlo y con el Atlético con la misma cantidad de puntos pero con un partido más hasta ese momento, el conjunto culé debía sí o sí ganar para mantener el liderazgo y adueñarse de la Liga ante la frustrante eliminación de la Champions League ante el mismísimo Atlético de Madrid.

Más de noventa mil personas dijeron "presente" en el Camp Nou para ver a su equipo levantar la cabeza ante lo que debe haber sido la semana de más interrogantes en mucho tiempo.

El Barça dominó de principio a fin, generándose no menos de doce o trece chances claras de gol. El sólido golero Diego Alves fue la clave del Valencia, que supo taparle varias a Messi y a Suárez y que le dio un envión al equipo para irse cuesta arriba y exigir un poco más al local.

Con un Neymar bastante apagado durante los primeros 45´ y con Messi bastante rodeado, el Blaugrana no pudo romper el 0-0 primero y el Valencia se animó a más.

Así, en una trepada por derecha, Valencia metió una bola al área que Rakitic quiso cortar y sin querer terminó cambiándole el destino al que se jugaba Claudio Bravo. La pelota entró, le dio el 0-1 a Valencia y dejó a Rakitic lamentándose en el suelo a los 26´.

Por si fuera poco, la defensa de Barcelona no estaba fina y dejaba espacios amplios, los cuales el Valencia supo aprovechar. En una jugada rápida Santi Mina quedó solo por el sector izquierdo y logró definir con gran capacidad paras poner el 0-2 y silenciar a un estadio entero, segundos antes de irse al descanso.

Sorpresa y nerviosismo en el Camp Nou que veía que 0-2 abajo las chances de quedarse con los tres puntos y mantener el liderazgo, peligraban.

Para el segundo tiempo el equipo de Luis Enrique salió con todo a buscar el partido, inclinando la cancha completamente hacia el arco rival y poniendo al Valencia entre las cuerdas.

Fue necesario porque el 0-2 había caído como un plomazo en el estado anímico de los jugadores y del cuerpo técnico.

Así, luego de varios embates, Lionel Messi pudo descontar y poner el 1-2 para conseguir al fin los 500 goles con la casaca blaugrana y comenzar la remontada.

Si bien el Valencia se la bancaba y no sufría grandes cuestiones luego del gol del descuento, Diego Alves otra vez se visitó de héroe y le sacó una clarita a Rakitic cuando definía adentro del área.

Era el gol del empate, pero el equipo blanco lo postergaba y era difícil jugarse a que en algún momento caería.

Los últimos diez minutos mostraron a un Valencia metido por completo en su cancha y al Barcelona yendo toque a toque y metro a metro hasta llegar al área rival.

Al Valencia le quedaba jugársela a la contra cuando le quedaba alguna, pero Mascherano con bastante solidez supo frenar el par que tuvieron.

Los minutos corrían y el gol no llegaba, pero el Barça manejaba la bola con la tranquilidad que lo caracteriza y así logró que le quedara una a Neymar muy clara, pero que Mustafi paró en la raya.

Valencia de contra sacó otra jugada que casi obliga al operario del Camp Nou a apagar la luz, pero Claudio Bravo tapó perfecto la definición que se producía -después se sabría- con el jugador en fuera de juego.

Piqué tuvo quizá la más clara del partido, cuando le quedó una pelota en el área rival y la agarró mordida cruzando el remate hacia afuera.

Y el partido se fue. Y el Barça no logró superar a un Valencia que planteó un funcionamiento táctico tremendo.

Le dio resultado, lo supo aguantar, ni pasó zozobras ni tuvo buena suerte. En parte fue justo el resultado.

El Barça sufrió una doble derrota. Moral y deportiva, de puntos y de tabla.

No ganó y debía ganar y ahora no todo depende de ellos.
El Atlético y el Real no lo esperan más y están prontos y firmes para dar el batacazo final.

Con el Barça y el Atlético de Madrid con 76 puntos y el Real Madrid con 75, la Liga está de infarto.