“Fue una victoria con autoridad, un golpe sobre la mesa y un paso al frente para los objetivos que tenemos en el año”, dijo Emanuel Gularte luego del 3-0 de Peñarol sobre Nacional en el Campeón del Siglo por la segunda fecha del Torneo Clausura, un partido en el que aportó la asistencia del primer gol, de Maximiliano Silvera, y anotó el segundo.
“Más que pegarle, fue insistir e ir hasta la última consecuencia. La pelota me pegó en el abdomen y se metió. Creo que es un premio a la insistencia y al carácter de este equipo”, dijo sobre su tanto, que fue “un sueño cumplido y una alegría tremenda”. “Me hubiera gustado que mi abuelo estuviera vivo para festejarlo con él, pero sé que desde el cielo me ayudó a empujarla”, agregó.
Sobre su primer clásico, dijo que lo “imaginaba dejando la vida y con el equipo bien plantado”. “De lo único que estaba convencido era que íbamos a dejar el alma en la cancha. La pelota a veces entra y a veces no. Hoy gracias a Dios se dieron las cosas de la mejor manera, pudimos sacar una buena diferencia y dar un paso al frente para llegar al martes con otra tranquilidad”, explicó quien sorprendió al jugar como lateral derecho.
Sobre esa nueva posición, dijo no tener inconvenientes y así se lo expresó a Diego Aguirre: “Le dije que en Peñarol juego de lo que sea, titular, suplente o aguatero. Vine a sumar”. “Diego siempre es claro y me pidió que jugara a lo Peñarol, con los dientes apretados y más nada. Eso me clarificó mucho el rol que tenía que hacer en el partido”, agregó respecto a las indicaciones del entrenador.
Cumplió aún con tarjeta amarilla, algo que “era un poco complicado porque ellos tienen extremos habilidosos y rápidos”. “Sabía que me iban a buscar un poquito, pero con un poco de experiencia y paciencia los centrales hicieron un partido de puta madre y yo sabía que, si perdía alguna, Javier [Méndez] lo iba a resolver. Entre todos nos dimos una mano para sobrellevar la tarjeta”, destacó Gularte.
Vivió su primer clásico “muy nervioso y ansioso” en lo previo. “Por muchas cosas era un sueño cumplido y se mezclaban muchas emociones. Con este grupo tan lindo es imposible llegar timorato a un partido porque te respalda la banda a morir y te inyecta confianza en uno mismo. Acercándose el partido ya estaba con el fuego encendido en el pecho y pronto para disputar el partido”, comentó.
Su rendimiento ante Nacional contrastó con lo mostrado ante Progreso en el debut, pero lo matizó. “Hacía mucho tiempo que no jugaba, estaba adaptándome al equipo y con un poco de nerviosismo. Se juntaron muchos factores, que no son excusa porque en Peñarol tenés que rendir en todos los partidos, pero hoy, más suelto y con otra confianza, sintiéndome parte de, pudieron darse las cosas de otra manera”, valoró.
Sobre lo que viene, el martes ante Racing por la Copa Libertadores, dijo que el plantel festejó “media hora y enseguida a hacer recuperación”. “Tenemos objetivos muy grandes y para lograrlos hay que hacer muchas cosas. Que los hinchas lo disfruten, pero nosotros ya tenemos que estar enfocados en el martes porque va a ser un partido durísimo”, concluyó Gularte.