Siempre se dice de árbitros y periodistas deportivos que son deportistas frustrados. Su nivel a la hora de incursionar en alguna actividad les impidió trascender, pero encontraron en su profesión una forma de seguir ligados a esa práctica que tanto los apasiona.

Para el caso del referí inglés Howard Webb, demostró que algo de pegarle a la pelota sabe, y evidenció que alguna vez tuvo que haberse puesto los cortos. Durante un amistoso a beneficio disputado en el Oakwell Stadium, situado en Barnsley, el juez internacional de 43 años dispuso de un penal y no dudó a la hora de la ejecución. Lejos de elegir una manera convencional, le pegó despacito, picando el esférico y a un ángulo.