Debido a que un grupo de hinchas de Peñarol quiso ingresar al Centenario sin entradas y comenzó a agredir al personal de recaudación, los funcionarios se retiraron de su puesto de trabajo.

Las puertas de la Ámsterdam fueron cerradas y se retiró también la guardia de seguridad privada que colaboraba con el cacheo. La zona solo quedó custodiada por efectivos de la Republicana que trataron primero de contener a los hinchas y más tardes los hicieron retroceder y retirarse.

Desde la tribuna lanzaron piedras, las latas de refresco hurtadas e incluso una garrafa, ya que algunos hinchas que habían ingresado saquearon puestos de comida.

Más tarde se encontró un arma de fuego dentro de la Ámsterdam, lo que llevó a complicar aún más la situación. Tras reuniones entre los presidentes de los clubes y representantes de la Comisión de Seguridad de la AUF y el Ministerio del Interior, se resolvió por parte del mayor Layera que no estaban dadas las garantías para comenzar el encuentro y se suspendió.

Más temprano se supo de detenciones en distintos puntos de Montevideo por hinchas que generaban disturbios.