Marcelo Peña, abogado de Clara Bulacio en el juicio contra Diego García por “abuso sexual con acceso carnal”, se mostró “conforme con el fallo” del juez Ezequiel Medrano del Tribunal Oral en lo Criminal nº 5 de La Plata, que condenó al futbolista uruguayo con seis años y ocho meses de prisión. “No vamos a impugnar la pena. Es justa y razonable”, dijo al programa 100% deporte de Sport 890.

“Es una pena que, dentro de todo, da el marco de ley. Es un delito que va de 6 a 15 años de prisión. La familia está conforme. No era necesario para la familia que le dieran 10 o 15 años. Están conformes con una condena y había elementos probatorios para una condena”, manifestó, y aclaró que se aplicó el mínimo porque “trabaja y no tiene antecedentes”.

“La tesitura que tomó el doctor Medrano, de otorgarle un arresto domiciliario, nos pareció acertada. En la mayoría de los casos, en la legislación argentina, y principalmente en la provincia de Buenos Aires, se les da la posibilidad de seguir en libertad hasta que el fallo quede firme a quienes no tienen antecedentes. En otro contexto, García quedaba en libertad, volvía a su país y seguía jugando como si nada”, manifestó.

Al menos cuatro años de domiciliaria

“Acompañamos la tesitura del juez de que quede con arresto domiciliario por el peligro de fuga, a pesar de que nunca demostró ningún tipo de abstracción a la Justicia, y creo que fue un atenuante para él, de comparecer cada vez que fue requerido. Y nosotros nunca nos opusimos a que viajara a Ecuador o a Uruguay. Desde nuestro lado jamás nos opusimos a que siguiera ejerciendo su actividad hasta que llegara el juicio oral”, agregó.

La domiciliaria es justa porque sabemos que García está dentro de La Plata y no puede salir de la ciudad hasta que quede firme el fallo, que durará al menos cuatro años si los abogados siguen apelando e impugnando. Es casi imposible que el fallo pueda revertirse porque las pruebas son contundentes. No hay indicios de que esto pueda absolverse”, señaló Peña, quien se retiró de la sala cuando García se desmayó al ser condenado “por respeto a su familia”.

El abogado indicó que García “nunca fue contundente a la hora de decir su verdad”. “Quizás es parte de su personalidad, pero cuando te acusan de un hecho que no cometiste, ponés el grito en el cielo. García nunca negó el hecho y dijo que no iba a contestar preguntas. Cuando fue citado por la Fiscalía no quiso declarar; los abogados le armaron un speech y él lo firmó. Nos llamó la atención”, comentó.

“En los juicios orales, cuando terminan las partes del proceso, el juez le da al imputado la oportunidad de decir algo. Él lo único que dijo fue: ‘gracias a los clubes que me dejaron seguir jugando’. Nada más. Esas últimas palabras fueron contundentes para que el magistrado dijera ‘este tipo no entendió nada’. Me llamó la atención por la falta de empatía con el contexto”, añadió Peña.

Un relato “contundente” y “audios letales”

Por otra parte, consideró que “la palabra de Clara fue contundente, mucho más fuerte que con los psicólogos”. “Y García, que está en su derecho, propuso una perito de parte que intentó restarle verosimilitud al relato de Clara, pero le salió el tiro por la culata”, sostuvo, y aclaró que pidió “falso testimonio” por “algunos condimentos” como “las amigas que estaban dentro del contexto de los amigos del jugador”.

“Entiendo que la defensa quiso meter en la opinión pública un manotazo de ahogado, pero eso en el juicio no se vio”, dijo respecto a algunas versiones que circularon sobre inconsistencias en el relato de la víctima. “Con mucho respeto por la defensa, porque a veces soy defensor, solo buscó el beneficio de la duda. Nunca planteó que el hecho no existió”, expresó.

“Los audios de Clara a los 20 minutos de haber sido abusada sexualmente fueron letales. Son audios de WhatsApp transferidos a dos amigas para que la fueran a buscar porque había sido violada. Estaba desesperada en el piso del baño y después quiso ocultárselo a sus padres”, recordó Peña.

“Cuando García intentó tomar la palabra, dijo que iba a declarar, pero no a contestar preguntas. La única pregunta que iba a hacerle fue por qué salió del baño con un golpe en el pómulo. ¿Fue parte del acto sexual que vos decís que fue consentido? ¿Para qué golpeas a una persona contra la pared si fue consentido? Él no quería responder eso”, concluyó.