En el minuto 90, cuando la derrota ya parecía inalterable, el mexicano Héctor Herrera surgió dentro del área en un saque de esquina para cabecear el 2-2 del Atlético de Madrid contra el Juventus, un premio merecido para su equipo, capaz de rebelarse y nivelar el 0-2 con el que le había golpeado su rival.

Una recompensa a la fe, a la insistencia, de un equipo que sintió el castigo del 0-2 como una afrenta inexplicable, pero que no decayó, que reiteró en sus ataques para, primero, reengancharse al duelo con el 1-2 de Stefan Savic, también de cabeza y tras asistencia de José María Giménez y rescatar un punto que era suyo sin matices con el 2-2 del medio centro mexicano.

El partido se abrió en el complemento, pero esta vez no fue Cristiano Ronaldo, sino el hombre menos esperado del once visitante: el colombiano Juan Cuadrado. De contragolpe, recogió el cambio de juego de Higuaín, enganchó y puso el tiro en el fondo de las redes.

Esto abrió otro partido distinto, con el peso y la prisa sobre el Atlético, aún más con el 0-2 de cabeza de Blaise Matuidi, que remachó otro contraataque, esta vez a servicio de Alex Sandro.

No desistió el conjunto rojiblanco, que, aún así, en un panorama como ése, anunció batalla, con una ocasión de Giménez, que después asistió el 1-2 a Stefan Savic a 20 minutos del final.

Y Héctor Herrera. Sin minutos hasta ahora, constantemente en el banquillo en los primeros cuatro choques de Liga, surgido en el encuentro por la lesión de Thomas y, por fin, sobre el césped, donde demostró todo lo que le ha llevado al Atlético. También el gol, con el cabezazo que culminó la rebelión para igualar un 0-2 a la Juve.