El actual entrenador de la selección uruguaya, Marcelo Bielsa, dio una charla como invitado de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en la apertura del curso de formación para entrenadores y dejó varios conceptos interesantes de su forma de ver el fútbol.
“Alguna vez, hace algunos años, también aquí, se me señaló que ejercía la falsa modestia, el exceso de amabilidad o diplomacia para generar adhesiones”, recordó el Loco ante un auditorio repleto: “Eso siempre lo tomo como inhibitorio, porque la falsa modestia es inducir al otro a que piense lo contrario de lo que uno está diciendo”.
“Este país [por España], este sitio y la historia reciente de su fútbol invita a venir a escuchar más que a pretender ser escuchado. Y lo digo con absoluta sinceridad, porque, se mire donde se mire, el fútbol español ha producido un legítimo espíritu o inclinación a la imitación y a la copia”, aseveró.
“Poseen a Guardiola, que es desde mi punto de vista el mejor entrenador del mundo desde que yo analizo el fútbol”, dijo, y completó: “Yo soy un admirador de la copia, de la imitación. Mirar lo que está bien hecho y aprender a hacerlo es la base de la cultura, más allá de que copiar tenga mala prensa”.
Foto: Prensa RFEF
“Todos nos educamos en un proceso donde se transmite lo que otro conocía, supo o descubrió, y que vale la pena saber”, amplió.
El plan B
Durante más de una hora y media de charla, el Loco tocó varios tópicos de la gestión de los DT: “El famoso plan B es algo que nos es muy reclamado a los entrenadores. Para mí, un gran equipo es el que puede jugar todos los sistemas con los mismos jugadores, no el que necesita cambiar jugadores para cambiar el sistema”.
“Sí, se puede cambiar la posición de alguno de los diez jugadores de campo por un jugador que tiene un perfil diferente, pero yo le doy mucho valor a no recurrir a la sustitución para cambiar el sistema”, amplió explicando por qué a veces no recurre a variantes.
“Recuerdo que, durante muchos años de mi carrera, el entrenador que necesitaba esquemas alternativos con sustituciones era desacreditado. El bueno era el que jugaba siempre con los mismos y variaba la distribución sin tener que producir sustituciones. Hoy es todo lo contrario”, comentó.
Pájaro de alto vuelo
En uno de los puntos de su charla, utilizó como ejemplo a Federico Valverde, jugador del Real Madrid y de la selección uruguaya: “Para mí la posición de número 8 es la que exige mayor capacidad para la polivalencia, otra palabra muy rechazada por muchos entrenadores. Hoy el fútbol es polivalente con independencia del esquema”.
“Valverde juega en un partido como lateral derecho, de wing derecho, de interior izquierdo, de interior derecho, detrás del nueve… Aunque tenga una posición original, y hay miles de ejemplos, lo vuelve polivalente al jugador por la dinámica del juego, más allá del dibujo de partida o del dibujo referencial”, destacó el DT.
Foto: Prensa RFEF
“Por eso el 8 es un jugador tan importante, porque juega al lado del volante central y en ocasiones defiende como él, y juega al lado del diez y ataca como el diez. Y juega por centro derecha, por centro izquierda, y también por las orillas”, señaló.
“Algo en lo que creo firmemente: es mucho más lo que no dominamos de un partido de lo que podemos dominar, y los jugadores son infinitamente más importantes que las diferentes formas de ubicarlos. Creo firmemente en eso”, concluyó.
En declive
Otro punto que llamó la atención durante la charla fue la afirmación que el “balompié va en declive”: “Mi opinión es que el fútbol en el mundo como deporte va en declive: tiene serios riesgos de seguir siendo el deporte rey. Y hay muchos indicadores”.
“Uno de esos indicadores es que se ven los highlights y nadie ve los partidos. Otro, que los jugadores cuestan fortunas porque cada vez hay menos jugadores buenos y más plata disponible, entonces eso hace que los pocos jugadores que hay valgan fortunas”, señaló.
“Además, las opciones que tienen los jóvenes sustituyen y dejan muy poco tiempo para lo que el fútbol exige. Para formar a un futbolista, si hay algo que es indispensable es primero la genética y después la pasión por jugar, que es lo que desarrolla lo que se recibió genéticamente”, confesó.
“Esos tres elementos hacen que cada vez haya menos jugadores buenos, y, como son menos, valen más. Y entonces se multiplica el negocio. Porque aparte de que valen más, compiten en peores condiciones porque no se respetan los tiempos de descanso, los tiempos de pretemporada, de precompetencia, de preparación… Entonces el fútbol ha tomado una dimensión industrial tan grande y el juego es cada vez peor”, cerró.