Los antiguos saltos en los partidos de básquetbol después de que una pelota queda trabada fueron reemplazados por la flecha de posesión que da la bola alternadamente a uno y otro equipo. No obstante, en formativas no se utiliza la flecha y los involucrados siguen saltando.

Víctima de una visible diferencia de estatura, un jugador de Olimpo de Bahía Blanca se las ingenió para ganarle el salto a uno de Napostá, en Argentina. Lejos de saltar a disputar la bola, corrió hacia al lugar al que adivinó iría el cachetazo y atravesó toda la cancha en veloz carrera para apoyar una bandeja de mano zurda en el tablero.

La jugada se viralizó en horas, más allá de que es antirreglamentaria. El participante de un salto no puede atrapar la pelota, por lo que debía otorgársele la posesión al rival. Así ocurrió en una recordada acción protagonizada por el diminuto base Nate Robinson en la NBA, cuando le tocó saltar con el 28 centímetros más alto Rudy Gay.