Armand Duplantis volvió a volar con su pértiga en el Estadio
Olímpico de Tokio para coronarse de nuevo, por tercera vez en su carrera,
campeón del mundo en salto con garrocha, un logro que también llegó con un
récord del mundo de 6,30 metros en su último intento.
Hace mucho tiempo que Duplantis compite contra sí mismo y en cada prueba a la
que va, la única duda que reside en el espectador es saber con cuánto margen de
diferencia ganará respecto a sus rivales y si habrá récord del mundo o no.
Foto: ALEX PLAVEVSKI / EFE
Su superioridad es tan apabullante
que en Tokio, en la ronda de clasificación, quizá excesivamente larga al ser
muchos los participantes, se le vio en varios momentos con la mirada ausente en
un claro síntoma de aburrimiento.
Lo que le gusta a Duplantis son las finales y sentirse observado y eso
es lo que ocurrió exactamente en Tokio, un estadio que conoce bien de 2021,
cuando ganó la medalla de oro de los Juegos Olímpicos, aunque en ese momento la
pandemia de la COVID-19 impidió que hubiera público en las gradas.
El prodigio sueco pudo redimirse en esta ocasión y, espoleado por los aficionados
nipones, logró la victoria con una marca de 6,30 metros y sin encontrar
oposición en sus rivales, resignados siempre a pelear por el segundo puesto.
Completaron el podio el griego Emmanouil Karalis con 6,00 metros y el
australiano Kurtis Marschall con 5,95.
Con ambos celebró Duplantis la
victoria de forma enloquecida, sonriendo por el estadio, envuelto en la bandera
sueca y saltando sin parar celebrando la gesta.
La felicitación más efusiva se la llevó su pareja, Desire Inglander, con la que
comparte su vida desde el verano de 2020 y a la que fue a buscar en la grada
saltando la valla para darle un beso y abrazarla en el mismo sitio donde
estaban sus padres, los culpables de la afición a la pértiga de su hijo.
Su madre, Helena, fue una jugadora de voleibol sueca, que además le ayuda en la
preparación física, y su padre, Greg, fue un pertiguista estadounidense que
ahora es su entrenador.
El salto desde chico
Duplantis empezó a saltar con solo tres años y en su juventud, en los diversos
campeonatos universitarios en los que fue participando cuando vivía en Luisiana
(Estados Unidos), ya se vio que destacaba entre todos los participantes, algo
que le abrió muy pronto las puertas del profesionalismo.
Foto: ALEX PLAVEVSKI / EFE
EFE / FútbolUy
El sueco fue quemando etapas hasta que en 2018 llegó su irrupción en el panorama internacional por la puerta grande con una medalla de oro en los Europeos de Berlín y en la prueba de la Liga Diamante de Estocolmo. Desde entonces acumula un palmarés impresionante que se resume en dos oros olímpicos, tres mundiales al aire libre y tres en pista cubierta, tres europeos al aire libre y uno bajo techo y 41 victorias en pruebas de la Liga Diamante, competición en la que ha conquistado cinco veces el propio diamante.
La medalla de oro de Duplantis, como para todos los campeones del mundo en Tokio, conlleva un reconocimiento económico por parte de World Athletics de 70.000 dólares y otros 100.000 por el récord del mundo.
Además, desde el 8 de febrero de 2020 en Torún (6,17 metros) hasta este 15 de setiembre en Tokio, el sueco encadena 14 récords mundiales.
Duplantis cada vez se desmarca más del legendario pertiguista ruso Sergey Bubka, que entre 1987 y 1997 ganó un oro olímpico, seis mundiales al aire libre y tres en pista cubierta y un europeo al aire libre y otro bajo techo.
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