“Por suerte el gordo deja dormir”, contó Luis Suárez, y habló de su momento familiar

Luis Suárez vive un presente inmejorable a una semana del nacimiento del pequeño Lautaro, su tercer hijo. “Por suerte fue todo natural. Fue un parto normal”, contó al programa Tuya y Mía, de Radio El Espectador, desde la tranquilidad de su casa y “mirando Netflix”.

“Estuvimos en el hospital los dos días que lleva de recuperación después de un parto y el jueves ya estábamos en casa. Por suerte el gordo deja dormir. Estamos encantados y locos de la vida”, contó, y valoró que “es esencial que la familia acompañe en todo momento”.

“Justo la noche del clásico Sofía me dijo: ‘hoy no te levantes, me levanto yo’. Se levantó a las 3 y después a las 7. Lauti comió y seguía durmiendo. No es que quedara llorando. Después del partido con todo lo que pasó le dije: ‘tranquila que hoy me levanto yo’. Se levantó una vez sola a las 4:30 y al otro día me levanté yo a las 9 con el despertador. Al otro día Sofía le preguntaba si ya había hecho trato conmigo”, narró entre risas.

En ese mundo de su hogar, el Luis Suárez estrella del fútbol mundial queda afuera. “Sofía me baja a tierra enseguida. ‘Mirá que acá sos padre, tenés tres hijos y se terminó el Suárez del Camp Nou’, me dice. Estaba muy feliz por todo lo que me pasó. Ella vio lo que fui en la semana previa al clásico. Ella estaba en el hospital y yo iba a buscar a mis hijos al colegio, llevarlos a dormir, buscar al hospital, dormir al hospital y al otro día volver a buscarlos para sus actividades. Son cosas que ella ve y siente, y sabe que soy muy feliz haciéndolas”, confesó.

Para hacer todo eso es clave un hecho; en Europa no se concentra. “El partido con el Real Madrid era a las 16:15 y yo a las 14:05 estaba llegando al estadio con mis hijos de la mano. Acá no se concentra nunca, a no ser en los partidos de Champions porque tenés que ir el día antes porque la UEFA lo pide”, valoró.

“Acá cuando jugamos de locales vamos dos horas antes al estadio, y de visitantes si jugamos después de las 17 horas viajamos a la ciudad donde nos toque el mismo día por la mañana, estamos en el hotel y volvemos después del partido. Si jugamos a las 16 o antes, vamos el día anterior por una cuestión de horarios”, explicó.

“Estar tantos años acá ya te hace profesional. Uno sabe cuántas horas tiene que descansar y qué tiene qué comer la noche anterior. Te distraés más en tu casa. En una concentración te ponés a jugar al PlayStation o a jugar a las cartas y te dormís más tarde. Eso te lleva a no descansar las horas que tenés que descansar”, reconoció.

Suárez cree que instaurar eso en Uruguay depende “del profesionalismo de cada jugador”. “Si en Uruguay se dice: ‘muchachos, hoy no vamos a concentrar. Confío en todos ustedes. Nos dejamos de pavadas que mañana nos jugamos la vida’. Es una prueba de fuego que tenés que agarrarla, pero es difícil cambiar la mentalidad y todo eso en Uruguay. En tu casa ya conocés tu colchón y tu cama. Acá en el Barcelona algún compañero se lleva su almohada cuando concentramos porque sino no puede dormir”, concluyó.