Este miércoles, la directiva de Defensor Sporting decidió no renovar el vínculo con el entrenador Ignacio Ithurralde. Asumió tras la salida de Álvaro Navarro y estuvo al frente del equipo en 32 partidos, de los cuales ganó 16, empató 5 y perdió 11.
El Violeta terminó quinto en la Tabla Anual con 61 puntos, la puntuación más alta desde 2019, y clasificó a la Copa Sudamericana, pero estuvo luchando hasta la última fecha por meterse en Libertadores.
“Uno viene olfateando, viene midiendo la temperatura”, dijo Ithurralde este jueves, y añadió: “Era algo que esperaba por la energía entre la dirigencia y nosotros, sobre todo después del partido con Torque, que faltándonos contra los dos grandes se nos puso en un lugar de que dependía de esos partidos para ver si continuábamos”.
“A partir de ahí, el análisis no era el que me convencía; consideraba que la campaña nuestra estaba por encima de los últimos dos partidos con los grandes”, comentó en diálogo con el programa La mañana del fútbol de radio El Espectador Deportes.
“Si le ganábamos a uno de los grandes, era difícil no seguir. Pero si nos agarramos a los resultados inmediatos y no tenemos en cuenta un millón de cosas que han pasado desde que asumimos, habla de que la gestión no va por ahí”, indicó.
El DT resaltó su relación tensa con la hinchada: “Asumí y a los dos días empatamos con Wanderers en el Viera, y ahí ya estaba recibiendo insultos. Iba a ser muy difícil que le pudiéramos dar alegrías constantes a la gente dentro de lo que era el momento actual del club”.
Y les dejó un mensaje: “Les digo que le den para adelante a los pibes, que alienten, que no empiecen a putear apenas arranca el partido cuando se equivoca uno. Tienen que informarse de cómo está el club. Si son tan hinchas, miren que, en Pichincha, hay que pintar un montón de cosas”.
Con respecto a la temporada, expresó: “Sabíamos que íbamos a pasar por todo lo que pasamos, y superamos las expectativas nuestras de lo que era el panorama al inicio de la temporada”.
“Nosotros veíamos así la situación y el presidente no. El argumento de Diego [Franzini, el presidente] para la no continuidad fue que no le gustaba el funcionamiento del equipo y que prefiere un equipo más vertical”, agregó.
“Me dijo que era un tema que, quizá, no éramos compatibles, cuando, en realidad, yo estuve en Defensor desde los 12 hasta los 23 años y no lo vi nunca. No me conoció como persona”, siguió.
Juan Ahuntchaín “estaba afín con que sigamos”, pero “Diego estaba seguro de que no y es él el que toma las decisiones”.
Igualmente, “el equipo hizo lo mejor que pudo”: Estos pibes dieron la cara. Fuimos recontra creativos y yo dejé de lado mucho de lo que era lo ideal en lo futbolístico, porque entendí que la urgencia era sumar puntos para ganar tiempo para trabajar; fue el equipo en el que menos pude plasmar lo que me gusta ver del fútbol”.
“Para hablar de formas, modelos y estilos, tenemos que hablar de nombres propios y características. Diego Franzini me dijo que quería un equipo más directo, pero para ser más directo tenés que tener un 9 que aguante la pelota y que juegue bien de espalda”, explicó.
“La característica de los 9 jóvenes no es la fortaleza física para jugar de espalda, porque eso te lleva tiempo. Entonces, si vos tenés a Diego Abreu, Augusto Cambón y Lautaro Navarro, tenés que jugar en equipo”, continuó.
“El desconcierto era tal, que pensé que si le ganábamos a Nacional nos echaban igual”, cerró sobre la parte deportiva.
“La crisis institucional más grande de su historia”
Nada más asumir la dirección técnica, se puso “a tratar de poner la casa en orden, porque había un montón de cosas que estaban mal y había que solucionarlas”.
“No podíamos tener un desayuno tercerizado con una empresa de catering, gastando 10 mil pesos por día, y las volquetas del Pichincha estaban desbordadas de basura porque no había plata para pagarle al camión de la basura para que se la lleve. No había arena para las canchas y a la mujer del catering le debían 500 mil pesos”, relató.
“Cada dos meses nos están cortando la información de Wyscout [programa para análisis de fútbol] y el servicio de los GPS porque no se paga. Olvidate de concentrar y de hacer doble turno. Para hacer la pretemporada tuvimos que mover cielo y tierra”, dijo, y aseveró que “el club está sumergido en la crisis institucional más grande de su historia”.
“Yo me encargué de bajar el presupuesto a la mitad. Tuve que encargarme de un plantel con cinco o seis extranjeros que no había traído; hubo jugadores que la gente condenó desde el minuto uno y se les hizo un clima hostil para que puedan rendir, entonces no podía evaluarlos objetivamente y, a su vez, tenían sueldos elevados”, mencionó.
Tras esta decisión del presidente, siente “dolor porque estaba abrazando esta causa”. Asumí sin ninguna condición, y ahora estaba dispuesto a renovar sin ninguna condición. Me parece una injusticia terrible”, señaló.
“Desde que me di cuenta de que mi continuidad dependía de ganarle a un grande, en las condiciones en las que estamos nosotros, automáticamente mi pensamiento fue ‘Defensor no me merece’”, fue claro.
“Si hay alguien que tiene sentido de pertenencia con el club, soy yo. Siempre quise volver. Cuando era jugador y fui a Peñarol, llamé a Defensor para volver y me dijeron que no había lugar porque tapaba a Marito Risso, que tenía que andar bien para irse. Y me mataron por ir a Peñarol”, recordó.
“Al Chino [Álvaro Navarro] también lo mataron, y fue más jugador en el club que yo. [Los dirigentes] Se dejan llevar [por los hinchas]; hay que delegar un poco más, falta gestión”, destacó, y finalizó: “A menos que aparezcan con los millones de la nada, los problemas que vienen ahora son peores que los que ya estaban. Ayer le dije al presidente: ‘no te va a volver a pasar de que venga un entrenador y te diga estoy para asumir bajo cualquier circunstancia’”.