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Innovación y otras yerbas
OPINIÓN | Innovación y otras yerbas

Un GACH para la ciencia

El MEC presentó propuestas, como fortalecer la DICYT, y no mucho más. Aquí van seis ideas, más ambiciosas, aterrizadas y disruptivas.

Por Fernando Brum

31.05.2024 13:27

Lectura: 6'

2024-05-31T13:27:00-03:00
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Hace unos días el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) publicó el documento “Bases para una nueva gobernanza y para el diseño de políticas” en innovación, ciencia y tecnología, disponible aquí.

Luego de un largo proceso comenzado en 2020 con declaraciones un tanto rimbombantes del ministro Pablo Da Silveira, finalmente se publican un conjunto de recomendaciones, que obviamente recién se podrían aplicar en el próximo período. Es un documento de 31 páginas, que no menciona ninguna experiencia internacional, y a nivel de las recomendaciones concretas se limita a proponer el fortalecimiento de la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnología (DICYT) con estos objetivos principales:

a) Asistir al ministro de Educación y Cultura en el diseño de políticas, normas, planes y programas para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en todo el territorio nacional, así como coordinar la acción de los organismos públicos de dicho ámbito.

b) Actuar como agencia evaluadora de los programas e instrumentos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, coordinando con su Directorio los objetivos, requisitos para las postulaciones, condiciones bajo las que se asignarán los recursos y mecanismos de seguimiento y evaluación, entre otros aspectos.

Vale decir, coloca oficialmente a la ciencia, tecnología e innovación bajo la égida del MEC. El punto “B”, que subordina la ANII a la DICYT, apunta a volver a la situación anterior a 2007. ¡Ya sabemos cómo funcionaba el sector en esa época!

Nótese que únicamente evaluaría a la ANII que, según el documento, ejecuta solamente el 6% de los fondos destinados a Investigación e Innovación.

También plantea la necesidad de fortalecer el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (CONICYT), organismo complejo integrado por representantes de múltiples instituciones, (incluyendo entes del Estado, el Congreso de Intendentes, la Administración Nacional de Educación Pública, etc.).

Propone elaborar planes quinquenales. Suena a soviético, pero dice eso en la página 23.

No propone nada concreto sobre la financiación, ni sobre las prioridades.

Ante esto, me animo a presentar una propuesta alternativa orientada a resolver los problemas principales, más que a intentar diseñar la institucionalidad óptima:

1) Relevancia, importancia institucional

Creo que lo más conveniente es crear el “GACH de la Ciencia”. En muchos países existen consejos asesores que se relacionan directamente con el presidente y los ministros relevantes.

El “GACH de la Ciencia” asesoraría por ejemplo al presidente de la República y los ministros responsables de la producción, presentando propuestas de políticas.

En Uruguay tenemos buenas experiencias. Los dos grupos asesores nombrados por el presidente Tabaré Vázquez concretaron la creación de la ANII y la AGESIC en 2007. El presidente Luis Lacalle Pou creó el GACH, que tuvo un rol preponderante durante la pandemia y fue reconocido por todo el país.

Las políticas de ciencia, tecnología e innovación como motores del desarrollo reclaman urgencias y relevancia al más alto nivel.

2) Financiación: sector público

El tema está ampliamente diagnosticado. Es necesario aumentar la inversión pública y la inversión privada.

La inversión pública podría destinar recursos a investigación e innovación originados por un porcentaje de los ingresos de las empresas del Estado. Los ingresos conjuntos de ANTEL, ANCAP y UTE suman alrededor de 6.600 millones de dólares anuales. Un 3% de las ventas alcanzan a 200 millones de dólares, un refuerzo presupuestario que podría mover la aguja.

El 3% no es una cifra disparatada. Nótese que las empresas tecnológicas invierten alrededor del 15% de sus ventas en I+D, y las empresas de “Farma” llegan al 20%. Estos recursos serían gestionados por la ANII utilizando Fondos Sectoriales, instrumentos exitosos en los que hay amplia experiencia.

3) Financiación: sector privado

Si bien la inversión del sector privado se ha incrementado, es necesario que aumente mucho más. Para ello es necesario revisar en profundidad el sistema de incentivos con el objetivo de ordenarlo y simplificarlo. También se deben crear “herramientas de segunda generación” que otorguen incentivos a la inversión privada en empresas, inspiradas por ejemplo en el “Seed Enterprise Investment Scheme” (SEIS), el muy exitoso programa del Reino Unido.

4) Prioridades

En lugar de planes quinquenales, propongo definir un conjunto pequeño y claro de prioridades, como ya fue abordado en este artículo anterior.

Los “fondos frescos”, un resultado de la propuesta anterior, se asignarían a dichas prioridades bajo la modalidad de Fondos Sectoriales, sin afectar los programas generales ya existentes.

5) Promover la innovación abierta en las empresas estatales y en general en todo el Estado.

La ANII tiene desde hace ya muchos años programas de innovación abierta denominados “Desafíos de la Innovación”. Estos programas pueden ser potenciados y mandatar a los organismos públicos a invertir una parte de su presupuesto en acciones de innovación orientadas a mejorar la satisfacción de los usuarios. Estas acciones también potenciarían los ecosistemas de investigación y de innovación.

6) Demasiados organismos

En este período se creó el Uruguay Innovation Hub, un programa que perfectamente puede ser llevado adelante por la ANII, pero que cuenta con un nuevo directorio y una nueva estructura funcional. Deberíamos tener menos organismos y no crear una estructura nueva para cada idea.

Creo que sería conveniente eliminar la DICYT, en lugar de fortalecerla. Se podrían pasar los clubes de ciencia al Centro Ceibal y sus otros cometidos a la ANII o Uruguay XXI. Tenemos que llevar adelante un verdadero proceso de concentración de organismos reduciendo su número y aumentando su agilidad y eficiencia.

Estas ideas, junto a otras, podrían integrarse en una iniciativa integral inspirada en los libros de Ricardo Pascale (y podría llevar su nombre), liderada directamente por el presidente de la República. Una iniciativa, no un nuevo organismo.

De todos estos puntos, el más importante es el primero. Los organismos son importantes, pero no necesariamente mueven la aguja.

Necesitamos un presidente que coloque a la ciencia, la tecnología y la innovación en un lugar alto dentro de sus prioridades, que se apoye en un GACH dando la palabra a los actores del sector, y que lidere la aplicación de las políticas.

Por Fernando Brum