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Contenido creado por Paula Barquet
Bueyes perdidos y encontrados
OPINIÓN | Bueyes perdidos y encontrados

La guerra en su expresión más aguda: ataque terrorista y represalia estilo tierra arrasada

Ya sabemos que la verdad es la primera víctima en toda guerra, pero la paz tiene que ser necesariamente el objetivo a alcanzar con urgencia.

Por Marcelo Estefanell

05.04.2024 13:42

Lectura: 5'

2024-04-05T13:42:00-03:00
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Muchas veces los hechos acorralan nuestra conciencia. Cada día presionan con más intensidad hasta que llega el momento en que ya no es posible permanecer en silencio.

Junto a la desgraciada y horrorosa situación que sufre el pueblo palestino y, sobre todo, los niños y las mujeres gazatíes, no se puede permanecer indiferente y ocultar este revoltijo periódico que causan las noticias que llegan desde Medio Oriente.

El masivo y condenable atentado terrorista por parte de Hamás sobre el territorio de Israel el 7 de octubre pasado, desató el infierno. Nada justifica esa barbarie que dejó más de 1200 muertos en las poblaciones judías, violaciones en jóvenes secuestradas y centenares de cautivos en condición de rehenes. Pero tampoco se puede aceptar que la única solución política y militar sea esta respuesta que lleva a cabo el gobierno de Israel: una masacre lisa y llana.

El objetivo explícito consiste en aniquilar a Hamás: con estas  palabras se ha expresado el primer ministro Benjamín Netanyahu en más de una ocasión, y han actuado en consecuencia.

Hasta el 1 de marzo pasado la represalia israelí se ha cargado más de 30 mil palestinos, la mitad de ellos niños y mujeres. Como en los antiguos asedios, desde la antigua Numancia hasta hoy, las fuerzas armadas israelíes han condenado a más de dos millones de gazatíes no solo al continuo bombardeo por tierra, aire y mar, sino que también al hambre y a la muerte lenta de miles de inocentes.

Quienes hemos conocido, aunque sea indirectamente, otros conflictos sangrientos, no podemos dejar de comparar cifras de víctimas por más cuestionadas que puedan ser las fuentes por parte de un bando y mientras la guerra sigue activa. Hay organizaciones internacionales (ONU) que aceptan los números más allá de los reparos y cuidados que hay que tener al contabilizar los caídos y los desaparecidos.

De los más de 30.000 gazatíes fallecidos hasta el 29 de febrero pasado, el 70% son mujeres y niños, 340 trabajadores sanitarios y 132 periodistas. Al contrario de anteriores enfrentamientos palestino-israelíes, donde la mayoría de los muertos eran hombres, ahora la proporción es inversa.

Según el observatorio Shireen del Ministerio de Salud de Gaza y la colaboración de la Irak Body Count (*), el 22,3% de los muertos tenía entre 0 y 9 años; el 19% estaba entre 10 y 19 años; 18,9% entre 20 y 29 años, y luego va descendiendo hasta 0,6% en mayores de 80 años. Dicho de otra manera, cuatro de cada 10 fallecidos tenían menos de 20 años y seis de cada 10 eran menores de 30.

“En poco más de cuatro meses, en Gaza han muerto más niños, más periodistas, más personal médico y más empleados de la ONU que en cualquier otro lugar del mundo durante un conflicto”, denuncia en una carta el comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa), Philippe Lazzarini, economista y diplomático suizo-italiano de larga trayectoria, quien ha recorrido diversas zonas de guerra, desde el Líbano a Sudán, desde Angola a Ruanda, ya como funcionario de Cruz Roja Internacional o como coordinador residente y humanitario de las Naciones Unidas, a quien no se lo puede acusar de antisemita o cómplice de Hamás.

Por su parte, el Ejército israelí no ha proporcionado cifras sobre las bajas que le ha causado al enemigo. Sin embargo, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, Roni Kaplan, de origen uruguayo (**), calcula que han matado a unos 10.000 terroristas desde el principio de la ofensiva hasta fin de febrero. Y en ese tiempo han fallecido más de 230 miembros de las fuerzas israelíes en los enfrentamientos sobre el terreno, además de unos 330 que perecieron durante el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre pasado.

Por razones de espacio dejo de lado los heridos (más de 71.000) con gran proporción de niños. Y tampoco puedo profundizar en los 17.000 pequeños que han quedado huérfanos o separados de sus familias, según Unicef.

Pero hay cifras que rompen los ojos. Por ejemplo, las víctimas mortales en Ucrania —a dos años de la invasión rusa— alcanza los 10.378 civiles, según la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Comparado con los 30.000 palestinos no combatientes muertos en solo cuatro meses, no solo llama la atención sino que refuerza el compromiso y la lucha por una solución consensuada.

Ya sabemos que la verdad es la primera víctima en toda guerra. Pero también sabemos que la paz tiene que ser necesariamente el objetivo a alcanzar con urgencia, porque a la luz de los hechos degradantes que nos muestra la realidad cada día se vuelve imperativo hacer algo.

(*) https://www.iraqbodycount.org/

(**) https://www.idf.il/es/

Por Marcelo Estefanell