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Contenido creado por Gonzalo Charquero
Innovación y otras yerbas
Foto: Gregorio Iraola en X
OPINIÓN | Innovación y otras yerbas

Insumos para una nueva generación de políticas públicas en ciencia y tecnología

La orientación de la investigación por misión ofrece varias ventajas al proyectar la asignación de recursos en materia de innovación.

Por Fernando Brum

07.03.2025 12:00

Lectura: 5'

2025-03-07T12:00:00-03:00
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En el ámbito de la investigación científica, es común distinguir entre ciencia básica y ciencia aplicada. Sin embargo, esta clasificación puede resultar limitada a la hora de definir políticas públicas de promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Una distinción más relevante es la que se establece entre la investigación orientada por misión o la investigación orientada por curiosidad. Esta perspectiva permite una mejor alineación de los esfuerzos con las necesidades y objetivos de la sociedad.

Ciencia básica vs. ciencia aplicada: una distinción difusa

La ciencia básica se enfoca en ampliar el conocimiento fundamental sin una aplicación inmediata en mente, mientras que la ciencia aplicada busca soluciones prácticas a problemas específicos.

No obstante, en la realidad esta separación es a menudo borrosa.

Descubrimientos fundamentales pueden surgir en contextos aplicados, y viceversa. Por ejemplo, avances en física teórica han dado lugar a tecnologías revolucionarias, y desafíos técnicos han inspirado nuevas teorías científicas.

Por lo tanto, insistir en una división estricta entre ciencia básica y aplicada puede ser contraproducente y no reflejar la realidad del proceso científico ni del progreso tecnológico.

Misión vs. curiosidad

La ciencia orientada por misión se caracteriza por dirigir la investigación hacia objetivos específicos y relevantes para la sociedad, como combatir enfermedades. Por ejemplo, las investigaciones en “ciencia básica” en el ámbito de la comprensión de los mecanismos del cáncer que lleva adelante el Institut Pasteur son muy relevantes. Mientras que estudios como género y mordeduras de gato son claramente aplicados, pero no parecen merecer prioridad a la hora de asignar recursos ciertamente escasos.

La orientación por misión implica una planificación estratégica y la colaboración entre múltiples disciplinas para alcanzar metas definidas.

Por otro lado, la orientación por curiosidad es impulsada por el interés intrínseco de los investigadores en explorar preguntas, básicas o aplicadas, sin aplicar criterios de relevancia.

La importancia de la investigación e innovación orientadas por misión en las políticas públicas

Para las políticas públicas de promoción, priorizar la orientación por misión ofrece varias ventajas:

1. Relevancia social y económica. Al enfocarse en desafíos concretos, este tipo de proyectos puede generar soluciones que mejoren la calidad de vida y promuevan el desarrollo económico.

2. Eficiencia en la asignación de recursos. La orientación por misión permite una distribución más estratégica de los fondos públicos, asegurando que se inviertan en áreas con un impacto potencial significativo.

3. Fomento de la innovación. Al establecer metas claras, se incentiva la colaboración interdisciplinaria y la transferencia de conocimientos desde la investigación hasta la aplicación práctica.

4. Respuesta a problemas urgentes o priorizados. Este enfoque facilita la movilización de recursos y talento científico para abordar crisis o necesidades emergentes. Un claro ejemplo fue la respuesta del Institut Pasteur de Montevideo IPM y ATGen (financiada por ANII) a la necesidad de desarrollar kits de diagnóstico durante la pandemia.

Integración de enfoques para un ecosistema científico sostenible

Aunque la investigación orientada por misión ofrece beneficios claros, es importante reconocer que la orientación por curiosidad también desempeña un papel crucial en el avance del conocimiento.

Muchos descubrimientos aplicables tienen sus raíces en investigaciones impulsadas por la curiosidad.

Por lo tanto, las políticas públicas deben buscar un equilibrio, fomentando proyectos orientados por misión sin descuidar el apoyo a la investigación exploratoria.

Vale la pena releer el trabajo ¿La era de las misiones: ¿Cómo abordar los desafíos sociales mediante políticas de innovación orientadas por misiones en América Latina y el Caribe?, elaborado para el Banco Interamericano de Desarrollo por Mariana Mazzucato y Caetano Penna.

Cito de este trabajo los cinco criterios recomendados para la identificación de misiones. Vale la pena reflexionar y discutirlos, ya que son insumos relevantes a la hora de definir una nueva generación de políticas públicas:

“1. Las misiones deben ser audaces e inspiradoras, con una amplia relevancia social, a fin de involucrar al público y asegurar la legitimidad social.

2. Deben proporcionar una dirección clara y centrarse en prioridades, ser medibles y tener una duración determinada para permitir la evaluación continua de proyectos orientados por misiones y la evaluación del éxito (o fracaso) de toda la iniciativa.

3. Deben ser ambiciosas, pero conducir a acciones de investigación e innovación realistas para incentivar a los actores a tomar riesgos y dejar volar su imaginación para intentar algo que normalmente no intentarían. Esto es una cuestión de calibración, ya que las misiones demasiado ambiciosas pueden alienar a los actores, mientras que las fáciles y poco ambiciosas no inspirarán ni conllevarán esfuerzos arriesgados.

4. Deben ser transversales, intersectoriales y permitir la innovación entre diversos actores. Esto significa que no han de ser deterministas en relación con soluciones o tecnologías específicas.

5. Finalmente, las misiones deben conducir a múltiples soluciones desde la base porque abordar los desafíos sociales requiere el desarrollo de innovaciones sistémicas, tanto tecnológicas como no tecnológicas (por ejemplo, innovaciones sociales o de comportamiento)”.

Por Fernando Brum