Donald Trump ha vuelto, ¡y al poder nada menos! “Ay mamita!, solía decir un relator de fútbol mexicano cada vez que el equipo contrario atacaba. Será un enero para aborrecer o celebrar, dependiendo del bando del que se mire. Cosa de no creer. Trump ha vuelto a donde puede ser temible. El político con el pelo más extraño de la historia de la humanidad y con un color de piel que parece barnizado, está otra vez en el asiento principal de la gran potencia militar. Bajo su mando estarán de nuevo los dedos índices que en cuestión de segundos podrían pulverizar al planeta en caso de que le diera por accionar los detonadores nucleares. De solo pensarlo, el pánico en representación de la humanidad atemorizada se para en puntas de pie. Mientras el bis de la dinastía Trump recién se inicia, Bob Dylan vuelve a estar en el candelero como hace 60 años. A Complete Unknown (Un completo desconocido), película sobre los tiempos iniciales del músico en Nueva York, es éxito de taquilla, figurando entre las favoritas para ganar el Oscar.
Donald Trump nació un 14 de junio. Bob Dylan un 24 de junio. Presidente y músico son del mismo signo zodiacal, Géminis. El nombre de la película proviene de un verso de “Like a Rolling Stone”, si no la mejor canción, una de las mejores escritas por Dylan, obra inmensa. Va así: “How does it feel, how does it feel? / To be without a home / Like a complete unknown, like a rolling stone” (Cómo se siente, cómo se siente / estar sin un hogar / Como un completo desconocido, como un canto rodado). Canción que transformó la forma de percibir la música popular, “Like a Rolling Stone” fue grabada el 16 de junio de 1965. La primera frase del cuento de Felisberto Hernández “Las dos historias”, sin relación alguna con Dylan y Trump, refiere a esa fecha: “El 16 de junio, y cuando era de noche, un joven se sentó ante una mesita donde había útiles de escribir”. En A Complete Unknown, a la cantante Joan Baez la interpreta Monica Barbaro, actriz nacida el 17 de junio. Dos de las canciones clásicas de Dylan que Barbaro canta bárbaro en la película son “It Ain't Me Babe”, grabada el 9 de junio de 1964, y “Girl from the North Country”, que salió a la venta el 27 de mayo de 1963. ¡Cuánto Géminis por todas partes!
Con el nombre de Robert Allen Zimmerman, Bob Dylan nació en Duluth, Minnesota, ubicada a 280 kilómetros de Chanhassen, ciudad del mismo estado donde nació también Prince, el 7 de junio de 1958. Varios de los músicos estadounidenses de mayor influencia en las dos últimas décadas son geminianos. Lenny Kravitz (26 de mayo), Kanye West (8 de junio), Kendrick Lamar (17 de junio), y Lana Del Rey (21 de junio). Hasta 1961, cuando John Fitzgerald Kennedy llegó a la Casa Blanca, no había habido ningún presidente estadounidense de Géminis. Del signo de Escorpio habían sido cinco. JFK fue asesinado en 1963 sin poder terminar su mandato. En 1989 George Herbert Walker Bush fue el segundo geminiano, pero perdió la reelección. Trump, por consiguiente, será el primero de ese signo en tener dos mandatos.
Del signo de Géminis ha habido más músicos y asesinos estadounidenses que presidentes. Considerado el mayor asesino serial de la historia estadounidense, Samuel Little, nacido el mismo día que Prince, 7 de junio, pero en 1940, confesó haber matado a 93 mujeres. Otros geminianos notorios en la horrenda práctica de asesinar sin mirar a quién han sido Jeffrey Dahmer (21 de mayo, 1960), Mary Bell (26 de mayo, 1957), David Berkowitz, alias “The Son of Sam” (1 de junio, 1953), Kenneth Bianchi (22 de mayo, 1971), Richard Chase (23 de mayo, 1950), Danny Rolling (26 de mayo, 1954), Arthur Shawcross (6 de junio, 1945). Sobre Dahmer, Netflix produjo la serie Dahmer - Monstruo: la historia Jeffrey Dahmer (2022), y Spike Lee dirigió The Summer of Sam (1999), sobre Berkowitz.
Los signos zodiacales esconden misterios inexpugnables. De silenciosa, invisible manera, modelan destinos y personalidades. Años atrás, la curiosidad me llevó a tomar clases con una astróloga que además de conversar de igual a igual con los astros, de tú a tú como suele decirse en el mundillo de la farándula, fumaba como Bette Davis lo hizo en la pantalla y en la vida real. Una tarde, mientras dictaba cátedra sobre las mujeres de Aries y Piscis, tema apasionante, fumó ante mi presencia 18 cigarrillos. Así como otros vivían en la luna, ella vivía en el humo. Una sola boca no le daba para tantas bocanadas. Viendo repetir el hábito de chimenea humana capaz de cambiar el rictus de mi cara, pensé en repetirle la frase del cuento “Mur” del ya mencionado Hernández, que no es el hijo de la canción de El cuarteto de Nos: “Dígame, ¿por qué echa el humo sobre las cosas? ¿Será para verlas turbias?”.
El aroma del humo era la fragancia favorita de la astróloga que sabía una cantidad. Una vez le conté sobre una novia neurótica que vivía haciendo de las suyas y me pidió más información sobre usted es la culpable. Luego de proporcionársela con pelos y detalles, dictaminó con la misma seguridad de aquel que se lanzó de un avión con un paracaídas que no abre y por tanto sabe que va a estrellarse contra el suelo de manera irremediable: “Mucho cuidado, esa mujer es capricorniana; la gente de ese signo no se lleva bien con el tuyo y puede ser potencialmente muy peligrosa”. No necesité del veredicto de madame nicotina para saber del maelstrom existente entre la ex y yo, pues eso lo tenía ultra sabido; sin embargo, su certeza a la hora del dictamen me dejó pasmado. Cada vez que esperaba respuestas relacionadas a la astrología, yo sentía mucha ansiedad, incluso hoy, tantos años después, porque sus vaticinios y pronósticos basados en el designio de los signos zodiacales eran de tal exactitud, que cualquiera podía creer que tenía una bola de cristal con acción de VAR: podía ver en replay cosas que todavía no habían sucedido.
Me acordé de ella en estos días, Dios y los astros la tengan en su gloria, pues en una de las conversaciones en las que repartía sabiduría al hablar de la influencia de los signos en la vida humana me dijo, con la misma seguridad con que había emitido su veredicto sobre la capricorniana, que los políticos del signo de Géminis no son buenos presidentes. Algo de cierto hay: Kennedy no terminó su mandato y resulta exagerado decir que su legado fue extraordinario. A Bush no lo reeligieron. Y a Trump deberán ayudarlo los astros. Un balance en retrospectiva indica que en la Casa Blanca residieron un presidente melómano (a Jimmy Carter le gustaba cantar acompañado de prestigiosos instrumentistas), y un megalómano cuyo pelo bronceado pone los pelos de punta, aunque no todavía ningún asesino en serie. Claro está, son tan extraños estos tiempos y tan pobre en expectativas la gente al votar, que todo, hasta esto, puede ser posible. Por ahora, lo más seguro es que nadie sabe.
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