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Contenido creado por Federico Pereira
El dedo en la llaga
EFE/ Prensa Miraflores
OPINIÓN | EL DEDO EN LA LLAGA

¿Se animará Maduro a usar las armas para intentar quedarse con una porción de Guyana?

Al igual que Galtieri con Malvinas, para distraer la atención y esconder la crisis de su país, el dictador amenaza con un conflicto armado.

Por Álvaro Giz

10.01.2024 13:55

Lectura: 5'

2024-01-10T13:55:00-03:00
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En 1982 unos militares argentinos iluminados y ferozmente represores creyeron que desatando una guerra por la soberanía de las Islas Malvinas contra una potencia como Inglaterra iban a poder tapar el desastre social y económico en el que habían sumido al país durante los oscuros años de dictadura.

Poco más de cuatro décadas después, América del Sur está presenciando la gestación de un conflicto que puede llegar a tener características similares, pero que por el momento ha pasado bastante desapercibido.

El dictador venezolano Nicolás Maduro ha desplegado tropas en una zona limítrofe con Guyana, denominada Esequibo, un territorio de casi 160.000 kilómetros cuadrados que ha sido objeto de un largo y complejo conflicto entre ambos países desde hace más de un siglo.

Esta zona, casi desconocida por estas latitudes, tiene una enorme riqueza en petróleo, al punto que su extracción —en la que hay involucradas varias multinacionales—, ha ayudado a mejorar sensiblemente la situación económica de Guyana.

Como parte de su estrategia, semanas atrás Maduro convocó a un referendo entre sus compatriotas para reafirmar la soberanía venezolana sobre la zona, el cual obviamente obtuvo el respaldo de los votantes. Fue como pescar en una pecera. Sabía que lo iban a respaldar.

“¿Apoya usted la defensa irrenunciable e indivisible de los derechos de soberanía de Venezuela sobre el territorio de la Guyana Esequiba, y rechaza la pretensión de la Corte Internacional de Justicia de decidir sobre la controversia territorial entre Venezuela y Guyana, sin el consentimiento previo y expreso de ambas partes?”, fue una de las preguntas del referendo.

La consulta fue cuestionada por la oposición, que la consideró una maniobra política para distraer la atención de la crisis económica y social que vive el país, y para intentar legitimar al desprestigiado régimen de Maduro, que no es reconocido por más de 50 países.

A mediados de diciembre, los presidentes de Venezuela y Guyana se reunieron para acordar no amenazarse ni usar la fuerza en su disputa por el Esequibo, pero finalmente no se llegó a ninguna resolución.

Pero la situación volvió a tensarse sobre fines de año por la llegada a la zona de la fragata inglesa HMS Trent, para realizar ejercicios conjuntos con los militares de Guyana, lo que Caracas interpretó como una injerencia externa.

En respuesta, Maduro movilizó aviones, barcos y más de 5.600 efectivos para desarrollar ejercicios militares en la zona lindera a Guyana. Gran parte del moderno material bélico desplegado fue adquirido a Rusia en los últimos años por un monto cercano a los 14.000 millones de dólares, un gasto a todas luces irracional para un país en una severa y prolongada crisis.

Además, el gobierno venezolano pidió a Guyana “tomar acciones inmediatas para el retiro del buque HMS Trent, y abstenerse de seguir involucrando potencias militares en la controversia territorial”.

“Nadie debe amenazar a Venezuela, nadie se debe meter con Venezuela. Somos hombres de paz, somos un pueblo de paz, pero somos unos guerreros y esta amenaza es inaceptable para cualquier país soberano (...), inaceptable la amenaza del decadente, putrefacto, eximperio del Reino Unido. No la aceptamos”, disparó Maduro.

Como en el lejano 1982, cuando el dictador ultraderechista Leopoldo Fortunato Galtieri impulsó una acción irracional que costó la vida de más de 700 argentinos, hoy, el también dictador venezolano parece estar dispuesto a recorrer el mismo camino y usar como carne de cañón a sus soldados.

También como el argentino, el venezolano no hace más que tratar de tapar el desastre económico que vive el país, que ha sumido en la miseria a millones de sus compatriotas y que ha llevado a emigrar a centenares de miles.

Por otro lado, sin sonrojarse, este mismo personaje le vende petróleo a Estados Unidos y como contrapartida ha aceptado celebrar elecciones libres este año, algo que aún está por verse si cumplirá.

Pero lo cierto es que Maduro está ingresando en un camino peligroso ya que si los fusiles venezolanos disparan un solo tiro o sus militares ponen un pie en la zona del Esequibo, estará dando la excusa perfecta para actuar a quienes desean verlo fuera del ruedo.

Maduro ostenta una de las características más clásicas de los dictadores, ya sean de izquierda o derecha, como lo es tener una visión cargada de mesianismo donde la gente es tan solo un instrumento para llegar a un fin. Y entonces cualquier pretexto vale, hasta un conflicto armado.

Así las cosas, cuesta creer que en Uruguay todavía haya dirigentes políticos y de organizaciones sociales que vean a este dictador caribeño como un socio confiable y no duden en abrazarse a él, cuando el destino de Maduro parece ser el de convertirse en un moderno Galtieri.

Por Álvaro Giz


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