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Breogán Gonda

Escribe Breogán Gonda

Y ahora, buscando el perdón

Ayer Suárez pidió perdón a Chiellini y, en general, a los aficionados del fútbol de todo el mundo por la “mordida”.

02.07.2014 14:42

Lectura: 4'

2014-07-02T14:42:00-03:00
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He recibido varios mensajes que, en su mayoría, contenían una pregunta / afirmación: "¿viste cómo lo había mordido?".

Nunca afirmé que no lo hubiera mordido. Lo que sí expresé es que la jugada había sido confusa y que no había pruebas de que la mordida hubiera ocurrido (el único video que la mostraba era claramente trucado). El tribunal (y/o sus mandantes) estaban "convencidos" de que la mordida había existido y de que Suárez debía ser eliminado como jugador de futbol, y así actuó.

Dados los dos antecedentes de Suárez y por aquello de "cría fama y acuéstate a dormir", no le importó al tribunal no tener pruebas (claramente si las hubiera tenido las hubiera mostrado en el momento). La FIFA invirtió el peso de la prueba y exigió que el jugador demostrara su inocencia.

Lo que sí también afirmé, por lo que aprecié en la transmisión oficial, es que existió un claro cabezazo de Suárez y, seguramente, un codazo de Chielini y que si yo hubiera sido el árbitro, no hubiera vacilado en expulsarlos a ambos.

La pena fue terrible y fuera del contexto, como podemos ver por los siguientes ejemplos, entre los muchos que existieron:

-En el partido de apertura, el brasileño Neymar propinó un claro codazo, que era imposible no ver, en la cara de un jugador croata y no fue sancionado.

-Un jugador belga tuvo una entrada criminal sobre un jugador de Corea del Sur y se le juzgó y se le dio un solo partido de suspensión.

-El holandés Robben simuló un penal (que determinó el triunfo de Holanda y la eliminación de México). Consultada la vocera de FIFA, la sra. Delia Fischer, "aseguró que el futbolista holandés no será sancionado por su simulación y que el organismo sólo puede intervenir en caso de "graves infracciones" que se pasen por alto al árbitro de turno, como ocurrió en el caso de Suárez" (fuente: suplemento "El Observador Mundial" del martes 1º de Julio).

-El francés Matuidi propinó tremendo golpe al nigeriano Onazi, provocándole fractura de tibia y peroné, además de rotura de ligamentos. El árbitro le mostró tarjeta amarilla, pero la FIFA determinó no tomar medidas.

Es claro que los árbitros no son infalibles, hay errores y horrores y siempre fue así, y las penas mayores suelen ser de dos o tres partidos.

Cuando se va más allá, cuando se toman medidas eliminativas y cuando el "sancionador" no es el árbitro ni un consejo de arbitraje, sino un cuerpo político designado a su placer por el presidente de la FIFA y sus adláteres y no controlado por nadie, lo que existe es una sanción política y no existe ningún tipo de garantías y, por tanto, ningún tipo de defensa posible.

Reiterando lo expresado anteriormente: se produjo un linchamiento. A uno de los mejores jugadores del mundo se le aplicaron tremendas medidas eliminativas.

Pero el jugador es muy importante y, por ejemplo, Barcelona y Real Madrid lo quieren contratar y Liverpool aún quiere mantenerlo.

La suspensión de nueve partidos con la selección sruguaya (quedan ocho) difícilmente se levante o se modifique mucho, por lo que parece muy difícil, por ejemplo, que Suárez pueda jugar en la Copa América de Chile. Es excesiva, pero, en el fondo es una cuestión de medida (entre, por ejemplo un partido o dos, como hubiera correspondido y los nueve del fallo).

La suspensión por cuatro meses para toda actividad relacionada con el fútbol es totalmente indefendible. Sólo fanáticos irracionales, como la prensa inglesa, pueden hallarla razonable. Blatter y compañía saben que se les fue la mano, pero la FIFA quedaría desairada si se retractara. ¡A menos que haya un importante hecho nuevo!
El hecho nuevo es la admisión de la falta y el pedido de perdón. ¡Ya no se discutirá más si hubo o no hubo la tal "mordida"!

En contrapartida espero que, ahora, en un acto "generoso y magnánimo", la FIFA levante (totalmente o casi) la suspensión que pesa sobre Luis Suárez para desarrollar su actividad profesional.