Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Viveza alemana

Viveza alemana

07.10.2009

Lectura: 3'

2009-10-07T08:25:26-03:00
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Estuve en Berlín con motivo de las elecciones federales y para conocer las peculiaridades del sistema electoral alemán. Tras compararlo con el nuestro, llegué a una disyuntiva: o bien los alemanes no saben lo atrasados que están con respecto a Uruguay o nosotros vivimos en una nube de vanidad. Lo primero no sería de extrañar. De hecho, la mayoría de los alemanes desconoce casi todo sobre Uruguay. Pero ¿es posible que la República Federal Alemana, a pesar de ser la tercera potencia mundial y de asombrar al mundo con sus productos y descubrimientos, tenga un sistema electoral alocado y sin garantías? Algo me dice que deberíamos reflexionar sobre lo segundo.

Según Matthias Jung, uno de los más destacados politólogos berlineses, en las pasadas elecciones "la lógica de las coaliciones llevó al fortalecimiento de los partidos pequeños". Especialmente el liberal, creció con votos democristianos que querían asegurarse la coalición con este partido. Tanto el éxito de los liberales como la estrepitosa derrota de la socialdemocracia (que registró la peor votación de su historia con una fuga hacia la izquierda poscomunista y al ausentismo) se materializaron a través de mecanismos de libertad electoral que no están a disposición de los uruguayos. Por ejemplo el voto voluntario o el voto cruzado. Ah… y sin veda de alcohol.

El día de las elecciones visité dos distritos electorales de Berlín y sus alrededores y entrevisté a las autoridades. El resultado fue desolador. Cuando le pregunté por qué no había policías ni marineros cuidando las urnas, el amable Herr Bassen se encogió de hombros y sonrió, con esa mueca que hacen los habitantes de Friedrichshain-Kreuzberg cuando escuchan preguntas extrañas. "Simplemente, nunca ha pasado", sentenció.

Decidí volver a la carga. ¿Existe el voto fuera de la circunscripción, ya sea dentro como fuera del territorio? Es que en mi país no se puede votar desde el exterior y ni siquiera de un departamento a otro". Herr Bassen miró al intérprete con cara de asombro. Sin perder su amabilidad, me respondió de manera breve y fulminante: "Pues... alcanza con que vote por correo".

A los latinoamericanos nos gusta creer que las cosas malas que nos pasan es porque somos pobres, pero los alemanes fueron más pobres de lo que podemos imaginarnos durante buena parte del Siglo XX. Los alemanes orientales no sólo tuvieron que cargar con la destrucción de la guerra y el nazismo sino que soportaron cuatro décadas más de represión y oscurantismo. En los países latinoamericanos donde mejor funcionan los sistemas electorales, como en Uruguay, terminan sepultando buena parte de la libertad de sus ciudadanos en un mar de papeles, credenciales y procedimientos. Están allí para evitar que los más vivos o audaces se lleven puesta la democracia a fuerza de fraudes, chicanas y violencia.

El sistema electoral alemán parece estar basado en la convicción de que el otro respetará las normas y actuará de buena fe. Allí está su mayor tesoro. Por eso ellos tienen universidades, laboratorios, patentes y alta tecnológica, y nosotros tan sólo controles y viveza criolla.