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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Venezuela: un motivo de vergüenza

"No existe una sola atenuante para un gobierno culpable de horrores que sobrevive sólo gracias a la fuerza represiva de su aparato militar, tan corrupto como el equipo de gobierno".

01.04.2018 17:54

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2018-04-01T17:54:00-03:00
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Lo que pasa en Venezuela hiere todos los criterios de sensibilidad democrática. Es una dictadura horrenda y completamente corrupta que se abroquela en el poder, demostrando cada vez más su peor cara.

Violaciones flagrantes a los derechos políticos, expresados en la prisión de opositores, el trato degradante para los presos, la inexistencia de una Justicia independiente, la ausencia de garantías para el voto, la persecución a los medios de prensa, los partidos y los dirigentes contrarios al gobierno.

Violaciones espantosas a los derechos ciudadanos a la salud, a la alimentación, a la educación que han derivado en una crisis humanitaria comparable con las peores catástrofes a escala mundial.

Corrupción mayúscula de todo el aparato de gobierno que todos los días muestra cómo estos dictadores que hambrean al pueblo, se han enriquecido monumentalmente en forma ilícita, mediante negociados multimillonarios y con inocultables vínculos directos con el narcotráfico.

No existe una sola atenuante para un gobierno culpable de horrores que sobrevive sólo gracias a la fuerza represiva de su aparato militar, tan corrupto como el equipo de gobierno.

Tarde o temprano deberán responder ante la Justicia y, también tarde o temprano, Venezuela volverá a ser un país democrático y respetuoso de los derechos humanos.

Sin embargo, cuando ello ocurra, que no tengan dudas de que ocurrirá, nuestro país no estará en la lista honrosa de las naciones que condenaron sin titubeos las barbaries del chavismo. Por el contrario, será seguramente de aquellos gobiernos que apresurada y muy tardíamente se sumarán al coro de la censura, después de haber apañado o, al menos, disimulado las peores barbaries.

Es muy triste, porque Uruguay tiene una extensa y limpia tradición internacional de reivindicación democrática en todos los foros internacionales. Uruguay ha sido históricamente un referente en el reclamo de la vigencia del Estado de Derecho en todos los países. Con la sola excepción de nuestra negra etapa de dictadura, Uruguay siempre se destacó por su sensibilidad democrática.

Sin embargo, la actitud del Frente Amplio, trasladada al gobierno, a pesar de los reconocidos pero infructuosos intentos del equipo de la Cancillería dirigido por Nin Novoa, nos ha generado mucha vergüenza. El gobierno del Frente Amplio con su postura débil, timorata cuando no cómplice, con la dictadura de Maduro, nos avergüenza.

Nos duele que nuestro Presidente haya enviado una carta a su par peruano (ya destituido) reclamándole que invitara al dictador venezolano a la Cumbre de las Américas.

Nos duele que no hayamos podido aprobar ni una sola vez en el Parlamento, a pesar de los numerosos intentos e iniciativas, una declaración de condena a la barbarie instalada en Venezuela debido al bloqueo que la bancada del Frente Amplio unánimemente aplicó para evitarlo una y otra vez.

Da vergüenza que Uruguay no encabece, como su historia lo manda, la lucha diplomática por la democracia en Venezuela. Da vergüenza que nuestro país no se ponga en primera fila en la defensa de los derechos de los ciudadanos venezolanos, sobre todo porque como ya hemos dicho en numerosas oportunidades, fue un gobierno democrático de Venezuela el que se plantó firme ante nuestra dictadura, reclamando por nuestros derechos y libertades en los años setenta.

Pero mucho más nos duele y avergüenza pensar en las razones que determinan este flagrante renunciamiento democrático.

Porque para una buena parte del Frente Amplio es más importante la orientación ideológica de un gobierno que el respeto a la democracia y a los derechos humanos. Por eso defiende a una abyecta dictadura. Esto tiene consecuencias muy graves, porque implica la constatación de sus débiles reflejos democráticos y la relativización de estos valores para sectores dominantes del Frente Amplio.

Pero también resulta inevitable pensar que los vínculos intensos durante tantos años entre el corrupto gobierno chavista y el partido de gobierno, podrían haber determinado inconfesables razones que sostengan tal reticencia a denunciar lo evidente.

En tal sentido, los negocios con Venezuela están sospechados fuertemente con respecto a su transparencia. El tiempo se encargará de poner luz sobre tanta oscuridad.

Mientras tanto, nuestro país que con tanto esmero durante décadas construyó una imagen de defensa del Estado de Derecho y de protección a los derechos humanos, ha visto afectada esta posición ante las claudicantes actitudes del gobierno.