Contenido creado por Julián Kanarek
Julián Kanarek

Uno-cero.

Uno-cero.

Una serie de tweets sobre la jornada vivida en Cataluña este domingo dejan al descubierto la incapacidad política y comunicacional del Partito Popular español para manejar la situación en torno al referéndum (ilegal) de secesión.

01.10.2017

Lectura: 4'

2017-10-01T17:59:00-03:00
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Nuestro compatriota Jorge Drexler ha entendido cabalmente la utilidad y potencia de las redes sociales. Las utiliza como canal de contacto con sus fans alrededor del mundo y genera encuentros artísticos con audiencias globales. Cercanía y diversidad.
Esta vez y en el plano político, un tweet suyo resume con la sagacidad de un (buen) analista político lo que ha sucedido entre el gobierno español y la ciudadanía.

 

Estas líneas no buscan tomar partido sobre ninguna de las posiciones en torno a la independencia catalana sino analizar los sucesos políticos y la influencia de las tecnologías de la información y las redes sociales en la imposición de un relato, una ética y una estética vinculada al conflicto.

El manejo comunicacional en torno al relato en los atentados de la Estación de Atocha en Madrid (año 2004) es hoy un caso de estudio en la irrupción de las tecnologías de la información en la política mundial. La incapacidad del Partido Popular para entender el movimiento ciudadano en torno a la circulación de un discurso contrapuesto al que proclamaba el gobierno (que marcó en primera instancia a ETA como responsable del ataque), es parte de la historia que explica la fuerza de una ciudadanía organizada utilizando las herramientas tecnológicas para buscar y esparcir su verdad. El PP intentó durante unos días imponer un relato que la ciudadanía no creyó y esto le costó la elección al hoy Presidente de España Mariano Rajoy a manos del ex Presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. La ciudadanía hizo circular una información e interpeló no sólo al gobierno sino al partido a través de los, en aquel momento novedosos, SMS.

El tweet de Drexler demuestra como hoy el Partido Popular y su líder vuelven a perder el control del relato, subestimando la capacidad de la ciudadanía de cuestionar las decisiones políticas de un gobierno. Rajoy está convencido de haber ganado la contienda legal, así lo afirmó en su discurso porterior a la jornada, pero parece no entender que perdió la batalla comunicacional y muy posiblemente la política.
Las imágenes, videos, testimonios de la represión policial de este 1 de octubre invisibilizan la discusión de fondo generando un campo fértil para todos aquellos que quieran señalar como un error el desempeño político por parte del gobierno español en el conflicto con los nacionalistas catalanes.

 

 

En el manejo del relato el Partido Popular Español logró demostrar que es capaz de tropezar nuevamente con la misma piedra, ignorando la capacidad de la ciudadanía de construir su propio discurso y potenciando justamente la posición política que busca confrontar.

 

Las redes sociales dieron un veredicto en el que se condena enérgicamente la actuación del gobierno español, eclipsando la discusión sobre la legalidad del referéndum y dañando fuertemente la imagen internacional del Presidente, del gobierno y del partido así como la de España y la de Cataluña. El Estado pasó, en el imaginario colectivo, de defender la legalidad a atacar a ciudadanos pacíficos que sólo buscaban votar.

La discusión sobre el por qué se llegó a esta situación, sobre la posición de los nacionalistas catalanes, sobre la falta de dialogo y las posibles soluciones de continuidad han sido hipotecadas por la actuación desmedida de la Policía Nacional española y la propagación de los mensajes condenatorios a través de las redes sociales. Estas redes son y serán aliadas de la lectura independentista del conflicto fortaleciendo su posición de víctimas de un gobierno incapacitado para el dialogo constructivo. El papel de los políticos independentistas catalanes, hasta ahora cuestionado por gran parte de la comunidad política internacional, ha pasado inadvertido ante los ojos de las redes por la supremacía de las imágenes en las que ciudadanos pacíficos son atacados por las fuerzas de seguridad que decían ir contra las urnas no contra las personas.

 

 

La puja comunicacional por imponer un relato entre el gobierno español, que buscaba demostrar la ilegalidad del referéndum y los independentistas que buscaban imponer su postura en torno a la autodeterminación de los pueblos es otra de las batallas que perdió Rajoy. Lo peculiar es que el Presidente, el Partido y el Gobierno arrastran nuevamente consigo a la imagen del Estado español.

Como sucede desde el 11 de setiembre del 2001 los medios y los impulsores del referéndum utilizaron el neologismo de llamar con el número y la primera letra del mes al suceso en cuestión. Para el gobierno español y el presidente Rajoy este uno-o parece haberse convertido en un uno-cero, en contra.