Contenido creado por Gerardo Carrasco
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Una elección y muchos balances

Una elección y muchos balances

Este domingo pasado se realizaron en Argentina las elecciones internas con voto obligatorio, las PASO. El resultado es uno, en toda su complejidad, porque el propio sistema requiere de un buen mapa político, pero los balances son muchos. Variados como en botica.

13.08.2013

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2013-08-13T08:23:00-03:00
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El oficialismo, luego de 10 años de gobierno proclama sin grandes entusiasmos, que sigue siendo la primera fuerza política nacional. Es cierto, y también que fue la única que se presentó en todos los distritos electorales y tan cierto como eso es que hace dos años, en el 2011 en la elección presidencial, había obtenido el 54% de los votos y en esta oportunidad obtuvo el 29.5%, 6.799.793 votos, cinco millones de votos menos que en la anterior elección.

Ese dato es consistente con las encuestas que hace un año le daban a la presidenta un nivel de apoyo a su gestión superior al 60% y ahora le dan exactamente la mitad, 30%.

El oficialismo en esta oportunidad y sin que estuviera ningún cargo en juego, porque las elecciones son el próximo 27 de octubre, perdió en los cinco principales distritos electorales. Perdió por 6 puntos en su principal baluarte la provincia de Buenos Aires donde ganó Sergio Massa por un margen mayor a lo previsto; en la Ciudad de Buenos Aires donde como primera fuerza aparece UNEN (centro izquierda) con Lilita Carrió (rediviva) y Pino Solanas encabezando la lista ganadora de las tres listas que se presentaron, segundo el Pro de Mauricio Macri y recién tercero con menos del 20% el Frente para la Victoria (FPV); el kirchnerismo quedó tercero en Santa Fe con Hermes Binner como triunfador; en Córdoba triunfo el candidato del gobernador De la Sota y el kirchnerismo quedó tercero, detrás de los radicales; en Mendoza triunfó por amplio margen Julio Cobos. La perla que faltaba se dio en Santa Cruz la provincia de donde son oriundos los Kirchner políticamente en la que ganó el radicalismo, y la lista de Máximo Kirchner de la Cámpora quedó en tercer lugar.

Las lecturas políticas, más que las institucionales, que son extremadamente complejas son claras, muestran que el oficialismo recibió un duro castigo electoral, a nivel nacional con la pérdida de 24 puntos del electorado total (5 millones de votos) y a nivel local con muy malas votaciones en los principales distritos e incluso en provincias que son tradicionalmente sus baluartes. De la re reelección ya nadie habla.

Pero el que considere que ya se dio vuelta la página, está equivocado. Quedan más de dos meses para las elecciones de octubre y el kirchnerismo no se va a quedar haciendo calceta, va a dar una dura pelea, con todo el aparato de gobierno y del Estado (provincias, municipios etc).

A la oposición se le suma un nuevo adversario para el kirchnerismo, el peronismo en su más amplia gama, inclusive muchos de sus seguidores, que ya huelen en el ambiente la posibilidad de un cambio de viento y la necesidad de re orientar sus preferencias y apoyos. Ya lo hizo Sergio Massa que es intendente de Tigre y fue jefe de gabinete de la propia Cristina Kirchner. El peronismo tiene muchas ideologías, o referencias ideológicas, pero una es común a todos: el poder.

Dentro del kirchnerismo el ganador, si se puede decir de alguna manera es Daniel Scioli, raleado durante meses por el gobierno nacional, confrontado dentro y fuera de su provincia, Buenos Aires y que a último momento se sumó a la candidatura de Martín Insaurralde y le permitió una leve mejoría en su posición electoral.

Scioli crece por descarte, no hay otro, ninguna figura del oficialismo se destaca por su popularidad ni por su peso. Ni a nivel de ministros, ni de gobernadores y a pesar de que el kirchnerismo es amigo de promover fieles figuras propias aunque sean de segundo o tercer plano (ver Amado Boudou), deberán elegir por el mal menor: Scioli o un opositor externo.

Y aquí comienza otro baile. Sin re reelección a la vista, además de las difíciles alternativas en el oficialismo, complejo se presenta el cuadro en la oposición. Separados no ganan, eso ya lo deberían haber aprendido a los golpes, pero todos los opositores juntos son moscas muy difíciles de unir por los rabos. Imposible.

¿Se unirán los opositores de centro izquierda? Hermes Binner, Pino Solanas, Lilita Carrió, Ricardo Alfonsín, Julio Cobos, Mario Barletta y otros dirigentes provinciales. ¿Y los peronistas disidentes? Sergio Massa, Francisco De Narváez, Rodríguez Saa. El que la tiene compleja es actual intendente de Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, que con su Pro obtuvo resultados mediocres inclusive en su propio bastión donde las tres listas de UNEN lo relegaron a un segundo lugar.

Mecanismos para facilitar los procesos de unión existen, porque las (internas) PASO presidenciales permiten a los diversos candidatos ir bajo lemas en los que se definan cual será la fórmula que compita con el oficialismo. No lograron hacerlo en el 2011 y así les fue. También hay que saber que la ley electoral argentina permite que el candidato que obtenga más del 40% de los votos y le gane al segundo posicionado por más del 10% resulte elegido en primera vuelta. Un descuido y aunque sea minoría el neo-kirchnerismo o su descendiente puede seguir gobernando después de las elecciones del 2015 aunque la oposición tenga algo más del 59% de los votos, pero se presente en forma dispersa.

El domingo 11 de agosto comenzó un nuevo momento político en la Argentina, lleno de nuevas y viejas incógnitas con un kirchnerismo que se apresta a una nueva batalla. Y sabe darlas. En el 2009 tuvo un mal resultado electoral en las legislativas, estaba en medio de una crisis económica, ahora a una compleja situación económica y financiera, que no puede calificarse de crisis, se agrega una crisis política.

Las caceroleadas, las grandes manifestaciones opositoras, se metieron dentro de las urnas y se hicieron escuchar, aunque algunos se hagan los distraídos.