Contenido creado por Julia Peraza
Navegaciones

Un mundo loco

Un mundo loco

Paso a paso vamos retrocediendo hacia un tipo de relaciones internacionales mucho más bárbaras, más peligrosas y más locas. Sí, incluso hay que incluir el factor patológico. No venimos de un mundo ideal ni mucho menos, pero retrocedemos violentamente y la gran pregunta asfixiante es: ¿Dónde nos detendremos?

18.04.2017

Lectura: 5'

2017-04-18T00:00:00-03:00
Compartir en

Tener la paz mundial, el peligro de una guerra termonuclear, en las manos de Donald Trump y del coreano Kim Jong-un da una idea somera de la situación.

Como dijo el Papa en un reciente discurso, nos hemos acostumbrado a demasiadas cosas horribles y repudiables. Y ese es otro nivel de peligro, la banalización del mal y de la barbarie a nivel de amplios sectores de la opinión pública mundial.

Sería un grave error considerar que la involución de las relaciones internacionales es más de lo mismo. Hubo un cambio de calidad. Cuando nos enteramos que la hija del demente de Trump fue decisiva a la hora de disparar 59 misiles de parte de la flota norteamericana, y que el actual presidente lo resolvió mientras comía su porción de torta de chocolate, y que en un reportaje concedido al otro día afirmó que había bombardeado Irak y fue la periodista que le tuvo que recordar que había sido Siria el destino de la andanada de Tomahawk, recién allí podemos valorar el nivel de peligro que afrontamos.

Han pasado tres meses desde que Trump asumió la presidencia, haciéndose del maletín con los códigos de las armas nucleares, y ya bombardeó Siria. Tres días después, lanzó "la madre de todas las bombas" en Afganistán, el arma más potente del arsenal norteamericano antes de las armas nucleares o de neutrones. Y todo esto lo hizo sin consultar a sus propios aliados (que siempre genuflexos se apresuraron a inclinarse, la Nato, Japón, etc.), y ni siquiera consultó al parlamento de los Estados Unidos para atacar un país como Siria, con el que Estados Unidos no está "oficialmente" en guerra.

Para que el ímpetu guerrero del inquilino de la Casa Blanca no decaiga, desvió una flota que se dirigía hacia Australia y la envió a las proximidades de Corea del Norte, incluyendo un portaviones portador de armas nucleares. El dictador coreano Kim Jong-un le respondió por las quintas y anunció que estaban prontos para una guerra total y nuclear y realizó un nuevo ensayó del lanzamiento de un misil balístico. Esta vez fracasó, pero no tengan dudas que en algún momento tendrá éxito...

Rusia se sintió obligada a mostrar que posee al padre de todas las bombas no nucleares. ¿Hasta dónde aguantarán China y Rusia las provocaciones de Trump?

Asumamos la situación: la paz mundial, la posibilidad de que se desate un conflicto nuclear y su posterior extensión al resto del planeta, está en las manos de dos oscuros y tétricos personajes sin historia, sin límites, desbordados de soberbia belicista y con la dosis de imbecilidad y de irresponsabilidad de dos personajes de cuarta.

Con estos miedos "finales" y globales no hay que jugar, pero menos que menos hay que evitarlos por prudencia. Si en solo tres meses Trump ha retrocedido a este ritmo, ¿hasta dónde puede llegar? ¿Se le nota en su discurso, en sus mensajes, en sus gestos, un mínimo de responsabilidad y prudencia por la paz del mundo?

No es solo un fanático contra los emigrantes y los refugiados, muchos de los cuales son el resultado de anteriores aventuras bélicas de los Estados Unidos y sus aliados, es además un peligroso gestor de una escalada bélica.

Obviamente que repudio con todas mis fuerzas el uso de armas químicas y la ferocidad de la guerra civil e internacional en Siria, pero una pregunta me asalta: ¿Cuál era el objetivo, táctico u estratégico, de Bashar al-Ásad al bombardear con armas químicas al pueblo de Khan Sheikhoun? Hace pocas semanas las tropas del gobierno recuperaron el principal centro de los rebeldes, la ciudad de Aleppo. Con los antecedentes sobre armas químicas de hace pocos meses, ¿para qué van a arriesgarse en un perdido rincón del norte de Siria? A mi me huele a podrido, y eso que a Asad no le tengo la menor simpatía y no me gustan las teorías conspirativas.

Pero Ivanka Trump conmoviéndose por los niños sirios se parece demasiado a la histeria colectiva norteamericana por la presencia de armas químicas y de destrucción masiva en Irak que los "obligó" a invadir. Era todo falso, del principio al fin, y por esa mentira murieron cientos de miles de personas incluyendo miles de norteamericanos.

¿De que otra cosa se conmoverá Ivanka Trump? ¿De la hambruna en Sudán y Somalia, de la tribalización feroz de Libia y el éxodo marítimo más grande y trágico de la historia, de la sistemática destrucción por la aviación saudita de Yemen? ¿De qué más?

Considerando que estamos jugándonos, no la incomodidad de las imágenes pasadas por televisión, sino nuestra propia existencia puesta en peligro por una guerra nuclear ¿no tendríamos que hacer algo más que amargarnos y preocuparnos?