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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Un escenario favorable

El escenario político que se ha instalado a partir de los resultados de las elecciones internas del pasado domingo se caracteriza, a nuestro juicio, por tres notas fundamentales.

06.07.2009 09:30

Lectura: 4'

2009-07-06T09:30:00-03:00
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En primer lugar, se confirma la certeza de que la elección presidencial se producirá en segunda vuelta. Resulta muy evidente que ni Mujica ni Lacalle podrán obtener mayoría absoluta en octubre. Ambos son ciertamente los dos candidatos que disputarán la Presidencia, pero lo harán en noviembre una vez resuelta la correlación de fuerzas en el Parlamento.

Por lo tanto, la primera conclusión que debemos asumir es que las elecciones de octubre se han convertido en elecciones parlamentarias, puesto que lo que estará efectivamente en disputa es el espacio político que cada partido obtendrá en el próximo parlamento nacional.

Los uruguayos por primera vez en la vida podrán elegir aquellos parlamentarios que consideren más apropiados, sin tener que “atarse” a la elección de un Presidente. Para todos los ciudadanos que no prefieren ni a Mujica ni a Lacalle, no tendrán que votarlos obligados en octubre, porque al Presidente se lo eligirá en noviembre.

Es una buena cosa que el próximo Presidente, entonces, no tenga mayoría propia en el Parlamento y que tenga que buscar entendimientos con otros partidos. Es una buena cosa también para el Partido Independiente que podrá obtener el respaldo electoral de todos los que ven en este partido una opción válida, sin que pese el problema del voto útil de la elección presidencial.

En segundo lugar, el escenario político generado el pasado 28 de junio es un escenario fuertemente polarizado hacia los extremos del espectro partidario. En los tres partidos triunfaron las opciones que se ubican más hacia las puntas ideológicas. Mujica era el candidato más a la izquierda dentro del Frente Amplio; Lacalle era el candidato más a la derecha del Partido Nacional y, de igual modo, Bordaberry era la opción más a la derecha del Partido Colorado.

Los riesgos de que la confrontación, el conflicto y la radicalización ganen terreno en el campo político electoral son muy elevados. De hecho, las imágenes observadas durante la jornada electoral ante encuentros fortuitos de simpatizantes de ambos candidatos principales y los primeros intercambios verbales entre ellos demuestran esta tendencia.

Es imprescindible que la ciudadanía mande señales claras optando en forma significativa por aquella opción que reivindica el espacio moderado, socialdemócrata y capaz de articular entendimientos entre los uruguayos.

Confiamos en que un número importante de ciudadanos van a apostar a fortalecer electoralmente a aquel partido que reivindica el espacio del centro izquierda en nuestro país.

Finalmente, los resultados electorales del pasado domingo pusieron como portaestandartes de sus respectivos partidos a personas que, por diversas circunstancias, expresan resonancias vinculadas al pasado. El riesgo de que el debate electoral se concentre en las trayectorias anteriores de cada uno de los candidatos es muy elevado porque los “puntos débiles” de los tres candidatos están asociados a temas del pasado.

La historia guerrillera de Mujica, el pasado gobierno de Lacalle y el padre de Bordaberry son referencias muy fuertes en cada uno de estos candidatos como para que en el fragor de la lucha electoral no surjan como temas relevantes.

Grave problema porque el país necesita discutir con profundidad y sensatez su futuro. Vamos a hacer una apuesta fuerte a debatir sobre los temas que vienen y no sobre lo que ocurrió en el pasado.
Un escenario favorable para una opción política nueva y abierta con capacidad de diálogo y construcción. Con la mirada puesta en el devenir y con la disposición a aportar para que el país salga adelante y se convierta en un lugar del que los jóvenes no quieran irse.