Tres llamados de atención

Declaró a los medios de prensa que estaba cansada de ver cómo la conducción de la enseñanza se encerraba en discusiones y luchas de poder interno que nada tienen que ver con las orientaciones de las políticas educativas. Señaló que la conducción del partido de gobierno en ese ámbito no había cumplido en el pasado período, con la tarea encomendada y que no veía que en la actual administración se fueran a producir cambios significativos.

Poco tiempo después, el Dr. Lizardo Valdez, Director de Salud Mental y una figura reconocida y respetada entre sus pares, con una larga experiencia y trayectoria como Psiquiatra, presentó renuncia a su cargo escandalizado con los procedimientos que se seguían en ASSE para la designación de cargos de responsabilidad en esa area tan sensible de la salud pública.

En su carta de renuncia hizo referencia a la existencia de procedimientos muy graves como "la descalificación y el soborno", agregando que ahora se ha incorporado la estrategia del "mimetismo" para hacer pasar por decisiones correctas las que no lo son.

Hace apenas unas semanas, el Dr. Conrado Ramos, uno de los especialistas más reconocidos en nuestro país y a nivel internacional en la temática de la Reforma del Estado, renunció a su cargo de Subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Había trabajado durante buena parte del período anterior en este tema y había acumulado una larga experiencia práctica, impulsando iniciativas que, aunque iniciales, se orientaban en la dirección más moderna de los procesos de transformación del Estado.

Declaró a los medios que su renuncia se debía a una diferencia conceptual con la orientación de la reforma en este nuevo período de gobierno y señaló que ciertos avances que se habían logrado en el período anterior se habían desconocido y se dejaban sin efecto.

Los tres jerarcas renunciantes son figuras reconocidas en sus respectivos campos de actuación. Las renuncias abarcan situaciones en tres campos bien diferentes y estratégicos: la salud, la educación y la reforma del Estado.
Los tres son personas de indiscutible filiación de izquierda y se han identificado inequívocamente con el Frente Amplio. Al mismo tiempo, son claros exponentes de una orientación moderna, abierta y plural; se trata de figuras que sintonizan con el impulso a planteamientos novedosos y con la mira puesta en iniciativas de cambio social sensatas y razonables.

Resulta una preocupante coincidencia que en diferentes areas de gobierno se produzcan estas "bajas" que no se deben a problemas personales o coyunturales, sino que están acompañadas de expresiones públicas de disgusto con las prácticas y conductas dominantes en la orientación política de los correspondientes ámbitos en los que participan.

Llama más la atención todavía, que estas renuncias se produzcan en forma simultánea al desarrollo de un discurso presidencial que, al contrario de lo que denuncian los renunciantes, reivindica la necesidad de cambios culturales profundos en la dirección de una mayor eficacia en la gestión pública, de mayor transparencia en los procedimientos de los jerarcas y de promoción de una auténtica reforma del Estado.

Algo ocurre en la distancia política que va desde el discurso presidencial a la realidad concreta de la gestión de los diferentes organismos del Estado.

Lo cierto es que las renuncias ocurridas son señales preocupantes sobre cuáles son las orientaciones dominantes en la conducción de dichos ámbitos y muestran con particular énfasis las diferencias existentes en el seno de la izquierda entre los que buscan desarrollar acciones y políticas de cambio sensatas y plurales y los que se encierran en sus concepciones dogmáticas o comparten la idea de corporativizar e ideologizar la vida política de este país al servicio de concepciones perimidas en casi todo el planeta.