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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Tout va très bien

Cuando yo era niño mi padre recordaba una canción francesa que había estado de moda en los años cuarenta cuyo estribillo era "tous va très bien" mientras el relato narraba los más espantosos desastres que iban ocurriendo a su alrededor; pero el cantante mantenía su estribillo contra toda evidencia.

28.01.2014 14:07

Lectura: 5'

2014-01-28T14:07:00-03:00
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Pues bien, el recuerdo familiar me vino a la mente cuando conocí el contenido del discurso de Tabaré Vázquez el pasado fin de semana.

El candidato del Frente Amplio decidió comenzar su campaña electoral abordando uno de los dos temas más graves de la realidad social del país, la educación. Efectivamente, si algo está muy claro es que estamos viviendo un profundo proceso de catástrofe educativa cuya proyección al futuro afectará fuertemente a las generaciones más jóvenes y, por tanto, al futuro desarrollo de nuestro país.

Sin embargo, la forma y el contenido del discurso que asumió el Dr. Tabaré Vázquez fue decepcionante y muy preocupante.

En efecto, fue muy decepcionante observar que el candidato del partido de gobierno no haya sido capaz de reconocer sin excusas, la grave circunstancia que vive la educación nacional. Sorprende, por ser ajeno a la realidad, su tendencia a relativizar las circunstancias que vive la educación de nuestro país. O no conoce la realidad o está muy mal asesorado.

Relativizar la situación de un país en el que los principales indicadores del funcionamiento y la calidad de la educación son cada vez peores, resulta por lo menos insólito. No asumir que es una catástrofe que tengamos los índices de repetición y deserción que tenemos en nuestra educación media; no reconocer que es inadmisible que Uruguay apenas haya aumentado unos pocos puntos porcentuales su tasa de egreso de la educación media ubicándose en los últimos lugares en América Latina; no darse cuenta que cada vez que participamos de las pruebas PISA nos va peor y que eso es un índice indudable de deterioro de la calidad y profundidad de los aprendizajes; no alarmarse ante los datos que indican que nuestro país es uno de los más desiguales del mundo en la distribución de los aprendizajes por nivel socio-económico echando por tierra nuestra apacible percepción de que nuestra educación pública, laica, gratuita y obligatoria era lo más democrático del mundo.

Es muy decepcionante escuchar de boca de quien hoy parece ser el favorito de las encuestas para gobernar nuestro país en el próximo período de gobierno que la situación de la educación no es tan grave como la pintan o que se está exagerando los problemas. Es muy decepcionante que no haya una sola palabra de autocrítica de parte del principal candidato del partido de gobierno después de que su partido tuvo bajo su responsabilidad la conducción de la educación durante la última década en la que los indicadores educativos no hicieron otra cosa que empeorar.

Nada. Ni un atisbo de reconocimiento de que al menos en algo se han equivocado. Todo va bien. Nada, ningún señalamiento sobre las cosas que deben corregirse, como en la canción de los años sesenta, todo va bien aunque el mundo se venga abajo.

Justamente, lo más preocupante es que hasta este sábado parecía que con independencia de quien gane en octubre, el nuevo presidente tendría plena conciencia de que será necesario realizar una profunda reforma educativa, una auténtica transformación en todos los niveles de la educación nacional.

Pues bien, la cosa no es así. A estar al discurso del sábado pasado, la única medida anunciada para mejorar la educación es aumentar nuevamente el porcentaje de PBI aplicado a la educación. Subir del 4.5% al 6% es la principal medida que el candidato frenteamplista anunció. Más de lo mismo. Difícil de creer, pero cierto.

El Dr. Vázquez parece no registrar que esa receta ya ha sido aplicada durante toda la década y que, por sí sola, no logra ningún resultado positivo. No decimos que no haya que seguir aumentando la inversión en educación, por cierto que se debe seguir aumentando; pero el problema es que si no hay profundas y no simples transformaciones en las modalidades de gestión de los centros educativos, cambios profundos y no simples mejoras en los contenidos y en la estructura curricular, de nada servirá invertir el 6 o el 10% del PBI.

Si el candidato frentista cree que se debe "seguir avanzando" por la misma senda, cuando en realidad por esa senda se ha venido retrocediendo, estamos en graves problemas.

Es muy preocupante conocer que el candidato que hoy las encuestas muestran como el favorito para ganar no registre la verdadera magnitud de la debacle educativa y, por tanto, no tenga en sus planes una transformación acorde a la dimensión del desastre.

No existe peor problema para un gobernante que no ver la realidad y negarse a reconocer los errores y fracasos de la gestión frenteamplista. Las cosas no van bien, aunque tozudamente el candidato, como el cantante francés, se niegue a reconocerlo.

Adjunto el link de la recordada canción con el texto en español: ‎ https://www.youtube.com/watch?v=EEOZMMG3lRQ