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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Sr. presidente: mande parar

Una cosa es un grupo de amigos que no se resigna al hecho de que el Presidente haya descartado la reelección y otra cosa es un movimiento político reeleccionista con locales, actos, texto redactado y campaña de recolección de firmas.

27.10.2008 09:09

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2008-10-27T09:09:00-03:00
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Pues bien, tenemos un movimiento reeleccionista instalado en nuestro país. Nada obsta a que este exista, la Constitución prohíbe la reelección pero se puede impulsar su reforma para admitir esta alternativa. El único requisito que esta opción debe cumplir es que el camino para su reforma debe ser, este también, acorde a lo establecido en la propia Constitución, es decir que para reformar la Constitución sin violarla hay que atenerse a los procedimientos que ella misma establece.

Sin embargo, el movimiento reeleccionista ha elegido un camino que, en caso de recorrerse, supone violar el texto constitucional vigente. La propuesta de los reeleccionistas consiste en juntar firmas para plebiscitar en octubre de 2009, en forma simultánea con las elecciones nacionales, un proyecto que elimine la prohibición de la reelección y que permita en el mismo acto la votación por el actual presidente.

Esto no es jurídicamente posible por el simple hecho de que una reforma constitucional no puede, en ningún caso, tener efectos retroactivos. En efecto, la reelección está prohibida hasta el día mismo de la elección, por lo tanto, el eventual candidato, el Presidente en funciones, no está habilitado para inscribir su candidatura ni para imprimir hojas de votación con su nombre, ni puede ser votado en forma paralela a la definición del Plebiscito.

Se nos dirá que esto fue lo que ocurrió con el caso de Pacheco en 1971. Efectivamente, así fue, y buena parte de la doctrina entendió que era un camino inconstitucional que se forzó en el marco de un creciente autoritarismo que todos conocemos y que terminó en lo que terminó.

Pero, además, en este caso se agrega un nuevo obstáculo mucho más decisivo. En el 71 no existían las Elecciones Internas y cada partido podía presentar varios candidatos a la Presidencia. Ahora cada partido sólo puede presentar un candidato y este debe surgir de una elección interna que se realiza cuatro meses antes de la elección nacional. Por lo tanto, el Presidente Vázquez, que está impedido de ser candidato hasta que se reforme la Constitución, no puede participar de las internas y, por lo tanto, carecerá del derecho a postularse para octubre.

Esto es definitivo y categórico porque las dos normas están contenidas hoy en la Constitución, la obligación de comparecer a las Elecciones Internas para ser candidato de cualquier partido y la unicidad de candidaturas presidenciales por cada partido.

Si se busca la reelección se lo debe hacer por el camino recto, y el único camino legítimo que está disponible hoy es el de la convocatoria a una Convención Nacional Constituyente que apruebe un proyecto de admisión de la reelección y que se plebiscite antes de junio del año próximo. Si los reeleccionistas logran mayoría en la Constituyente y logran ganar el Plebiscito, entonces el Dr. Vázquez podrá presentarse como candidato a las elecciones internas por el Frente Amplio y, si triunfa, podrá ser candidato a la Presidencia en octubre.

Cualquier otra alternativa supone llevarse por delante el orden institucional y violar groseramente la Constitución. Sin embargo, ese parece ser el camino elegido por los reeleccionistas.

El Presidente ha dicho en más de una oportunidad que no buscará la reelección, pero no ha impedido la instalación de este movimiento. Mientras el movimiento era simplemente un deseo no se generaban efectos, pero ahora que es un movimiento que ha elegido un camino ilícito, es imprescindible que el Presidente emita con claridad una señal que frene a sus amigos, disipando riesgos muy graves que, a menos de un año de la elección nacional, pueden convertirse en una fuerte afectación al clima político e institucional de nuestro país.