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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Sigue la fiesta: escandalosos salarios innecesarios

Parece que viviéramos en dos mundos paralelos que no se tocan, sin embargo, esas realidades paradójicas y contradictorias conviven en las decisiones del mismo gobierno.

10.07.2017 13:19

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2017-07-10T13:19:00-03:00
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El equipo económico "rasca recursos hasta el fondo de la olla" incorporando nuevos impuestos, incluso aquellos que van a representar un grave deterioro de las relaciones comerciales internacionales al aumentar una tasa consular que es totalmente contradictoria con la imprescindible apertura comercial al mundo que nuestro país requiere con urgencia y que, además, representará un nuevo aumento de precios en muchos productos importados.

Por si faltara algo, ahora también aparece hasta un nuevo impuesto a las rifas, haciéndonos acordar, como dijo alguno, al memorable sketch de "el chicho" que semanalmente inventaba nuevos impuestos ridículos.

Lo cierto es que el país enfrenta dificultades fiscales, resultado de un derroche interminable del gasto público. A tal punto que el ajuste fiscal aprobado el año pasado y aplicado a partir de enero de este año, no ha logrado mayores resultados en la reducción del déficit fiscal.

Por eso resulta particularmente indignante que, mientras este escenario ocurre y el gobierno sigue buscando recursos por todos lados, sin embargo tolera situaciones inadmisibles que golpean la sensibilidad ciudadana.

En efecto, después de pretender mantenerlos en secreto, se conoce que la empresa Gas Sayago, sin actividad desde hace dos años y definitivamente fracasada, mantiene una plantilla gerencial con sueldos escandalosos.

Aunque no se pueda creer, Gas Sayago gasta tres millones de dólares al año de recursos públicos, en pagar los salarios de una veintena de empleados que oscilan entre $ 360 mil y $ 100 mil mensuales. Un verdadero escándalo inadmisible que escapó a la meticulosa lupa del equipo económico que, sin embargo, sigue buscando nuevos impuestos sin reparar en posibles y evitables gastos sin sentido y ofensivos para cualquier ciudadano.

¿Qué cuernos hacen los mencionados gerentes día a día en una empresa parada, además de embolsarse un salario mensual impresionante que, incluso podría ser demasiado alto si la empresa estuviera en pleno funcionamiento? Es un escándalo gigantesco.

Los uruguayos pagamos, todos los meses, doscientos cincuenta mil dólares para pagar sueldos escandalosamente altos de un cuerpo gerencial de una empresa sin actividad.

¿Es este el único escándalo? Lamentablemente no.

Aunque no puedan creerlo, el Estado uruguayo sigue pagando 430 millones de pesos al año en la estructura de PLUNA Ente Autónomo. Escucharon bien, más de un millón de dólares de déficit mensual para pagar a un organismo que desde hace cinco años no hace otra cosa que tratar de liquidar su actividad. Insólito, ¿no?

En efecto, además de todas las pérdidas que el Estado sufrió por el cierre de PLUNA, mantiene sin liquidar a un organismo que nada hace, más que mantener una plantilla salarial que incluye hasta un directorio con sus correspondientes salarios.

Indignante, por cierto; pero aquí no termina la cosa.

Días pasados nos enteramos que, finalmente, ANCAP había decidido sustituir buena parte de su plantilla gerencial, muchos de ellos responsables directos y evidentes de un desastre empresarial histórico. Más vale tarde que nunca, diría cualquiera.

ANCAP se fundió bajo la gestión de esos gerentes y el Estado uruguayo tuvo que poner más de 600 millones de dólares para evitar su situación de increíble quiebra. La gestión de ANCAP ha sido un verdadero desastre y la mayor parte de sus gerentes son corresponsables evidentes de ese fracaso.

Pues bien, nos enteramos que los gerentes sustituidos han pasado a ser "asesores", manteniendo en la mayor parte de los casos, sus mismos niveles de remuneración.

Es más, en los fundamentos de las respectivas resoluciones se destaca que su experiencia y su conocimiento son razones fundamentales para otorgarles su papel de "asesores". Otra vergüenza inadmisible.

En síntesis, el gobierno busca impuestos aquí y allá, mientras tolera situaciones indignantes que representan una larga historia de despilfarros e irresponsabilidad.

Mientras tanto, la reforma del Estado y de las empresas públicas sigue "durmiendo el sueño eterno". Patética parálisis de un gobierno sin ideas ni iniciativa que, mientras tanto sigue tolerando y promoviendo decisiones inadmisibles que afectan el sentido de justicia y responsabilidad de la gestión pública.