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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Si tuvieran el poder y el FA gana con mayoría absoluta

Si tuvieran el poder de decisión pondrían en funcionamiento nuevamente el Frigorífico Nacional y el ILPE (o si se quiere ir más atrás, el SOYP). Si tuvieran el poder de decisión eliminarían las AFAPs y volverían a un régimen exclusivamente estatal aunque sea inviable e imposible de financiar.

18.12.2013 14:46

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2013-12-18T14:46:00-03:00
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También aumentarían los impuestos a la renta empresarial y eliminarían los beneficios fiscales establecidos en la ley de inversiones porque, como varios jerarcas han sostenido, los tiempos cambiaron y ahora ya hemos capturado mucha inversión extranjera por lo que podemos fijar reglas más exigentes. Total, ¡todo el mundo está desesperado por invertir en Uruguay! Además eliminarían también el régimen de zonas francas.

Si tuvieran el poder otorgarían definitivamente el control de la educación a los actores corporativos, eliminando los cargos políticos de la ANEP y, como ha dicho la precandidata Constanza Moreira, evaluarían como positivos los resultados de las pruebas PISA o se integrarían a un PISA latinoamericana (como dijo en su momento la Ministra de Educación, María Simón). Además eliminarían el Instituto de Evaluación Educativa, no sea cosa que se instale un sistema de competencia neoliberal en la educación.

Si tuvieran el poder se encargarían de alinear partidariamente a una buena parte de las Fuerzas Armadas (tal como lo afirmó Lucía Topolanski hace un tiempo) y reducirían aun más los alcances de la ley de acceso a la información.

Si tuvieran el poder multiplicarían los fondos del FONDES destinándolos a iniciativas empresariales sindicales, sin evaluar y con independencia de sus verdaderas posibilidades de éxito.
Si tuvieran el poder cambiarían el sistema de designación de los jueces y propondrían la elección de magistrados por el voto popular. También aprobarían una regulación de los medios de comunicación que pusiera a estos bajo control del Poder Ejecutivo (esto ya lo están haciendo con el proyecto actual en discusión parlamentaria).

Si tuvieran el poder aumentarían la inserción internacional en el MERCOSUR y UNASUR y descartarían todo tipo de participación en otras instancias internacionales como la Alianza del Pacífico. La coincidencia ideológica se convertiría en la unidad de medida para definir la política internacional.

Si tuvieran el poder volverían a votar una ley anulatoria de la ley de caducidad, aunque sea inconstitucional y ya se haya plebiscitado en dos oportunidades.

Si tuvieran el poder se dejarían de hacer "precalentamiento socialdemócrata" e impulsarían, de una vez por todas, el "salto revolucionario". Ya van diez años de preparación sin lograr avances decisivos en las transformaciones revolucionarias propuestas que implican la superación del sistema capitalista.

Todas estas afirmaciones no son resultado de nuestra imaginación, ni son simplificaciones caricaturescas del pensamiento de ciertos sectores del Frente Amplio. Tampoco estamos agitando fantasmas, ni apostando a la estrategia del temor.

Nada de eso; todas las referencias señaladas corresponden a afirmaciones concretas y precisas que, en diferentes momentos, sostuvieron y sostienen dirigentes y sectores pertenecientes al ala radical del partido de gobierno.

Es más, varias de estas aspiraciones fueron presentadas e impulsadas en el último Congreso del Frente Amplio. Son aspiraciones que el bloque radical del Frente Amplio espera poder concretar cuando la ecuación de poder lo permita.

De esto se trata el giro a la izquierda del que se habla desde hace mucho tiempo en el Frente Amplio, de decisiones y políticas muy concretas que afectarían sustancialmente la orientación de la política económica y las garantías institucionales existentes en nuestro país.

Hasta ahora han aceptado resignadamente postergar estas medidas debido a la necesidad de seguir desarrollando nuevas acumulaciones de poder. De hecho, todos sabemos que varios de los apoyos actuales de ciertos sectores del Frente Amplio hacia Tabaré Vázquez se fundan en la necesidad de garantizar un nuevo triunfo electoral de ese partido, más que en las eventuales coincidencias con su pensamiento. Otros por su parte, directamente apoyan a Constanza Moreira expresando en forma expresa su apoyo al famoso giro a la izquierda.

Por eso y como nunca antes, si el Frente Amplio vuelve a ganar con mayoría absoluta en el Parlamento, el gobierno electo quedará de rehén de su ala radical que, una vez obtenidos los votos suficientes, esta vez sí exigirá que buena parte de su programa se apruebe.

La única garantía para evitar el riesgo señalado es que, si el Frente Amplio gana (lo que habrá que ver si efectivamente ocurre), no lo haga con mayoría absoluta y, por lo tanto, el partido de gobierno y su nuevo presidente tengan que buscar acuerdos con aquellos que estando fuera del Frente Amplio no estamos sometidos a la disciplina partidaria interna y además postulamos proyectos y políticas de firme contenido socialdemócrata y democrático.

Este es el dilema principal que está planteado en las próximas elecciones de octubre de 2014. Si crece el Partido Independiente no habrá mayoría absoluta y ese proyecto programático de la izquierda radical quedará definitivamente postergado.