Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Seremos como Edelia

Seremos como Edelia

26.03.2008

Lectura: 3'

2008-03-26T09:21:00-03:00
Compartir en

De confirmarse el fallo de la Suprema Corte, Edelia Núñez no va a pagar más el IRPF. Y está bien que así ocurra si el impuesto es inconstitucional. Edelia es una docente rochense que vive de su jubilación y de la pensión de su difunto marido, que era bancario.

Como sabemos que Edelia pagaba cerca de tres mil pesos; su ingreso debe andar cerca de los veintisiete mil por mes. No es que sea mucho pero da como para ir tirando. De modo que el presunto fallo de la Corte enmendará una injusticia y consagrará, involuntariamente, otra: los trabajadores que ganan veintisiete mil pesos deben financiar el costo de vivir en Uruguay, pero no los jubilados que tienen un ingreso similar, como Edelia. Si no se busca una solución legal, estaremos ante una situación a la vez injusta y regresiva.

Podrá decirse que la responsabilidad por este nuevo privilegio es del gobierno, que discutió durante meses un proyecto de ley para crear el impuesto a la renta y se salteó un asunto tan relevante. Pero hace tiempo que el sistema impositivo uruguayo perdió de vista toda proporcionalidad y sentido de justicia. En todo caso, la reforma del año pasado buscó al menos equiparar a los contribuyentes según franja de ingreso, de modo que la sangría sobre la clase media imponía sin distingos a los activos y a los pasivos, como ocurre en el resto del mundo.

El caso de Edelia es doblemente significativo porque no sólo dejará de pagar el IRPF sino que, proviniendo su pensión de una institución fundida como la Caja Bancaria, terminará siendo costeada por el conjunto de la sociedad. Tendremos así que el trabajador que cobra lo mismo que Edelia deberá pagar también para que ella no deje de cobrar.

Por supuesto que la culpa no es de Edelia ni su caso es excepcional.

Allí tenemos al sindicato de maestros de Montevideo y al de los funcionarios de los entes autónomos como muestra. Los primeros tuvieron un aumento salarial histórico pero reclaman que el incremento duplique lo que ganan y lo hacen con un conflicto.

Los funcionarios de los entes gozan de una inamovilidad por la vía de los hechos y tienen salarios sensiblemente superiores al promedio de los trabajadores, pero no quieren pagar, como el resto de los mortales, su seguro de salud. Como Edelia, reclaman del Estado un tratamiento diferenciado a costa del sacrificio de otros.

La mayoría de los uruguayos cree en la denominada "solidaridad intergeneracional" o interclases, como forma de resolver las demandas de los pasivos y las necesidades de los sectores empobrecidos. Sin embargo, un sistema con tan altos cometidos suele atender prioritariamente los intereses de los grupos de presión y de los políticos demagogos, más que los de los pobres.

Como si esto fuera poco, la realidad demuestra que el idealismo empieza a ceder cuando hay que financiarlo, cualquiera sea la ocupación o la preferencia política del contribuyente. Con dinero ajeno todos somos solidarios. Con el propio, en cambio, preferimos ser como Edelia.