Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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Seguridad pública: los extremos

Seguridad pública: los extremos

31.05.2011

Lectura: 8'

2011-05-31T09:55:27-03:00
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La seguridad pública, o mejor dicho la inseguridad, está a la cabeza de las preocupaciones de los uruguayos. Todas las encuestas coinciden. Ya no está el tema del empleo, o de los salarios,  ahora la gente reclama a gritos más y mejor seguridad.

¿Por qué? ¿Está manijeada por los medios, por los informativos televisivos que en cadena pasan y repasan el parte diario de los diversos delitos? No hay duda que eso está funcionando y además el sistema político – incluyendo la izquierda – hemos colocado el tema en el centro de la agenda. Hay compañeros que consideran que es un grave error.

Como siempre conviene partir de la realidad. Comparando los delitos más comunes, hurtos y rapiñas, asistimos a un crecimiento constante desde hace muchos años y bajo los varios gobiernos. En los gobiernos de izquierda eso no cambió. El último año, 2010 en relación al año anterior esos delitos crecieron un 20% aproximadamente. Cifras del Ministerio del Interior.

Por otro lado Uruguay sigue siendo el país con el índice más bajo de homicidios cada cien mil habitantes y por año de toda la región. Esa es también la realidad. Otro dato: tenemos más de 9 mil presos, que para nuestra población es una cifra alta. La participación de los menores de 18 años en los diversos delitos, pero en particular en los hurtos y las rapiñas ha venido creciendo de manera muy importante. No quiero manejar datos, porque son discutidos, lo que no está en discusión es que hay un crecimiento en la presencia de menores en el delito.

Otro dato: el Uruguay hace muchas décadas era un país muy pacífico y muy seguro y la propia estructura de las casas, de las ciudades y nuestras costumbres así lo demuestra. Los cambios rápidos que se han operado con la colocación de rejas, alarmas, seguridad, cercas eléctricas, etc etc. también lo confirma.

Otros elementos. En los últimos 6 años la pobreza pasó del 34% al 18% y la indigencia del 4%, a menos del 1%, pero de todas maneras más de 600 mil uruguayos viven en la pobreza. Durante un periodo importante tuvimos el poco envidiable record de tener más del 60% de los menores de 18 años bajo la línea de pobreza. Hoy esto se ha reducido mucho, pero el guarismo es casi el doble que en el caso de los adultos. Los niños y los jóvenes siguen siendo los sectores más vulnerables.

La pasta base, hace una década no existía. Es un daño colateral de la guerra de los países ricos contra la droga. Controlan los productos químicos para la refinación de la cocaína y por eso a los subdesarrollados nos llega “el paco” sin refinar, la droga más burda, más adictiva, destructiva y más barata. La pasta base debe ser tenida en cuenta en cualquier análisis de la nueva situación. No como tema específico solamente, sino en el cambio del mapa del delito, de las motivaciones, de los mecanismos culturales, sicológicos y sociales del delito. Es falso que sólo afecta a los más pobres, aunque tenga prevalencia en esos sectores. Es bastante transversal. Y aquí necesitamos cambios legislativos importantes. Leyes feroces y que no me vengan que es la droga de los pobres. Precisamente por ello.

Frente a esta situación, a la que se le pueden agregar muchos otros elementos hay diversas formas de reaccionar y de razonar.

El razonamiento de la derecha, se lo dejo a la derecha, su política y sus explicaciones. Lo único que tenemos que asumir es que es uno de los pocos temas, que por reacciones básicas, la derecha ideológica y cultural tiene un programa y un discurso, básico y elemental. Pero lo tiene.

Nuestro asunto es la izquierda y en particular las instituciones. Para la izquierda en el gobierno el asunto no es una declamación, una ponencia en una conferencia, un conjunto de buenas intenciones para quedar bien con todos, es una responsabilidad. La ciudadanía nos colocó en el gobierno para hacer cumplir las leyes, para que le garanticemos condiciones adecuadas de vida, no sólo en la economía, en las relaciones sociales, en la educación o la salud, sino también en la seguridad. Y nos va a juzgar por ello.

¿Cuál es hoy la principal responsabilidad del gobierno sobre el tema de seguridad? Habló del final de la película y no de todos los medios e instrumentos que están en plena discusión, es invertir la tendencia al crecimiento de los delitos y mejorar la seguridad en todo el país. Nadie se hace ilusiones con la desaparición del delito. Nos reclaman una inversión de tendencia importante, visible y seria. ¿Es una barbaridad, es una fascistización de la sociedad? Aquí comienzan a operar los extremos.

Algunos compañeros, muy bien intencionados - porque partimos de la base de que todos lo estamos - consideran que el tema se resuelve casi exclusivamente  o fundamentalmente con las políticas sociales y que en realidad el “miedo” hay que combatirlo con una batalla cultural y de ideas. Sintetizo y simplifico, pero hay abundante literatura al respecto.

Disculpen la irreverencia, pero me hacen acordar a ese personaje que tenía incontinencia y luego de peregrinar por varios médicos le dijeron que fuera a un siquiatra. Y fue. Luego de varias sesiones le preguntaron como estaba y el contestó con entusiasmo que mucho mejor. ¿Te curó de la incontinencia? No, pero ahora no me importa. Así no vale, seremos derrotados en toda la línea, por la gente enojada e incluso por nuestra gente.

Está la visión extrema y opuesta. Es tal la presión popular y el desborde de los chorros que vale casi todo. Y entonces se da rienda suelta o se justifican cosas que no pueden estar en la lógica de un país civilizado, serio y con un gobierno progresista. Los mega operativos como nombre no quieren decir nada, el problema es cómo.

Si son para asegurar la presencia del estado y sus cuerpos de seguridad y de otras dependencias en los barrios más difíciles e iniciar un proceso de recuperación integral de esos barrios. Y que los hay los hay. Es una cosa, si asistimos a los atropellos que se vivieron en Tres Ombúes, incluso en la casa de un policía...es otra cosa.

La opción no puede ser entre no hacer nada o casi nada, hacer sociología sobre el delito y los menores y dejar que nos tape la marea dando la batalla cultural e ideológica y por otro lado el vale todo y los golpes a la piñata con los ojos vendados.

La izquierda es suficientemente sofisticada en sus definiciones, en sus cuadros, en sus capacidades para diseñar una estrategia en sus diversos planos. Una política social integral no para la seguridad pública, sino para mejorar la calidad de vida de la mayoría de los uruguayos y estamos retrasados, una educación que contenga, una información y comunicación adecuada, una policía con medios, tecnología y capacitación que controle, vigile mejor y reprima y un sistema carcelario que mantenga a mayores y menores separados pero presos de acuerdo a lo que dicen las leyes y que no sea un mecanismo de retroalimentación del propio delito. Fácil de decir y complejo de hacer. Pero para eso nos eligieron.

Esto vale también para el parlamento, es notorio que necesitamos actualizar el código del proceso penal y necesitamos una visión crítica sobre leyes aprobadas hace muchos años para otro país en materia de delito y de unas cuantas cosas más, en particular sobre las drogas y sobre la pasta base.

Se han hecho nuevas cárceles, se eliminó la vergüenza de “Las Latas”, hay planes importantes en materia de infraestructura carcelaria de menores y de mayores (1). Hay que ponerle adentro sistemas de recuperación de mucho mayor calidad. Y para todas las edades hay que impedir que se escapen. Es algo elemental y lógico.

Hay recursos votados en el presupuesto para más policías, más medios, los procedimientos operativos deben mejorar y mantener las garantías democráticas. La peor falta de garantía es no hacer nada, mirar como todo se degrada, inclusive la sociedad que saldrá a pedir cosas terribles.

Y sobre todo lo que necesitamos es menos “papo” y más “papa”, menos discurso y más acción estratégica, visión de conjunto, equipos especializados que trabajen para ahora y para mañana, tendiendo en cuenta las tendencias.

Es cierto que no debemos acostumbrarnos a la prepotencia, a los desbordes, a la criminalización de los menores, pero tampoco podemos acostumbrarnos al delito, a la inseguridad a un lento e inexorable proceso de degradación de nuestra vidas. Si se puede en Punta del Este en la temporada de verano, para cuidar la gran riqueza del turismo en nuestro principal balneario ¿por qué no vamos a poder hacerlo para todo el país?

Si pudimos destruir el mito que sólo la derecha puede manejar la economía y que las políticas sociales deben ser siempre el factor de ajuste ¿Por qué no podemos demostrar que se puede mejorar mucho la seguridad sin perder identidad y sensibilidad de izquierda? La eficiencia no es de derecha, ese mensaje es puro marketing.
 
Y en seguridad, también existe derecha e izquierda y estaba equivocado Mao, cuando decía que no importaba el color del gato, lo importante es que cazara ratones...Hay diversas formas de cazar ratones y chorros.

(1)  Se inauguró el penal de Punta Rieles con 670 plazas, la cárcel Regional de Rivera con otras 422 plazas, se amplió Las Rosas en Maldonado para 256 personas y se está planificando una cárcel con 2000 plazas en Montevideo.