Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Saber pensar

Saber pensar

08.10.2008

Lectura: 3'

2008-10-08T10:31:11-03:00
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Las celebraciones del fin de semana del patrimonio pusieron el acento en el recuerdo del filósofo Carlos Vaz Ferreira y la importancia de cultivar el pensamiento. Se trata de un asunto crucial para cualquier organización social, particularmente en tiempos convulsionados o inciertos. La capacidad de pensar con serenidad y apego a la razón, es una variable de la calidad de vida, tanto individual como colectiva. La sabiduría convencional le llama a esta actitud “tomarse las cosas con filosofía”, en referencia a la capacidad de algunas personas y grupos de hacerse cargo de las situaciones complejas con una dosis de templanza, discernimiento y profundidad. Una manera de pensar que predispone una manera de ser, rigurosa en la expresión de las propias convicciones y abierta a las razones del otro.

Aún sin los rigores del filosófico profesional, todos deberíamos aprender a pensar siguiendo las formalidades de la lógica y del lenguaje. Podríamos evitarnos así muchas polémicas estériles, sostenidas con argumentos pobres o falaces, que a menudo conducen a enfrentamientos innecesarios y a callejones sin salida.

Es común que las discusiones sobre temas importantes en el debate público se caldeen en el bracero de la incomprensión, muchas veces porque quienes sostienen las distintas posiciones están más ocupados en salirse con la suya que en argumentar con rigor y sensatez. Desde la despenalización del aborto a la aplicación del IRPF a las jubilaciones, desde la rebaja de la edad de imputabilidad penal y la legalización de ciertas sustancias psicoactivas a la enseñanza del pasado reciente, los uruguayos procesamos discusiones en las que resulta difícil discernir entre lo central y lo anecdótico, con liderazgos que recitan un libreto preestablecido, como si se tratara de una verdad incontrastable y completa. El pantano argumental suele ser el preludio de una solución inadecuada, o de ninguna.

“Es una de las falacias más comunes, y por la cual se gasta en pura pérdida la mayor parte del trabajo pensante de la humanidad, la que consiste en tomar por contradictorio lo que no es contradictorio; en crear falsos dilemas, falsas oposiciones”, decía Vaz Ferreira en el comienzo de su Lógica Viva. ”Dentro de esa falacia, la muy común que consiste en tomar lo complementario por contradictorio, no es más que un caso particular de ella, pero un caso prácticamente muy importante.” Para el pensador, la lógica tiene una dimensión didáctica y eminentemente práctica, como técnica que nos aporta reglas para pensar en base a un criterio de verdad.

Por último, saber pensar es un deber cívico que se vincula íntimamente con la calidad de la democracia, porque una comunidad que sabe pensar se pone a resguardo de los necios, los demagogos, los propagandistas y los meros agitadores. La enseñanza de la lógica y el lenguaje, que estructuran el sutil arte del pensamiento, debería encararse con tanta seriedad como la de las ciencias básicas. Sería el mejor homenaje al gran filósofo uruguayo y un extraordinario aporte al futuro del país.