Rumbo extraño

El Congreso del Frente Amplio del pasado fin de semana no sólo votó un candidato oficial por mayoría abrumadora. También aprobó el programa de gobierno que deberá instrumentar en caso de triunfar en octubre próximo. Entre otras novedades, se resolvió crear “un frigorífico nacional estatal para abastecer el mercado interno” y “una cadena de comercios barriales a nivel nacional” para “establecer los precios de los productos”, según reseña el diario La República. Tanta originalidad y audacia merece algunas consideraciones.

La primera es que una solución así de fantástica, debería replicarse en otras áreas de la economía nacional. Deberíamos al menos intentar que las “grandes superficies” morigeren sus precios y paguen salarios más altos, lo que fácilmente podría lograrse con dos o tres reaperturas de similar tenor. Además de reflotar el Frigonal o el Soyp, se debería reabrir Introzzi, London París y Manzanares con algunos millones de dólares de las arcas públicas y el aporte invalorable de la gestión estatal. De esa manera, los precios que pagamos por ropas y comestibles se verían inmediatamente estabilizados a la baja.

¿Y por qué no expropiar algunas miles de hectáreas para que un “ente testigo” produzca granos, frutas y verduras a precios razonables para los consumidores nacionales? Con algunas decenas de millones más y un poco de confianza, terminaríamos incluso con el latifundio y los salarios de hambre en el medio rural.
En tiempos de auge de la logística, el Estado debería incluso surcar los mares con una flota propia, de manera de establecer también allí un “ente testigo” que regule el precio de los fletes, genere riquezas y abra fuentes de trabajo, para ser recibidos, como antaño, en una playa de contenedores manejada por funcionarios públicos.
La decisión del congreso frentista de promover la adquisición de software libre, en cambio, no parece responder a la lógica del “Uruguay productivo”. Al menos si se tiene en cuenta que está industria emplea miles de personas y exporta cientos de millones de dólares gracias a la inversión y la inteligencia autóctonas. Seguramente, la idea de fundir la industria del software y reactivar el Frigorífico Nacional y Subsistencias sea utilizada por la oposición para cuestionar el espíritu innovador del programa de la izquierda, pero vamos, que no se puede estar en todos los detalles.

La segunda consideración es de carácter político y tiene que ver con la actual administración frenteamplista: no se entiende cómo la misma fuerza política puede ir en sentido contrario al de su propio gobierno, ni cómo sus principales figuras (entre ellos sus precandidatos Mujica, Astori, Martínez y Rubio, además de Tabaré Vázquez) dejaron que los precios del arroz, el aceite y la carne treparan hasta los precios actuales en lugar de aplicar iniciativas tan ingeniosas y expeditivas.
La tercera consideración surge de la anterior: ¿es con este tipo de propuestas que el Frente Amplio piensa seducir a los miles de votantes de centro, racionales y exigentes, que definirán las próximas elecciones?