Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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Representantes presidenciales: espero y opino

Representantes presidenciales: espero y opino

31.08.2010

Lectura: 5'

2010-08-31T09:34:20-03:00
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No voy a pedir ni permiso ni disculpas por opinar. Ese tiempo pasó hace mucho. Ni voy a hacer un sondeo orgánico, porque nadie hizo una discusión previa de ningún tipo. La idea vino, se lanzó al ruedo y ahora cada uno baila con ella, donde puede y desde donde está.

Se anuncia que el 31 de agosto con la ley de Presupuesto que presentará el gobierno al Parlamento – dentro del plazo constitucional-, se introducirá la figura de los 19 representantes presidenciales. Uno por departamento, incluido Montevideo. Las argumentaciones las he buscado con tesón en diversas fuentes. Supongo que en el presupuesto estarán detalladas. Incluyendo funciones, remuneraciones, jerarquía institucional y muchos otros aspectos. Será un aporte importante.

De acuerdo a la información que dispongo hasta este momento, incluyendo las palabras del propio presidente compañero Mujica, la idea no me convence en absoluto. Es más, creo que va exactamente en el sentido opuesto a todo lo que escuché hasta ahora - a veces bastante contradictorio- sobre la reforma del estado. Al menos a las líneas centrales.

Considero que retocar -nada menos que a la cúpula del Estado- con la creación de 19 cargos de representantes presidenciales, sin tener claro ni bien definidas cuáles son las líneas principales de la reforma que se propone, es inconveniente. No importa si los recursos o los cargos se toman de otros cargos ya existentes. Supone crear espacios institucionales de poder que van a actuar sin que se hayan definido los cambios que todos esperamos. Es un parche. Y de parche en parche no arreglamos el Estado.

Por otro lado, no considero que lo que haga falta es crear una nueva estructura piramidal dependiente nada menos que de la presidencia de la república. Me surgen muchas dudas. ¿A nivel departamental, los representantes de los diversos ministerios, a quién van a responder al representante del presidente o al ministro? En qué cuestiones a uno y en qué cuestiones a otro.

Además considero que le estamos dando un excelente argumento a nuestros adversarios para que nos bailen un buen malambo en la cabeza durante unas buenas semanas o meses, depende solo de su entusiasmo.

¿No tenemos ya bastantes dificultades y descoordinaciones que deberían resolverse a través de regular mejor las competencias, o de comités departamentales de coordinación, como para agregarle una nueva figura por encima de esto? ¿Por encima de qué?

¿Qué rango tendrán dentro de la estructura del Estado? ¿Cómo articularán con las estructuras departamentales y municipales? Porque aunque se afirma que no tienen nada que ver con lo municipal a cualquiera le viene la duda de que ahora se crea un nuevo escalón entre los intendentes y el Presidente de la República.

Cuando todos suspiramos con alivio por los muchos meses en que duró la danza de nombres para completar los diversos cargos del Estado y a nivel departamental ahora se abre un nuevo periodo para completar 19 representantes nada menos que del Presidente de la República. Y un detalle no menor: la experiencia nos demuestra que entre cuadros de gobierno nacional, departamental y municipal y si le dedicamos un mínimo de atención al Frente Amplio y a las estructuras políticas lo cierto es que los cuadros no nos sobran por cierto.

Hay además una cuestión todavía más de fondo, más filosófica si se quiere enfocar desde este punto de vista. Se habló y denostó desde todos los púlpitos y con todos los calibres a la burocracia, y todos nos hemos sumado a esa cruzada sacrosanta y ¿a la burocracia se la piensa combatir con nuevos cargos de confianza y no con normas más precisas, más adecuadas, menos burocráticas y con una reforma integral? ¿Qué cambia? ¿Que los cargos sean de confianza del presidente y consustanciados con el proyecto político? ¿Acaso eso es una vacuna contra la burocracia y no forma parte del concepto genérico de la burocracia estatal? ¿Dónde se pone el límite? Es un tema a profundizar.

No tengo la menor idea de qué hará el Parlamento, nuestros parlamentarios, ni cómo se discutirá el tema y todos tienen claro que ésta es una posición absolutamente personal, que no compromete a nadie más que a mi. Es más, ojalá  si se aprobara esta medida sea la panacea que resuelva todos los problemas que se propone resolver, que mejore la coordinación a nivel departamental, incluyendo Montevideo y que yo tenga que hacer una autocrítica estridente.

Pero por callarme juiciosamente en otras oportunidades y no opinar frente a ciertos proyectos, me tragué ciertos sapos que todavía estoy digiriendo. No me refiero a temas de actualidad, porque sobre ese tema ni siquiera tuve la mínima capacidad de reacción.

No acepto más esa especie de morsa donde cualquier opinión en la izquierda uruguaya actual, cae inexorablemente entre el apoyo incondicional a éste o al anterior gobierno, o está sometida a la sospecha del péndulo entre las dos alternativas, impidiendo de ese modo un mínimo de pensamiento crítico. Digo que sobre la ley de Descentralización tendríamos que haber discutido mucho más, mucho mejor y con un sentido mucho más profundo y nos hubiéramos ahorrado muchos dolores de cabeza en mayo, ahora y en el futuro. El pensamiento crítico no excluye la política, al contrario la integra plenamente, pero no la aplasta entre el poder y la cotidianeidad más trivial, rescata el sentido estratégico.

Se terminó hace tiempo la época de las unanimidades. Por suerte, para la izquierda y para cada uno de nosotros.