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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Que no haya ley

Educación: asignatura pendiente.

01.12.2008 10:39

Lectura: 4'

2008-12-01T10:39:00-03:00
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En estos días el partido de gobierno está realizando grandes esfuerzos para procurar la aprobación de una nueva ley de educación. Más valdría, por el bien de la propia educación en nuestro país, que dejara de lado este esfuerzo y, al menos, nos dejara este tema pendiente para el próximo período la discusión sobre la educación en nuestro país.

Resulta muy evidente que la educación es una de las asignaturas pendientes de este gobierno. Durante el primer año nada de nada, en el segundo año se impulsó un debate educativo que concluyó con un lamentable Congreso en el que se consagraron los intereses y las iniciativas de las corporaciones gremiales de la educación. El tercer año transcurrió sin novedades, en gran medida debido al fracaso de la iniciativa del debate; y en este cuarto año se ha intentado impulsar la aprobación de una nueva ley de educación.

En el balance de estos años sólo quedará en el haber la creación del Plan Ceibal que, más allá de dificultades de implementación, merece nuestra más decidida aprobación. Sin embargo, vale recordar que ni siquiera esta iniciativa ha sido resultado de las propuestas de las autoridades educativas, puesto que el mencionado plan fue iniciativa de la Presidencia de la República.

El gobierno frenteamplista parece tener la convicción de que lo principal para la mejora de la educación de nuestro país es darle mayores recursos y aprobar una nueva ley.

Es cierto que era necesario dotar de mayores recursos a la educación, pero no menos cierto es que de nada sirve aportar más recursos si no se tiene claro para qué proyecto de educación se aplicarán los mencionados recursos. En las actuales circunstancias, se puede otorgar más y más recursos a la educación y será como tirar recursos en un agujero negro. Nada se ha discutido sobre el destino de los mayores recursos, nada se ha informado sobre nuevos planes y propuestas para la educación de nuestro país.

Este gobierno ha protagonizado una triste paradoja; nunca se ha gastado tanto en educación y nunca la educación ha estado tan mal.

Como si fuera poco, ahora se pretende aprobar una ley de educación. Este proyecto fue elaborado por el gobierno sin consulta real a los demás partidos, contraviniendo de este modo los acuerdos de febrero de 2005. Se hizo una convocatoria formal a la que nosotros acudimos con una postura constructiva y planteamos en esa oportunidad a las autoridades del MEC la necesidad de abrir un ámbito de reflexión y debate multipartidario. Se nos dijo sí, como a los locos, puesto que nunca se avanzó en esa dirección.

Posteriormente, enviamos desde el Partido Independiente al MEC, nuestro documento con aportes, observaciones y críticas sobre el proyecto del Poder Ejecutivo. Nunca tuvimos respuesta al respecto.

Pasados los meses, y cuando la urgencia del gobierno buscando la aprobación parlamentaria, lo imponía, se realizó una repentina y poco entendible convocatoria a todos los partidos para solicitar, de buenas a primeras, el apoyo al proyecto elaborado por el gobierno. Curioso concepto del diálogo se tiene si se cree que esa es la forma de propiciar el intercambio de ideas y alcanzar un consenso.

Así las cosas, y con el riesgo cierto de que finalmente el gobierno termine acordando nuevas disposiciones, aun más críticas, y cediendo aun más a las aspiraciones corporativas de los gremios de la enseñanza, lo mejor que le puede pasar al país es que no se apruebe ninguna ley de educación. Por otra parte, uno tiene la sensación de que más que un objetivo sustantivo, la aprobación de la ley busca agregar un tilde de “cumplido” a una más de las tantas propuestas que hizo el partido de gobierno cuando llegó al poder.

Sin embargo, más valdría al país que quedara una promesa sin cumplir que un mal tilde.

Mientras tanto, los verdaderos problemas y urgencias de la educación siguen esperando respuestas a la “vera del camino”. Trabajar sobre la calidad y la mejora de gestión de la educación es la forma correcta de encarar los gravísimos y urgentes problemas que hoy vive nuestra enseñanza.

Resulta muy gracioso escuchar hoy a un precandidato del partido de gobierno decir estas cosas, después de haber formado parte del Gabinete durante casi cuatro años y no haber planteado ninguna objeción a lo que no se hacía desde las autoridades educativas, sobretodo porque ha sido el responsable de dedicar recursos enormes para una educación que no mejora.