Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Primer mundo

Primer mundo

20.01.2010

Lectura: 3'

2010-01-20T10:13:21-03:00
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El triunfo del centroderechista Sebastián Piñera en Chile parece haber generado sorpresa en el continente. A pesar de que su PBI creció "apenas" 3,2% durante el 2008, Chile sigue siendo el faro que guía a los gobernantes que quieren obtener, a un tiempo, crecimiento, desarrollo y justicia social de la mano de la Concertación. Después de todo, Piñera sucederá a una presidenta que dejará su cargo con el 80% de aprobación. Algunos analistas señalan la candidatura de Eduardo Frei como "un error estratégico" que le costó el gobierno a la centroizquierda. ¿Qué es lo que ocurrió en las elecciones chilenas, entonces? ¿Cómo es posible que su candidato haya cosechado un magro 30% en la primera vuelta?

Por lo pronto, los resultados del domingo encierran una paradoja: la derrota de la Concertación y el triunfo de Piñera son una nueva señal, quizás la definitiva, del éxito de la transición chilena. La renovación de los elencos y las ideas cada tanto tiempo, son un regalo que se hacen los sistemas democráticos estables y avanzados. Por cierto, nada que los uruguayos debamos envidiar, pero no por eso debe dejar de reconocerse en este comportamiento una señal de salud democrática, de esas que no abundan entre los latinoamericanos y que explican por qué Chile es el país de América Latina que se comporta más parecido a los del primer mundo.

Pero con ser importante, esta señal no es la única. Los dos candidatos tenían más coincidencias que discrepancias sobre el manejo de la política económica. Como observaba el analista Roque Planas, la campaña electoral chilena permitió que "el izquierdista Frei apoye el modelo económico neoliberal que se dio el país mientras que el derechista Piñera promete mantener la red de seguridad social de la Concertación".

Pero hay algo más que hace posible la rotación en el poder sin traumas ni sobresaltos: Piñera representa a una visión de derecha moderna y ha podido pasar por todas las pruebas a las que lo sometió el oficialismo. No sólo superó la prueba de fe democrática (dijo que votó contra Pinochet en el referéndum de 1988 y calificó al dictador como el peor presidente en la historia de Chile) sino que se despegó de la derecha tradicional en temas muy delicados. Piñera llamó a los chilenos a respetar las parejas homosexuales (estuvo muy cerca de apoyar el matrimonio gay) y manifestó también su apoyo a la píldora anticonceptiva, en un país que legalizó el divorcio hace apenas seis años y donde el peso de la Iglesia Católica es todavía muy fuerte.

La mayoría de los chilenos decidió apostar a quien creen más capaz de asegurarles el crecimiento perdido, sin cuyos frutos será imposible mantener las políticas sociales de la Concertación. Chile dejará de tener un gobierno de centroizquierda y tendrá uno de centroderecha, lejos de la pesadilla revolucionaria y de los criminales golpistas. Seriedad, previsibilidad y rotación en el poder. Como en el primer mundo.