Contenido creado por Seguridad_Administrador
¡Cometamos nuevos errores!

Escribe Daniel Mordecki

Pedrito el encuestador

Si Pedrito no estudia hoy porque se enfermó el perro, mañana porque no tenía plata para la fotocopia y pasado porque tuvo que ir a un velorio, la maestra ya sabe que el problema es Pedrito. ¿Por qué no vale lo mismo para las encuestadoras?

12.06.2016 19:43

Lectura: 3'

2016-06-12T19:43:00-03:00
Compartir en

Si en Uruguay le erran porque a último momento hubo un corrimiento a favor de Vázquez, en Brasil le erran porque a último momento hubo un corrimiento a favor de Dilma, en Argentina le erran porque a último momento hubo un corrimiento a favor de Macri y ahora en Perú le erran porque a último momento hubo un corrimiento a favor de Kuczynski, la maestra sabe que el problema es Pedrito el encuestador.

Pero mientras que a la maestra la situación no le genera dudas ni para Pedrito el alumno ni para Pedrito el encuestador, no sucede igual con el resto de la sociedad, que una y otra vez sigue tomando nota de los corrimientos de último momento.

Y si las encuestadoras son Batman, el grueso de la prensa es Robin. En primer lugar, porque no ponen ni una sinapsis neuronal en analizar las encuestas que difunden: las repiten, las grafican, las animan, las colorean y las comentan, pero jamás las cuestionan.

En segundo lugar porque cometen el peor delito del análisis, que es ignorar el contexto. Cada discrepancia es analizada en forma totalmente aislada de las demás, como si esa fuera la primera y última encuesta. Creer el corrimiento de último momento en Perú es como si la maestra justo justo hoy le creyera a Pedrito que esta vez no estudió porque hubo apagón.

La segunda vuelta de Perú que motiva esta nota no es excepción. No hubo ningún corrimiento de último momento, se equivocaron feo en un balotaje, la situación más fácil de todas: solo dos candidatos en el entorno de la mitad de las preferencias.

A simple vista y sin mucho esfuerzo se ve que las encuestas en Perú no le erraron por factores externos, sino porque tienen un fortísimo sesgo, producto del efecto rebaño. Este se da cuando los encuestadores se miran unos a otros y van haciendo que sus valores se parezcan cada vez más entre ellos, derivando todas juntas hacia un pequeño rango generado de forma artificial. Otra vez queda confirmado que el principal insumo para una encuesta es otra encuesta.

Aprovechemos la oportunidad. Este momento, lejos de las elecciones, es el mejor momento para promover una Ley de Encuestas Políticas, simple y fácil de implementar, que genere transparencia y garantías para librarnos de raiz de esta pandemia.