Partidas sin retorno

El próximo 1° de julio, cuando las fichas del Impuesto a la Renta comiencen a caerle, acuérdese de los parlamentarios. Si bien sus sueldos serán gravados por el IRPF, no está claro si deberán tributar por las partidas que reciben para gastos de secretaría y que alcanzan los setenta mil pesos mensuales, un monto similar a su salario y por el que ni siquiera rinden cuentas.

El director de Rentas, Nelson Hernández, dijo hace un par de semanas en Radio Sarandi que "la norma general establece que todas las partidas sin rendición de cuentas están comprendidas en el impuesto", pero pocos días después, declinó pronunciarse sobre el caso de los parlamentarios. Hernández trasladó la potestad de decidir sobre tan espinoso tema al Ejecutivo, argumentando que es un problema entre poderes del Estado. Su razonamiento no deja lugar a dudas: si Usted es un humilde mortal, en la DGI lo esperan con los brazos abiertos para asesorarlo en materia tributaria; en cambio, si Usted es legislador, su caso ingresa en una categoría especial que se decidirá en las altas esferas del poder.

La coartada con que se intenta explicar este nuevo privilegio es que, tratándose de partidas destinadas a salarios de secretarias y asesores, los impuestos serán abonados por quienes reciben ese sueldo. Para el presidente de la Cámara de Representantes, Enrique Pintado, las partidas no pueden ser consideradas salarios porque no son de los legisladores sino de los sectores y éstos las distribuyen entre los secretarios. Pintado atribuye a "una fábula" que esos dinerillos formen parte del salario de los legisladores y asegura que la mayoría de sus colegas frenteamplistas los destinan a pagar salarios. ¿Será esa la práctica en todo el Parlamento? ¿Será que estamos ante una leyenda urbana que ensombrece el proceder de nuestros servidores públicos?

Si un parlamentario inquieto o un ciudadano suspicaz quiere saber qué destino tienen estas partidas, no necesita contratar un investigador privado. Alcanza con repasar el cruce de declaraciones de los legisladores del Nuevo Espacio con el diputado disidente Gonzalo Mujica. Cuando Mujica reclamó sus partidas de secretaría para afrontar gastos, la respuesta de sus ex compañeros fue que eso no era posible porque con ellas se pagan deudas de la campaña electoral. ¿No es eso mismo lo que hace Usted con sus ingresos? Entonces, si Usted tiene que incluir en su liquidación de rentas hasta los tiquets de alimentación, ¿no es una burla que los legisladores escurran el bulto?

Es cierto que Uruguay tiene los parlamentarios peor remunerados de la región. En ese marco de injusticia parlatina, podemos conjeturar que estas partidas constituyen en realidad un salariazo, como cuenta la leyenda, que los parlamentarios se votaron para ponerse a tiro, de ahí que omitieran todo control sobre tales estipendios. ¿No podrían al menos someterse a los controles regulares de la DGI y el BPS y tributar como cualquier hijo de vecino?