Opinión | ¿Y dónde está la vacuna?

Sin ningún lugar a dudas, como alguien dijo, la historia de los fracasos de la humanidad se puede reducir a dos palabras: "demasiado tarde".

Y el Gobierno parece abrazarse a esta premisa, y desde el 8 de diciembre no ha hecho más que desbarrar en su gestión de la crisis, que tanto habíamos ponderado hasta ese momento, habiendo tocado - hasta ahora - fondo en la renuncia del Dr. Daniel Borbonet al GACH, sin dudas la acción estrella de esta administración (que fue puesta en duda primero por el Dr. Méndez Galain en un audio privado que algún miserable viralizó, y luego puesta en acto por esta renuncia). Lo que se afecta no es la idoneidad y el sacrificio de los miembros del grupo, sino la importancia que le otorga el Gobierno a la hora de tomar acciones de manejo de la pandemia.

Y es claro que las cosas están saliendo mal, con todos los departamentos con casos, y la mayoría del país en naranja o rojo según la escala de Harvard, con Rivera en negro, un departamento que obviamente le otorga más importancia a lo que se dice en un programa de radio que a tener un manejo serio de lo que es grave. Son escalas de valores...

Lo que sin dudas es el tema del momento es, quizás, lo que peor se está haciendo: el manejo de la información sobre el tema de la llegada de la vacuna al país. O las vacunas. O algo, porque información, en el sentido estricto, no tenemos nada.

En este caso, en un Gobierno muy afecto a "dar señales" se logró, con arte, que la oposición se gaste hablando de los músculos del presidente (después de una larga gerontocracia tener un buen macho alfa en el ápice de su virilidad es un valor que el equipo considera importante mostrar) o de que se lo ve relajado en Rocha mientras el país se va llenando de casos de COVID-19 en lugar de insistir en lo relevante: dónde está la vacuna y el famoso plan que aún no se conoce.

El problema es que el Gobierno puede de hecho estar llevando adelante maravillosas gestiones, pero lo único que ha comunicado es "no podemos decir nada pero lo estamos haciendo", lo que a nivel cotidiano equivale a "prestame cinco mil dólares que acá no tengo las garantías pero mañana te las muestro" en un banco.

Veamos un ejemplo burdo de esta forma de argumentar en el canal ZIN TV que seguimos con placer y que nos permite ver a Patricia Madrid atendiendo al nuevo representante de la conspiranoia cazadora de aplausos fáciles, César Vega, también llamado el Ronaldinho uruguayo porque amaga por la izquierda pero ataca por la derecha. En este video lo vemos prepotear a una doctora e intentar hacer lo mismo con la periodista, que entrenada con un sparring como Sonsol que le grita hasta los buenos días, no come ni con hambre, lo corta en seco y usa el único argumento posible: ¿dónde están las pruebas que sostienen lo que dice?

Porque el virusplanista recién llegado insiste (en una escala creciente de violencia) que no dispone de evidencia en ese momento pero jura por el dios de los ajos y los puerros que la tiene y más adelante se la puede mostrar... y esa es la forma en que argumentan lo que no tienen argumento: prometen para un futuro (similar al bucle infinito de "hoy no se fía, mañana sí") lo que de última no tienen, y elevan la violencia a medida de que su mentira es rechazada.

Se llama en filosofía "falacia ad ignorantiam" y la define la frase típica "no tengo pruebas, pero tampoco dudas"

El Gobierno es demasiado elegante e inteligente para caer en estas "boutades" de prepotente, pero lamentablemente está haciendo lo mismo: apelar a que se confíe en que la negociación se está realizando, que el plan de vacunación está, etc., pero que no lo pueden mostrar. Se cuida muy bien de, al no tener pruebas, insistir en que no tiene dudas. Afirma - inteligentemente porque es cierto - que la gestión es tomar decisiones entre un grupo de posibilidades de las que que ninguna es óptima, y eso lo salva de gritar desde la ristra de ajos...

Lo que sí tienen claro es que la batalla de la comunicación está flechada, y los propios se van a tomar cualquier cosa en el mejor modo mientras que los ajenos harán lo opuesto, y ahí es donde los músculos del presidente ganan la pulseada; no solamente desvían el foco, sino que refuerza la adhesión (fanática a derecha e izquierda e irracional como todas en esta década) asegurando el bienestar de la pecera en la que pesca.

Insisto, no tengo evidencia para dudar de que algunas cosas se están haciendo bien, pero son justamente las que se nos pide fe ciega, mientras que otras, como que el GACH ha sido desplazado, tienen evidencias materiales.

Y al tiempo, ocurren cosas como que se hacen muchos menos análisis diarios, lo que baja el número de positivos, pero como se mantiene una positividad de más del 10 % es irrelevante, y se dice en los comunicados que "están identificados los hilos epidemiológicos", lo que en fase de circulación comunitaria no tiene sentido porque ya no existen focos identificables, sino que los casos pueden aparecer (y aparecen) sin contactos conocidos.

Ojalá aparezca la información faltante, y, ojalá, que no sea demasiado tarde...

Q.F. Bernardo Borkenztain