Contenido creado por Cecilia Franco
¡Cometamos nuevos errores!

Escribe Daniel Mordecki

Opinión | Virtual Empate

Las encuestas renacen en cada elección como si no tuvieran historia. Mientras esto siga siendo así, tendremos encuestas mediáticas pero mediocres

10.08.2020 14:11

Lectura: 4'

2020-08-10T14:11:00-03:00
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«Virtual empate» era precisamente el título de las encuestas y los medios que las reproducen sobre la elección municipal del departamento de Cerro Largo en 2015. Había encuestas que inclusive daban ganador con leve ventaja al Frente Amplio, como la de la empresa Radar.


Para los que opinan que las encuestas no inciden en la política, déjenme recordarles que el pronóstico transformó a Cerro Largo en uno de los epicentros de la batalla electoral, y el recién recibido de ex-presidente José Mujica, por poner un ejemplo, puso toda la carne en el asador con acciones como en la que fiel a su estilo, viajó en ómnibus de línea a Melo, hecho que llegó a la prensa internacional.


¿Cuál fue el resultado del «Virtual Empate»? El Partido Nacional obtuvo el 61% de los votos y el Frente Amplio el 34%, es decir, prácticamente un 2 a 1.

Debemos preguntarnos por qué suceden esas cosas. La respuesta es siempre la misma.

  • Primero, porque lo que publican la empresas encuestadoras no son encuestas, sino el resultado del pulido de los datos de la encuesta en base a la opinión del encuestador jefe.
  • Segundo, porque la mayoría de los medios no tienen ningún control previo o revisión posterior sobre las encuestas que publican, excepto algún mea culpa del propio encuestador (jamás un tercero imparcial) cuando las cosas van realmente muy mal.
  • Y tercero porque los dos anteriores permiten un manejo opaco que habilita a saltearse los requerimientos que la ciencia de las encuestas exige en función de las presiones en los costos de muestreo y los apuros por el raiting, retroalimentando el problema.

Municipales 2020: más de lo mismo

Las municipales 2020 muestran más de lo mismo. Hasta el momento, metodologías pobres e insensibilidad de los medios para cuestionarlas. A finales de setiembre nos enteraremos de cuánto pulido y efecto rebaño hay en lo que vemos.

Hay por ejemplo encuestas de 100 casos, como las que se presentan para algunos departamentos del interior. Hay empresas que hacen encuestas de 1000 casos para un departamento del interior de 60 mil habitantes, y apenas 600 casos para Montevideo. También hay encuestas en las que asumen que las redes sociales pueden dar una precisión razonable para saber si alguien vive en Mariscala, o en Solís de Mataojo. Y en general, hay encuestas que tienen entre 400 y 600 casos. Vale mencionar la honrosa excepción de la encuesta de la empresa Cifra, con 1006 casos en hogares.

Lo que estamos viendo tiene poco o nulo valor, y sobrevive solamente porque los humanos tenemos un imán incontenible hacia la información numérica muy sencilla, del tipo 10%, 22%, 45% y los gráficos de tipo miro y entiendo. Lamentablemente «sobrevive» no es el término correcto: este sucedáneo de encuestas es terriblemente exitoso, y lo seguirá siendo, a pesar del enorme costo que tiene desde el punto de vista de la igualdad de oportunidades políticas de los candidatos y la calidad de la democracia.

Cuando tengamos los datos de la elección encontraremos todo el abanico que va desde aciertos casi exactos hasta casos como el de Cerro Largo en 2015, que muestran, usando la popular frase de Philip E. Tetlock, que los pronósticos eran tan certeros como un mono tirando dardos.

Que va a pasar en las próximas semanas con las encuestas: nada. Porque nada hace prever que los medios comiencen de pronto a cuestionar a una empresa que publica resultados con 100 casos, o que pondera 10, 12 y 14 puntos los datos que arroja el campo, o que traigan a un tercero imparcial para analizar desde el punto de vista de la ciencia social y la estadística las series históricas de datos.

Mientras no tengamos una ley de encuestas que obligue a publicar los datos crudos y transforme la ficha técnica en una declaración jurada, garantizando así la transparencia y el acceso abierto a la información, seguiremos teniendo más de lo mismo.