Contenido creado por Cecilia Franco
Jorge Larrañaga Vidal

Escribe Jorge Larrañaga Vidal

Opinión | Una salida en Villa Biarritz: armar el fuego más lejos para cuidar el descanso

Se diseñó un proyecto para trasladar los encuentros hacia otros sitios con menor densidad de vecinos a su alrededor. Algunos lugares evaluados son la Rambla Presidente Wilson frente al Club de Golf, el Faro de Punta Carretas y la Plaza Trouville

30.08.2021 10:30

Lectura: 4'

2021-08-30T10:30:00-03:00
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Las concentraciones nocturnas en el Parque Villa Biarritz son el nuevo eslabón de una larga cadena de enfrentamientos entre jóvenes y vecinos por los espacios públicos. Mientras los primeros buscan desarrollar las actividades de recreación propias de su generación en un espacio verde tan agradable como este parque, los residentes de la zona quieren ahuyentar cualquier factor de aglomeración y ruidos molestos.

Como suele suceder, la convivencia se trata de hallar un punto justo entre no solo intereses encontrados, sino derechos que se enfrentan y se delimitan en el contacto con la ciudadanía. Nadie niega el derecho al descanso, a la tranquilidad y al disfrute del hogar en paz. Tampoco se puede negar la libertad, esa palabra tan usada pero difícil de aplicar, de los jóvenes para reunirse, interactuar y en definitiva vivir esa vida que el covid puso en pausa hace casi dos años y que ahora comienza a aflorar en la medida que la vacunación surte efectos y el miedo desaparece.

El Estado de Derecho que vivimos nos plantea ciertas reglas generales de convivencia, que marca lo que es legal, dejando todo lo que no prohíben las leyes en la esfera de la libertad individual. Si existiese violación a las normas, es función del Estado, en cumplimiento de sus tareas, forzar su cumplimiento. Pero, ¿qué pasa cuando, sin violarse una norma, se perturba la paz ajena?

"Hay que meterlos presos", me comentó don Alberto un sábado a la mañana mientras barría los residuos de la vereda que habían quedado de la noche anterior. Sin la necesidad de llegar tan lejos, pensamos en posibles soluciones con Matilde Antía, alcaldesa del Municipio CH. La prioridad es mantener la empatía con los vecinos desesperados y también con los jóvenes que quieren encontrarse con amigos, lo cual no nos representa ninguna dificultad ya que ella pertenece a su generación y yo hace no mucho la dejé atrás. Con ese espíritu nos acercamos a decenas de vecinos de forma presencial y virtual, que nos hicieron llegar detalles, comentarios, quejas y sugerencias que a su criterio se deben llevar adelante para mitigar el conflicto.

El Ministerio del Interior también cumplió su rol. Cada fin de semana, llevó adelante eficientes operativos para disipar las aglomeraciones en un marco de respeto que nunca se tradujo en episodios de violencia. Pero la solución final no puede ser sacarlos. Ni callarlos. Y tampoco puede ser dejarlos convertirse en la pesadilla de quienes buscan conciliar el sueño alrededor del lugar. Este conflicto desnuda un problema de fondo que no se puede tapar con el dedo: la falta de capacidad que hemos tenido para generar la suficiente cantidad de espacios públicos para que disfruten los jóvenes.

Bajo esa premisa se diseñó un proyecto con el fin de trasladar los encuentros hacia otros sitios con menor densidad de vecinos. Algunos lugares evaluados son la Rambla Presidente Wilson frente al Club de Golf, el Faro de Punta Carretas y la Plaza Trouville. La iniciativa no tiene como eje que los jóvenes sean desplazados hacia esos lugares sino incentivados a tomar estos puntos como referencia a partir de la instalación de fogones (como se realizó en el Municipio de Sarandí Grande, Florida), añadir más iluminación y baños químicos. El proyecto fue presentado a la intendenta de Montevideo Carolina Cosse en el marco de la junta de alcaldes.

El debate que pronto se convertirá en anécdota deja la importancia de no criminalizar a los jóvenes buscando soluciones desde lo propositivo y no solo desde lo coercitivo; y también pone en evidencia la consolidación del tercer nivel de gobierno como plataforma para contribuir a la mejora de la convivencia de los vecinos.